viernes, 22 de junio de 2018

La eterna belleza




La belleza es algo muy difícil de hallar, pero yo lo logre. Y sí, me siento muy orgulloso de mi triunfo. Fue suerte, claro. Suerte, determinación y dotes de audaz observador.  Sucede que en el mundo existen personas que brillan de un modo diferente. Tan únicas que a veces pasan desapercibidas. Invisibles entre la multitud.  Son buenos hijos, buenos amigos y buenos padres. Todo lo realizan bien y con esmero. De talento y bondad.  Son  personas apasionadas que luchan, y persiguen sus sueños. Viajan por el mundo,  conociendo gente, y  aprendiendo de todo. Ayudan a otros. Hacen reír a los demás. Pero solitarias por naturaleza.  Son seres como los erizos. Seres sumamente sensibles e incomprendidos que van por ahí tratando de esconder su encanto, pero en el fondo nunca lo consiguen. Simplemente poseen demasiada magia, y eso eventualmente los delata.  Cuando alguien se acerca mucho a ellos, sacan  sus espinas para protegerse fingiendo ser fuertes.  Sin embargo, las espinas son tan solo un arma externa, un truco superficial, una mera apariencia.   Su verdadera esencia la llevan dentro. Por dentro, son suaves, nobles y tiernos. Ávidos de amor. Están hechos para quererlos y consentirlos, incondicionalmente.  Con razón o sin razón. Pacientemente.  De hecho, son adorables. Aunque con frecuencia, ellos lo dudan. Se equivocan, por supuesto. Lo sé porque yo descubrí a una de estos exóticos erizos. La ultima de su especie. ¡Y es una auténtica belleza! Te encontré a ti.

Bueno, la belleza. No lo sé. Es un misterio. Algo tan intangible y escurridizo como el  viento fugaz. No se puede  tocar, pero se siente, profundamente. Solo es real para el corazón.  Es una emoción que te atrapa, y nunca te abandona.  Un bálsamo. Un dulce regalo que viene de otro mundo. Es aquel viejo bolero.  El bonito paisaje. El hermoso  atardecer. Las montañas. Los cuadros de Chagall. Las flores.  Los días de lluvia.  Los conciertos  de Chopin. Las estrellas de una noche sin fin.  Es todo aquello   que me recuerde a ti.   Es  la  promesa de la felicidad que se revela en  tu  silueta.   Son tus palabras. Tu voz. Tu risa.  Tu mirada.  Y tus gestos. Eres tú en el reflejo de mis ojos. La inmensa belleza. La infinita eternidad.

Nunca dejare  de admirarte. A pesar del tiempo y la distancia. De no tener  historia, futuro ni oportunidad. Solo sueños  y anhelos. Sentimiento y cariño. Pensamiento y libertad.  Únicamente,  el placer de admirarte.  Así tal cual. Justo como eres. Así de loca. Así de frágil. Así de intranquila. Con rabietas, manías y todo. Evasiva y vulnerable. Distraída y genial. Imposible y distante. Tan tú. Tan especial. Tan eternamente bella.



Gustavo Godoy

Artículo publicado en  El diario El Tiempo ( Valera, Venezuela) y en varios medios alternativos en diferentes países del mundo el Viernes 22 de Junio 2018 en la Columna Entre libros y montañas



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viernes, 15 de junio de 2018

Rojo y Negro





Stendhal (1783-1842), escritor francés, adoraba teorizar sobre el amor. Sus ideas en torno al amor, de hecho, son muy interesantes.  Tan interesantes como abundantes. Evidentemente, el tema lo apasionaba. Y estimulaba enormemente su vocación de pensador. Sin embargo, nada supera su talento como literato. Es en su literatura donde él realmente brilla. Su obra central: Rojo y Negro (1830). Indudablemente. Es una novela en esencia realista (un realismo temprano) que nos hechiza con la complejidad psicológica de sus personajes. En la obra, vivimos las teorías amorosas de Stendhal, sobre todo el proceso de “cristalización”. El proceso de cristalización, identificado por el autor, para ilustrar los pasos psicológicos del enamoramiento. En otras palabras, la descripción de la trasformación que toman lugar en la mente de las personas para poder construir, de modo progresivo, sentimientos amorosos que van de la indiferencia hasta el amor total. En Rojo y Negro, la teoría se trasforma en vivencia. 

Julien Sorel, profesor de latín,  un joven de origen humilde, inexperto e inseguro, se propone seducir a la esposa del alcalde de la ciudad de Verrieres. En realidad, Julien  no está enamorado de la señora Renal. La conquista es planteada como un acto necesario, acto impulsando por un terrible complejo de inferioridad y un fuerte deseo de ascenso social. Sus primeros intentos fracasan. Es la inexperiencia. Julien sabe muy poco de mujeres. Y su ineptitud lo lleva a cometer numerosas torpezas.  Ah, Julian es miembro del clero.

Luego de que todas sus tácticas han fallado, Julian (muerto de miedo)  decide visitar, una madrigada, la recamara de la señora. Es rechazado bruscamente. Humillado, rompe en llanto. La mujer se conmueve y se convierten en amantes.

¿Cuál es el problema de Julien? Él, el hijo de un carpintero rural,  anhela por encima de todas las cosas llegar hasta lo más alto de la sociedad. Napoleón Bonaparte le sirvió de modelo. Sin embargo, en épocas de paz la carrera militar no le brindaría a Julian mayores resultados. Entonces, escoge la carrera eclesiástica. Allí existen mejores oportunidades.  ¿Su estrategia? Conquistar damas de la alta sociedad.

Después de su amorío con la señora del alcalde de Verrieres, Julian se dirige a Paris en busca de la cumbre. Se convierte en secretario particular del Marques de Mole. Y allí se encuentra con Mathilde, la hija rebelde del noble. La muchacha queda fascinada con el joven. Y eventualmente llega a ser el segundo triunfo de nuestro curioso protagonista. Después de varios enredos, avances y retrocesos, finalmente Mathilde queda embarazada. Ella convence a su padre para que conceda a Julien un título nobiliario. ¡Éxito! El hijo del carpintero ha alcanzado su objetivo.

Pero, justo en el momento menos indicado,  llega una carta que mancha su reputación. La autora es la señora de Renal que ha desenmascarado al joven ambicioso. Julien regresa a Verrieres, poseído por la rabia, y dispara una bala contra la señora de Renal mientras esta se encontraba rezando en la iglesia. Solo la hiere, pero Julien es condenado a la muerte.

Rojo y Negro. El amor y la muerte. Una obra sobre un héroe lleno de contracciones. Una historia sobre el oportunismo, la ambición, el cálculo y la  ingenuidad.  ¡Fascinante! Literatura francesa en su máxima expresión.

Gustavo Godoy

Artículo publicado en  El diario El Tiempo ( Valera, Venezuela) y en varios medios alternativos en diferentes países del mundo el Viernes 14 de Junio 2018 en la Columna Entre libros y montañas



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viernes, 8 de junio de 2018

Moby Dick





Herman Melville, el autor de Moby Dick o la ballena blanca (1851), ciertamente, sabía bastante sobre la caza de ballenas. Durante su vida, por años, participó en expediciones balleneras. Indudablemente, el hombre conocía la materia a fondo. En su obra, dedica capítulos enteros al tema. En Moby Dick,  aprendemos todos los detalles sobre este enigmático animal. Las ballenas en el arte. Las ballenas en la mitología, en la religión, en la historia, en la ciencia. La novela incluye extensos tratados sobre su anatomía, su caza y su preparación. Nos asombra con sus vividas descripciones sobre el proceso de despiece, procedimiento espantoso. Sin embargo, Moby Dick no es un manual sobre cetáceos.   En realidad, la novela es una pieza sobre la necedad humana. Es una tragedia sobre la lucha en el mundo, sobre la rebelión  contra el destino, sobre la obsesión de venganza. Y, por supuesto, sobre las fatales consecuencias de la megalomanía y la desmesura.  La narrativa es muy variada. Salta intermitentemente entre lo mítico, lo épico, lo científico,  lo filosófico y lo cotidiano. Realmente, una obra descomunal.

Dentro de la historia, yace una gigantesca ironía.  Es la siguiente: Sabemos todo de lo que podemos conocer sobre las ballenas en general, pero desconocemos casi todo de Moby Dick. Sabemos que es blanca. También sabemos que en un encuentro desafortunado hirió terriblemente al capitán Ahab. Pero nada más. El animal como tal es un gran misterio. ¿Acaso la ballena es una metáfora para el universo, vasto e infinito? Tal  vez.

El relato comienza en la ciudad portuario de Nueva Bedford, en la costa Este de los Estados Unidos. Nuestro narrador, un joven introvertido llamado Ismael, conoce en una posada a un polinesio que lleva por nombre Queequeg. El personaje, que tiene todo el cuerpo tatuado, en una primera impresión, inquieta a Ismael. Pero pronto el joven descubre la nobleza del “salvaje”. En el libro, Queequeg representa la amistad. Juntos, deciden enrolarse en un barco ballenero, el Pequod. Su capitán es Ahad, un hombre al borde de la locura.

El capitán Ahad es un sujeto de voluntad indomable. Extraño, atormentado, intimidante y lúgubre. Su rostro está marcado por  una larga y enorme cicatriz que parece recorrer todo su cuerpo. Ahab también tiene una pierna artificial,  confeccionada con huesos de ballena (un pequeño recuerdo de su batalla con Moby Dick). Después de que la bestia hirió su orgullo y  mutiló su cuerpo, el capitán quedó poseído por una incontrolable sed de venganza. Ahora, el Pequod navega la terrible inmensidad del mar persiguiendo un único objetivo: Encontrar y matar a Moby Dick.  En su obsesión desenfrenada, Ahad conduce eventualmente  a toda su tripulación a la catástrofe. Finalmente, después un largo periodo en el mar, los marineros logran toparse con el temido monstro. El combate duró más de tres días, pero fue inútil.  Al final, la ballena consigue arrastrar al navío hacia las profundidades del mar. Solo Ismael sobrevive. Únicamente, para poder contarnos lo ocurrido. La tragedia de un hombre y  su imprudente pelea contra el inevitable destino. 




Gustavo Godoy

Artículo publicado en  El diario El Tiempo ( Valera, Venezuela) y en varios medios alternativos en diferentes países del mundo el Viernes 08 de Junio 2018 en la Columna Entre libros y montañas



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viernes, 1 de junio de 2018

El guardián en el centeno





El guardián en el centeno es una novela sobre la angustia y la confusión de la adolescencia. J.D Salinger quien murió en el año 2010 escribió varios cuentos cortos, pero El guardián en el centeno es su única pieza de relativo gran tamaño. La obra publicada en 1951 ha alcanzado la categoría de libro de culto, y hasta el día de hoy disfruta de una influencia enorme entre lectores de todas partes del mundo. Su autor, con el tiempo, se ha convertido en una auténtica leyenda. De la noche a la mañana, un oscuro y excéntrico escritor logró recibir los aplausos de la crítica, y entrar en la lista de los libros más vendidos, para luego desaparecer completamente. Sí, poco después de su gran éxito literario, Salinger se retiró a su granja en Nueva Hampshire para sumergirse totalmente en las religiones orientales. Pidió que su foto fuera retirada de sus libros, no dio más entrevistas, no escribió más para publicación, y no se le volvió a ver más en público. Un rumor dice que Salinger se encerraba en un bunker para escribir novelas que nadie leería jamás. Eso volvió loco a sus admiradores. Su ausencia le dio una fama descomunal,  elevándolo a las cúspides de la fascinación colectiva. Interesante, ¿eh? Otro dato curioso. En 1980, un confundido fanático  mató a tiros al cantante John Lennon, y luego declaró que El guardián en el centeno lo había inspirado. Desde entonces, el libro ha sido parte de numerosas teorías de conspiración que lo asocian a varios asesinatos misteriosos. La novela de Salinger siempre ha estado rodeada de enigmas.

Ahora bien, el libro en sí. El narrador en primera persona es  Holden Caulfield, un joven de 16 años,  rebelde, insatisfecho y alienado. Se encuentra en un hospital, y, desde ahí, nos relata sus andanzas por las calles de Nueva York durante tres días después de escapar de un internado.  Holden vaga sin rumbo fijo por la gigantesca ciudad buscando a alguien que lo pueda comprender, o por lo menos escuchar. Está desorientado y sin apoyo. No confía en nadie. Descontento con su familia, sus profesores, sus amigos y la sociedad en general,  pasa el rato de un lugar a otro bebiendo, fumando, sin dormir y hablando con extraños. Termina en la desesperación. Enfermo en una institución.

La lectura se destaca principalmente por el lenguaje, que es original, fluido y sumamente juvenil. Básicamente, el lenguaje hablado de los jóvenes de la época. El humor está muy presente en toda la obra. Empezando por su raro sombrero. Holden con frecuencia tilda a los demás de ridículos, siendo él un personaje, en cierto modo,  también ridículo.  Sus reflexiones son contradictorias y ambiguas, pero recargadas de mucha sensibilidad. He ahí la universalidad y el atractivo de la obra. El texto refleja la búsqueda de una identidad no encontrada, típico sentimiento posmoderno. De hecho, Holden es un verdadero héroe de la posmodernidad; su Nueva York, nuestro mundo. 


Gustavo Godoy

Artículo publicado en  El diario El Tiempo ( Valera, Venezuela) y en varios medios alternativos en diferentes países del mundo el Viernes 01 de Junio 2018 en la Columna Entre libros y montañas



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