martes, 23 de julio de 2019

El hijo de King Kong



Novela humorística (en proceso): Los dilemas de Alberto Zé

Nota: Alberto Zé, el protagonista de la novela, es un escritor solitario que vive en el pueblo ficticio de San Expedito. El texto a continuación es un extracto de un capitulo donde el personaje se encuentra con una vieja amiga. La vida de Alberto no es fácil. Si algo no le faltan, son los enredos.

El hijo de King Kong

No me quedó otra que adaptarme a las nuevas circunstancias. Afortunadamente, siempre llevo un libro conmigo. Entonces, me dirigí al Café Sentimiento para tomarme algo. El lugar estaba abierto. ¡Tranquilidad, por fin!  Ahora podía seguir con mis asuntos como de costumbre.

-Alberto, finalmente. ¡Qué grata sorpresa! - Escuché a lo lejos.

-Hola, bella dama. ¡Qué placer encontrármela por aquí!- Contesté yo al saludo.

Exactamente, era Susana Echeverría, una vieja amiga que tenía mucho tiempo sin ver y que conocí en El Teatro  San Expedito varios años atrás. Susana era actriz. Tenía la figura de una Audrey Hepburn y la suerte amorosa de una Marilyn Moore. De su amistad, conservaba  un  buen recuerdo. En algún punto y no sé por qué, perdimos el contacto. Pero sí. Extrañamente, me alegre de verla. ¿Qué podría pasar? Eso lo pensé con gran ingenuidad. Poco podía anticipar entonces los enredos que vendrían. Y pensar que todo comenzó con una inocente conversación.

-Siéntate conmigo y ordenemos algo. ¿Te parece? ¿Pedimos algo clásico o algo un poco más atrevido?- Le dije amablemente.

- Sí, me gustaría. Necesito distraerme un poco. ¿Sabes? Hoy no estoy para dietas- Ella respondió sonriente, pero con un largo suspiro.

-Algo atrevido será entonces. Pediremos una enorme torta de chocolate. Aquí sirven una divina- Agregué galantemente y con una sonrisa de oreja a oreja.

Ordené la torta y hablamos un poco. Los primeros temas fueron ligeros. Un poco de teatro. Un poco del ayer. De aquella época cuando nos conocimos. Todo fluía a buen ritmo y el ambiente era estupendo. Pero luego entramos en materias más densas.

-Alberto, ¿sabes? Me casé. Y ahora tengo un hijo. Un niño. Pero estoy pensado en el divorcio.  No soy feliz con mi marido. Ayer tuvimos una pelea terrible. Ya no aguanto más esta situación- Me confesó con una profunda tristeza. 

-¡Ay caray! Lo siento mucho. Yo no sabía nada. ¿Y con quién te casaste?- Pregunté yo de indiscreto.

-Con Ignacio. Ignacio Negrete. ¿Lo conoces? ¿Verdad?- Me susurró  al oído aquel ser encantador.

-Sí, me parece que sí. Creo tener una idea.- Le dije serenamente. Pero claro que conocía a la bestia.

-¿Y por qué el divorcio? ¿Acaso no se la llevan bien? ¿Diferencias de caracteres, tal vez? – Proseguí fingiendo inocencia como un idiota.

-Un poco. Bueno, el hombre es un demonio. ¡Oh, Alberto!  Yo lo  amo tanto. En realidad, sí lo amo, pero ya no puedo vivir con él.- Me confesó con los ojos empañados aquella linda damisela, víctima de aquel troglodita.

Lo que puedo muy bien ser una nueva versión de la Bella y la Bestia, resultó ser otra película más de King Kong. El protagonista en este caso no era un príncipe bajo un hechizo. Nada que ver, por desgracia.  No tenía ni castillo, ni mucho menos una biblioteca. Nada de eso. Era King Kong enfurecido en plena ciudad de Nueva York escalando el edificio Empire State con una bella mujer en sus manos de torpe primate. Un verdadero desastre de gigantescas dimensiones.

-No puede ser tan grave. De pronto, se puede encontrar una solución conversando. Hablando se entiende la gente, ¿no? –Añadí yo tontamente. ¡Mentira! Era el apocalipsis unido con el ataque de los zombis, pero me contuve.

-No, es inútil. Lo he intentado muchísimas veces. Siempre me insulta y me trata muy mal. Me dice que yo soy nadie sin él.  Y cada vez es peor. Mi vida es un infierno, Alberto. Siento que no valgo nada.-Y terminó de explicar su drama moderno con lágrimas desbordadas. 

Y siguió con su relato trágico- Al principio, me deje seducir por su fuerza varonil. Después de todo, Ignacio es un hombre importante. Tal vez sea el próximo alcalde. Él es un hombre decidido y de acción. Nadie lo puede negar. Las mujeres lo buscan mucho. ¿Sabes? Yo me sentía muy protegida con él. No era un tonto como otros. Pero luego comenzaron los problemas. No sé qué pasó. Y al poco tiempo, vino el embarazo-

Obviamente y como le pasa a muchas mujeres, Susana aún no había superado el paleolítico. La herencia de cavernícola todavía pesaba en su código genético. En este caso, la culpa la tenía la biología, no ella. Lamentablemente, estos más diez miles años de civilización  parecen haber pasado en vano. El problema es que ya no vivimos en la Edad de Piedra. Sin embargo, todavía existen muchas mujeres  buscando a alguien que  las defienda de los tigres. Y al no haber tigres, el cavernícola acaba por desquitarse con ellas.  Al principio,  ellas viven de la ilusión de poder dominar a  su simio antropomorfo, pero eso casi nunca sucede. Desafortunadamente, pocos son los hombres de este tipo, del tipo  bruto y  vernáculo,   que logran reformarse con éxito. Las probabilidades de civilizar a la fiera son casi nulas. La más seguro es que la mujer  termine en sus fauces por estar de redentora.

Por supuesto, que cuando a la mujer se le activa su herencia cavernícola, no hay razonamiento que valga. Entra en un estado permanente de hipnosis. Abandona todo buen juicio para entregarse completamente a los abrazos de su gorila caza tigres. Luego, cuando la hipnosis pasa es que se da cuenta que está viviendo con simiolón en persona y hasta hijos tiene con él. Finalmente,  se pregunta: ¿Por qué a mí? Claro, no recuerda nada. Ella estaba en estado de profunda hipnosis.

-Bueno, de pronto es cierto. El divorcio podría ser una opción a considerar. Cuando las cosas no funcionan, no funcionan. En muchos casos, lo mejor es una separación. Hay que pensar en el bienestar del niño – Dije en tono de gurú de la autoayuda y queriendo que llegarán los extraterrestres para salir de este planeta.



Sí, el asunto del niño era delicado. De hecho, ellos, con las mejores intenciones, tomaron todas las previsiones necesarias para evitar una eventual llegada de la cigüeña. Sin embargo, Saturno ha debido estar ascendente en su carta natal, porque resulta ser que en el calor de aquella batalla al hombre desafortunadamente se le rompió el sombrero. Sí, en esa oportunidad, mientras él estaba podando  el césped de su jardín, la puerta de la jaula cedió  y se escaparon las  golondrinas.   Por ende, cinco minutos de emoción terminaron convirtiéndose en nueve meses de hinchazón. Ahora ahí quedó esa gran responsabilidad. No debe ser fácil para una mujer tener que criar al hijo de King Kong.

-Alberto. Le temo a la soledad. No quiero estar sola. Una mujer soltera con un hijo pequeño no tiene muchas opciones. Y, además,  aquí en este pueblo, no hay hombres. Bueno, también es que no me gusta nadie. Tengo dudas, Alberto. No lo puedo dejar, pero, al mismo tiempo, no me puede quedar a su lado - Y con sus palabras, las servilletas volaron al viento.

 -Ciertamente, es una situación difícil.  No lo dudo. Pero tengamos fe. Probablemente todo será para mejor. Tú eras una mujer bella y sumamente agradable. Ignacio se arrepentirá de lo que perdió y lamentará no haberte valorado. Tienes todo un futuro por adelante. Seguro que sí- Le comente eso para darle ánimos y terminé mi café de golpe.

Después de escucharme, ella bajó la mirada lentamente.  Tomó con su cucharita un  poco de pastel, y se perdió en sus pensamientos. Era un poco las dudas. Era un poco el miedo. Pero también había en ella algo de esperanza. Sé que mis palabras la consolaron.

Esa mañana nos despedimos, pero quedamos en vernos nuevamente. El cielo de pronto se llenó de nubes grises y tuvimos que partir. Pague la cuenta y me fui al hotel para almorzar.

Me quedé muy pensativo con todo aquello. Sin embargo, mi día retomó a su curso habitual. Aquella tarde se me fue  escribiendo. De hecho, todo iba genial. Pero la tranquilidad duró muy poco, porque  esa noche recibí un mensaje muy inquietante en mi celular. Era un mensaje de Susana. No me lo esperaba. Todo indicaba que el asunto empezaba a complicarse.

Este fue el mensaje de texto que recibí:

 “Alberto, tenemos que hablar. Es urgente. Creo que encontré la solución a mis problemas. Pero te necesito. Es arriesgado, pero hay que hacerlo.  Tú eres mi salvación. ¿Mañana en el café?  Es un  asunto de vida o muerte“

¡Rayos!

Gustavo Godoy

lunes, 15 de julio de 2019

El amor platónico de Alberto



Novela humorística (en proceso): Los dilemas de Alberto Zé

Nota: Alberto Zé, el protagonista de la novela, es un escritor solitario que vive en el pueblo ficticio de San Expedito. El texto a continuación es un extracto de un capitulo donde el personaje nos relata parte de su complicada vida sentimental. La vida de Alberto no es fácil. Si algo no le faltan, son los enredos.

El amor platónico de Alberto:

Ah, pero sí me gusta alguien. Para terminar de enredar el asunto, y hacerlo más contradictorio. Aquí va mi secreto.  Aunque para efectos prácticos, esto no modifica en lo absoluto mi estado sentimental. Porque relación como tal no existe. Es decir, todo es pura ilusión.  Sin embargo, el hecho es que sí me gusta la dama, un ser hermosísimo.  ¿Y quién es esa mujer misteriosa que  desvela mis noches y no logro olvidar? Regina Santamaría, mi  amor imposible. La mujer de bella de mundo. Mi musa. Mi amor platónico e infinito.

Regina, mi musa, es lo que podría llamarse una mujer interesante. La dama es una mezcla de Anna Karenina con Elisabeth Bennet, especialmente diseñada para romper corazones. Más dura que una piñata de cemento, eso sí.  De esas que te desarman con solo su presencia. Es bonita, inteligente y bondadosa. Derrocha talento,  vitalidad y misterio. Una mujer fuera de serie. Tiene  la capacidad de enloquecer a cualquiera. Solo basta una mirada suya para convertir a un hombre normal  en un auténtico poeta. Es la manzana de mis ojos. Como ella, no hay.

 Hablar de mi musa sería una historia de nunca acabar. Pero sí les puedo contar que Regina no me corresponde. Soy letra de tango para su indiferente melodía. Simplemente, no da un medio por mí. Soy su gran admirador, pero a ella eso le importa tres peniques. ¿Por qué? No lo sé. Para mí siempre  ha sido un gran enigma.

Vamos, tampoco podemos decir que carezco totalmente de atributos. Por muy golpeado que  este, uno también goza de cierto encanto, cierta gracia. Analizamos la cosa por un segundo. Primero, tengo en términos generales un buen carácter. Por otra parte, no soy del todo malo de corazón. Hasta bonachón soy. Soy divertido, amable y cariñoso (cuando me lo propongo).  Soy educado, un tipo de principios, y de temperamento básicamente tranquilo. Físicamente, si bien, claro está, no soy un adonis, tampoco podemos decir que soy Freddy Krueger, el  de la película Pesadilla en la calle del infierno. Digamos que me encuentro en una banda promedio, con una leve tendencia hacia la alza. Mis finanzas no son espectaculares, pero, vamos, tampoco estamos en la indigencia. Lo suficiente como para vivir con relativa comodidad. Ciertamente, soy un sujeto con muchos defectos, pero también con sus virtudes.  Como todos, ni más, ni menos que nadie. Hablar  así, me sonroja un poco, lo confieso. No quiero parecer vanidoso ante ustedes. Francamente, no es mi intención.  Sin embargo, a veces, las cosas deben decirse como son. Vamos a estar claros. ¿O no?

Les menciono todo esto por lo siguiente: Se podría creer que en un mundo donde la mayoría de las mujeres solteras se la pasan quejándose a los cuatro vientos sobre la gran escasez de “hombres”, que un sujeto como yo podría por lo mínimo ser sometido a una consideración. No me refiero a una aprobación inmediata. No, pero sí a una evaluación general como posible candidato. Incluso hasta puesto a  prueba por un periodo. Una opción, por lo menos. Pero no. Uno en este caso se estaría equivocando de plano, porque en la lista de opciones de mi adorada y querida musa yo me ubico lamentablemente en los últimos peldaños. Solo por encima del abominable hombre de las nieves y el monstruo de la laguna negra. Y justo por debajo de Cuasimodo, el jorobado de Nostre Dame. Y eso es después del incendio. O sea, ustedes se imaginaran.

Para esa mujer, la mujer de mis sueños, yo soy peor que el tifus y la amibiasis. Me ve y se espanta. Como quien se topa con un fantasma a media noche. Sin embargo, yo soy un activo que ella tiene. Más que un mendigo pidiendo limosnas, me gustaría verme como una lotería que aún no se cobra. No cualquier mujer puede jactarse de decir que un hombre con mis encantos la quiere como toda su alma, y estaría dispuesto a darlo  todo por ella.   Ella no valora mi buen gusto, por supuesto. Pero  mi musa es tan bella y soñada que no tengo el corazón para condenarla por ese pequeño defecto en su juicio. Si le pasó a Dante, ¿por qué no me podría  pasar a mí? Claro que yo a ella no le exijo nada. Sus alas son suyas y el cielo es de nadie.  Regina es mi  amor imposible. Un amor eternamente   no correspondido. Una causa perdida. Algo que jamás se dará. Sin embargo, el valle es más verde cuando pienso en ella. Y lo hago todo el tiempo.   Estoy   locamente enamorado de mi bella musa. Podría conocer otras mujeres, pero Regina es la dueña indiscutible de mi corazón.


Gustavo Godoy

miércoles, 26 de junio de 2019

Jaguares venezolanos en situación “vulnerable”.



El jaguar es un animal bellísimo. No solo es el félido más grande de  América, sino también es uno de los más grandes del mundo. Es parecido al leopardo, pero el jaguar es más robusto. Se extiende del Suroeste de Norteamérica, atravesando América Central, hasta llegar al Norte de Argentina.  En Venezuela, encontramos ejemplares al Sur del Orinoco. Pero también en otros lugares, Principalmente, en la zona de los Llanos Occidentales, el Sur del Lago de Maracaibo, la Sierra de Perijá y el Delta Amacuro. En otras partes es posible verlos, pero la población es generalmente mucho menor.  Actualmente, se ve amenazado por varias razones. Primero, por la destrucción de su hábitat natural. El urbanismo y la agricultura han invadido sus espacios, renunciando así sus números significativamente. Segundo, muchos ganaderos los matan en retaliación por el ganado que estos animales a veces consumen. Tercero, los cazadores  han disminuido  considerablemente sus presas naturales. Debido a la crisis, los cazadores han aumentado bastante y esto ha tenido un efecto en el jaguar. En este momento es una especie en peligro de extinción en el país. Su situación aún no es crítica, pero sí sumamente vulnerable. Si no hacemos algo, podría desaparecer.

Es un animal solitario. Caza sus presas en embostadas. Sumamente oportunista y de mordedura poderosísima. Tiene la capacidad de perforar el cráneo de sus víctimas con relativa facilidad. Su dieta es muy variada. Come babas, tortugas, culebras, aves y mamíferos de muchos tamaños. De hábitos nocturnos. Bueno, es mucho más activo antes del amanecer. Su piel es hermosa. Color amarillo. A veces, naranja. Con manchas negras en forma de rosetas. Le gusta cazar en los ríos y los bosques de galería. De una gran versatilidad. Corre, salta y nada. De hecho, es un depredador increíble con una gran función ecológica.

En la Venezuela de los años 50, su distribución era muy amplia. Sin embargo, en las décadas posteriores, su población disminuyó considerablemente debido a su casería. El comercio pelero, por una parte. Las represalias de los ganaderos, por otra. Y la desforestación también jugó un importante papel. Estamos hablando de una reducción de más del 60% en todo el territorio nacional. Últimamente, el factor más influyen es la escasez de presas debido a la cacería. La crisis ha ocasionado un aumento de cazadores que buscan comida. Y el jaguar está pagando las consecuencias. Todos estamos pagando un precio terrible en materia de biodiversidad.

Ahora bien, ¿qué podemos hacer?
Primero, es importante apoyar a los científicos. La mayoría se ha tenido que irse del país. Y los que quedan no tienen financiamiento. Las fundaciones internacionales se han ido. Y el gobierno no aporta lo suficiente. El trabajo científico es vial para la conservación. Sin científicos, estamos a ciegas. Sin investigación, no sabemos  la verdadera situación ni cómo aliviarla.

Gustavo Godoy, ciudadano.
Segundo, la educación y la aplicación de la ley. Es fundamental orientar a los ganaderos. Y entre todos insistir en la condena de la cacería y la desforestación ilegal. Explicar que la conservación no es un sueño romántico. Al contrario, tiene grandes beneficios en lo práctico.
Amigos, ayudar al jaguar es ayudarnos nosotros mismos. Salvemos el jaguar.

lunes, 10 de junio de 2019

¡El Cardenalito casi extinto! : ¿Qué podemos hacer?


Barquisimeto, Venezuela

En Venezuela, el cardenalito es un símbolo importante. El ave  aparece en las letras de las canciones y  en los libros de texto. De hecho, el cardenalito está en todos partes. Es un emblema que se asocia con la belleza y a lo local.   Después del Turpial, prácticamente es el ave nacional. Particularmente en el Estado Lara, en la zona centro occidental del país, es parte integral de la cultura popular.   Sin embargo, pocos saben que este bello pajarito en estos momentos se encuentra en peligro de extinción. En realidad, la situación es crítica. En la actualidad, solo existen de trecientos a tres mil ejemplares. Un número alarmante, sobre todo si consideramos que la población de cardenalitos en épocas anteriores llegó a ser de tres millones. Si no hacemos algo urgente, el cardenalito desaparecerá para siempre.

El cardenalito es un ave de aproximadamente diez u once centímetros de longitud. En el macho, su cabeza, sus alas y su cola son negras. Y su cuerpo es rojo con algo de blanco. En el hembra, predomina el rojo claro. De hecho, se parece mucho a un canario.  Habita casi exclusivamente en Venezuela. Sobre todo en la zona central y la zona occidental del país. Particularmente, en bosques más o menos secos de altitud media. Es un cantante potente rico en notas, pero de escaza musicalidad. Gran aficionado a las semillas. Muy curioso el cardenalito.

Según el libro rojo de la Fauna de Venezuela, editado por la ONG Provita, esta ave se ha visto amenazada desde varios flancos. Primero, por la pérdida de su hábitat natural producto de la desforestación y el crecimiento urbanístico indiscriminado. Segundo, debido a su captura y comercio ilegal. Anteriormente, el cardenalito era muy cotizado por su plumaje, que se utilizaba para confeccionar sombreros. Hoy en día, su captura es motivada por el comercio de mascotas y la hibridación con el canario para producir un canario rojo, el cual están muy de moda en el mundo canaricultor. Al parecer,  la belleza ha sido una trágica condena para el tan emblemático  cardenalito.

Ahora bien, ¿Qué se puede hacer?

Primero, apoyar  a los científicos.

Durante los últimos años, en Venezuela,  muchos científicos han tenido que irse del país debido a la crisis.  Y los pocos que quedan no tienen recursos para la investigación. Muchas organizaciones internacionales han cerrado sus oficinas y las instituciones nacionales no tienen ni la capacidad ni los fondos para hacer el trabajo. Esto quiere decir que en Venezuela se sabe muy poco de los que realmente está ocurriendo en materia de biodiversidad. Simplemente, hay muy poca gente realizando investigación científica. Los científicos necesitan el apoyo de los gobiernos y el público. Se necesitan recursos. Y en este momento no los tienen.  Donar dinero o ser un voluntario para proyectos de investigación y conservación en Venezuela es una gran contribución.
Segundo, difundir la información y condenar el comercio ilegal de mascotas.
Podemos utilizar las redes sociales para despertar interés. Todos podemos contribuir a difundir información sobre la grave situación del cardenalito.

Condenando su captura y comercialización.

Exigiéndole a las autoridades sus deberes en materia de conservación. Y explicando a los dueños de mascotas la problemática y la importancia de no adquirir una  especie en peligro de extinción.

Tercero, tomar café.

Exactamente. Así como se escucha. Tomar café.  La ONG Provita  Venezuela  ha desarrollado un proyecto de conservación  llamado “Aves y Café” que promueve el cultivo de café bajo sombra para conservar la biodiversidad en bosques y al mismo tiempo permitir mayores ingresos económicos a los caficultores de la zona de la cordillera de la costa, en el norte del país. Un café certificado como amigable a las aves se puede vender a mejores precios que el café cultivado con métodos no ecológicos. Este proyecto busca crear más espacios para las aves como el cardenalito. Y, en efecto, consumir café con este certificado (pagando lo justo)  es un gran aporte para él. En Caracas, ya hay establecimientos que venden este tipo de café.

En Venezuela, se han visto casos exitosos en materia de conservación. El caso de la Cotorra Margariteña es un ejemplo. Un proyecto también desarrollado por la ONG Provita, bajo el liderazgo del biólogo e investigador Jon Paul Rodríguez,  recientemente premiado con el prestigioso Whitley Gold Award por su gran labor. La Cotorra Margariteña ha mejorado su situación gracias al esfuerzo y dedicación de mucha gente. El Cardenalito también puede convertirse en una gran historia de éxito. Pero necesita el apoyo de todos. Y lo necesita con urgencia.

Gustavo Godoy

Este articulo fue enviado a la prensa regional y nacional.





miércoles, 5 de junio de 2019

¿Qué está pasando en el Parque Bararida?


*Foto. El Impulso de Barquisimeto.

Barquisimeto, Venezuela

El director general del Parque Zoológico y Botánico Bararida de Barquisimeto, Ramón Bastidas, aseguró en unas declaraciones dadas recientemente a los medios de comunicación social  que los animales están muy bien alimentados y todo marcha de las mil maravillas. Según Bastidas, el parque goza de un programa de alimentación óptimo bajo una estricta supervisión veterinaria y cumpliendo  con los más altos estándares internacionales. Ciertamente, un muy buena  noticia para todos los amantes de los animales y para todos los ciudadanos larenses que estiman el parque. 

Sin embargo, para muchos sus declaraciones son recibidas con gran escepticismo. Sobre todo después de las recientes  muertes, la  de la elefante africana Gira y la del poni Indio que según los comentarios extraoficiales de los mismos trabajadores del parque (y reportados por la prensa regional)  están directamente ligadas las malas condiciones del lugar. 

También tenemos las denuncias del 20 de Mayo por parte del  profesor Luis Bello, coordinador de la Fundación en Pro a la Defensa del Parque Zoológico y Botánico Bararida de Barquisimeto, que contradicen directamente lo dicho por el director. Según el profesor Bello, “Los animales están pasando hambre”. “La crisis ha golpeado fuertemente al parque”. 

¿Qué está pasando en el parque realmente? El llamado, entonces,  es a las autoridades competentes para que abran una investigación seria y sincera al respecto. A la alcaldía. A la gobernación. A los entes nacionales. Esta crisis nos afecta a todos. Seguramente, también a los animales. Pero ocultar la realidad, no es la mejor opción. Es  importante que se aclare esta  situación lo más pronto posible  para buscar la solución ya. Este es el clamor de los usuarios del parque. Un parque sumamente querido por todos.  

Gustavo Godoy, ciudadano y usuario del parque. 

martes, 21 de mayo de 2019

Comics, manga y bande dessinée




El comics  es un medio  artístico que combina el dibujo y las palabras para transmitir  ideas, para contar  historias. Es un medio principalmente visual. Y, en segundo grado, literario. Su historia es muy antigua. De hecho, sus orígenes podemos encontrarlos en la prehistoria. Los estudiosos aseguran que el comics como medio es descendiente indirecto de expresiones artísticas exploradas desde tiempos remotos. En el Paleolítico, se utilizó el dibujo como forma de expresión. Los egipcios, los griegos,  los romanos y otros pueblos de la antigüedad usaron dibujos para contar historias. En Asia, también hay evidencias de ello. En el Renacimiento, artistas como Miguel Ángel  realizaron obras de este estilo. En fin, desde hace mucho tiempo, se ha utilizado el dibujo para narrar. Es decir, el dibujo no solo como medio de representación, sino también como medio narrativo. La literatura,  el teatro, el cine y la televisión. Pero también el comics. Medios narrativos por excelencia.  El comics es el noveno arte.

Mientras la literatura es un medio ideal para la exploración de conceptos abstractos, la fortaleza del comics, por ser una forma esencialmente visual, radica mayormente en la exploración de conceptos contextuales. Las cosas, los objetos, el mundo físico, lo circunstancial. Es una forma proclive a la acción, al espectáculo, a la exterioridad.  Ideal para lo dramático.

El comics (como se conoce hoy) floreció a principios del siglo pasado. Después de un tímido comienzo, se desarrolló y tomó vuelo en esa época. La prensa amarillista del periodo impulsó su difusión.  Los magnates de los medios impresos, William Randolph Hearst y Joseph Pulitzer, jugaron un papel fundamental en este proceso.  Sus diarios publicaron ilustraciones y tiras cómicas como un instrumento para atraer a las mases. El comics comenzó como un género destinado principalmente al público menos culto. A personas de clase baja y, sobre todo, a los niños.

Mandrake el Mago, El Fantasma, y Flash Gordon fueron algunas de los  comics que aparecieron en los periódicos de entonces y tuvieron con un gran éxito.  Estas fueron historias inspirados por personajes de la literatura como Robín Hood, El Zorro y John Carter. Estos éxitos precedieron los comics que salieron después.

Los comics se apoyan en la implementación de cuadros con dibujos  colocados en serie. Paneles.  En muchos casos se llega a utilizar un cuadro único. En otros casos, varios. En secuencia. Las palabras comúnmente se encierran dentro de  siluetas en forma de globo para cuando hablan los personajes, en forma de nube para revelar sus pensamientos y en forma de rectángulo para poder leer al narrador.

Con frecuencia, el comics es utilizado para realizar comentarios sobre la actualidad como usualmente ocurre en el caso de las caricaturas editoriales. Pero también se utiliza para contar historias. El género en sus inicios estuvo siempre unido a los periódicos y las revistas como un material anexo o suplementario.  Pero luego, con el tiempo, aparecieron en publicaciones autónomas. Es decir, el comic book o libro de historietas. Los periódicos continuaron publicando comics, pero los comics books también prosperaron de modo independiente. En el año 1938, salió al mercado el comic book que cambió la historia del comics para siempre. Action Comics #1. Con su héroe, Superman.

Con los años,  el comics ha logrado difundirse  en todas partes.  Su atractivo es global. Y en casi todos los países del mundo hay artistas dedicados a este medio.  Sin embargo, existen tres tradiciones que se destacan de las demás. El comics estadounidense, el manga (la historieta japonesa), y el bande dessinée   (la historieta  franco-belga). Esas son  las tradiciones son las más importantes.   Claro que también existen otras tradiciones dignas a mencionar. Por ejemplo.  El fumetto (la historieta italiana) y  el tebeo (la historieta española), en Europa. Y la historieta argentina y brasilera, en Latinoamérica. Estas tradiciones, aunque constantemente se influyen entre sí,  cuentan con su propia historia y características propias.

El comics estadounidense está dominado por las casas editoriales. En esta tradición, el guionista y el artista pasan a un segundo plano. Todo parece girar en torno a los personajes. Y el subgénero del Superhéroe es el que predomina. Y predomina abrumadoramente. Las historias casi nunca terminan y los personajes evolucionan muy poco.  El mismo personaje aparece una y otras vez en un relato de nunca acabar. Nuevos escritores surgen e  intentan reinventar los viejos personajes, pero, en el fondo, nada cambia. Todo es sobre los personajes que nunca mueren.

Sin embargo, el comics en los Estados Unidos sí ha evolucionado en su tono. Con el pasar de las décadas, el tono se ha vuelto más oscuro, la temática más compleja, y la moral más ambigua, prefiriendo la figura del antihéroe sobre la figura del héroe clásico de los años 40s.

El mercado está dominada por dos casas editoriales. DC Comics es la editorial con los derechos sobre personajes como Superman, Batman y la Mujer Maravilla. Por muchos años, la más importante. Pero luego, en los años 60s y 70s surgió  Marvel Comics introduciendo   una nueva clase de superhéroe, superhéroes con humanidad. Personajes con problemas y defectos. Como Los 4 fantásticos, el Hombre Araña, Hulk, y luego los Hombres X. Con  guionistas como Stan Lee, y artistas como Jack Kirby, Marvel Comics se convirtió en uno de los principales poderes en el mundo del comics. Ahora, DC Comics y Marvel Comics dominan más de 60% del mercado total del Comics en los EEUU.  Dejándole  a las demás como Image Comics,  Dark Horse Comics y otras editoriales independientes un lugar minoritario.

En Estados Unidos, los comics tienden a seguir una forma preestablecido velando los intereses de las principales casas editoriales. Es cierto. Pero hay excepciones. Maus de Art Spiegelman, The Sandman de Neil Gaiman, The Watchmen de Allan Moore, y Contract with God de Will Eisner, por ejemplo. Estas son obras de mucha originalidad y gran calidad artística.

El mercado de los comics estadounidenses ya no depende de los periódicos y su público dejó de ser el infantil hace mucho tiempo. Ahora es un nicho especializado que cuanta con sus propias tiendas y sus propios eventos en un enamoramiento creciente con la industria del cine hollywoodense.

El manga japonés es diferente. Y sus diferencias con el comics estadounidense son considerables. En Japón, el manga no es un género marginal. Todo lo contrario, goza de un público muy amplio. Y un puesto de prestigio en la cultura. Mientras el comics se centra en el personaje y en ediciones mensuales, en Japón,  el manga desarrolla series en revistas semanales. Además, una revista publica (en blanco y negro)  varias series al mismo tiempo. Las historias tienden a contar con un principio y un final. Y por lo general los personajes evolucionan. Los géneros son muy variados. Hay de todo para todo tipo de público. Desde dramas juveniles, pasado por historias fantásticas y mitológicas hasta llegar a la pornografía. De todo. Para todos los gustos.

El manga también ofrece superhéroes, por supuesto. Pero tienden a diferir de  los personajes norteamericanos. Ese personaje marginado con doble identidad y un superpoder que lucha contra el crimen como un justiciero, tan típico en los Estados Unidos, en el manga, se ve poco. Existen. Pero dentro de este género en particular,  el manga tradicionalmente ha preferido otras cosas. Tal vez la magia, o la robótica, o  el gigantismo.

La relación entre el anime (animación japonesa) y el manga es sumamente estrecha. Las series de manga más populares casi siempre se han convertido  en animes. Así es el caso de Astro Boy, Dragón Ball, y Pokimon. Para mencionar algunos casos.

El bande dessinée franco-belga opera básicamente como la literatura. El comics estadounidense se centra en  el personaje; el manga,  en la serie; y el bande dessinée ,   en el autor. Un guionista se une con un artista y con el patrocinio de una editorial publican una obra. Esta tradición nos dio  Las Aventuras de Tintín, Los Pitufos, y Las Aventuras de Asterix.  Pero es en la ciencia ficción donde realmente deslumbra (en mi opinión).  La creación de universos gigantescos. El Incal de Alejandro Jodorowsky. La revista Heavy hurlant con las ilustraciones de Moebius. Por ejemplo.

En Latinoamérica, el mercado del comics es sumamente pequeño. Se ha desarrollado un poco más en Argentina. Pero todavía hay mucho trabajo por hacer. Claro que cuanta con sus  historias de éxito como Condorito de Pepo (Chile), Mafalda de Quino (Argentina), El Náufrago de Jorge Blanco (Venezuela) y el El Eternauta de Hector Oesterheld (Argentina).

A pesar de los desafortunados estigmas que aún  sufre, el comics como medio narrativo goza de una gran fuerza.  No es sinónimo de incultura,  y no  es un medio meramente infantil.  Tampoco es un atentando en contra de la literatura o la alfabetización.  Esos son prejuicios.

De hecho, es un medio genial para contar historias donde la demostración visual es importante. Potencialmente, puede llegar más allá en sus alcanzas que el cine y la televisión debido a su gran accesibilidad. Tan solo con un lápiz y un papel, se pueden construir mundos imaginarios  tan grandes como un universo. He ahí su enorme poder.

Gustavo Godoy

jueves, 9 de mayo de 2019

Humor y literatura



Desafortunadamente, la crítica (literaria) muestra un extraño irrespeto por los autores que nos hacen reír. Desde Aristóteles hasta nuestros días,  la ficción humorística se ha mirado con menosprecio. Normalmente,  ignorada por los premios y las editoriales.  Desdeñada por los eruditos. Pero disfrutaba por muchos.  No se toma con mucha seriedad. Se subestima. Y lamentablemente se considera inferior a otras formas literarias. Tradicionalmente, el humor se ha visto ligado a la incultura. ¿Por qué?

Primeramente, “comedia” se refiere a la expresión dramática diseñada para ser humorística (provocar risas). En una interpretación antigua, el término solamente aplicaba a piezas con finales felices. Por ejemplo, Dante utilizó este principio para nombrar  su poema, La comedia. Claro que con el tiempo, la palabra se vio cada vez más asociada a  la risa, sin importar el tipo de final. Bueno, la “comedia” (del comediante) y el “humor” (del humorista) suelen ser sinónimos. Pero si nos ponemos más precisos, podríamos decir que técnicamente no son lo mismo. Lo cómico, básicamente, es lo risible como tal. Lo humorístico es cuando se utiliza estratégicamente lo risible para alcanzar otros objetivos. Un artículo de  opinión escrito con humor se podría decir que es la obra de un humorista.  Un chisme sin más propósito que hacernos reír sería el trabajo de un cómico. Sin embargo, la diferencia es tan sutil que resulta muy difícil separar una cosa de la otra en la práctica. Depende mucho del contexto. Pero  para la contrariedad de algunos teóricos, el  humor, la risa y la comedia son conceptos generalmente intercambiables en sus usos cotidianos.  

Ahora bien, hablemos de la comedia como género artístico. Los textos griegos y romanos colocaban a la épica y a la tragedia por encima de la comedia. Esta concepción aristotélica de la ficción ha logrado sobrevivir  los siglos y los milenios. Y, hasta cierto punto, aún mantiene su influencia.  Dentro de esta clasificación, los dioses y los héroes pertenecen a la esfera de lo extraordinario. Su género es la épica. Los reyes y los aristócratas, aunque sujetos a las leyes de la sociedad y de la naturaleza, eran los únicos que podían vivir apasionadamente. Su género es la tragedia. En el escalón más bajo se encuentra la comedia. La afición del pueblo llano. Por ejemplo,  la sátira (un tipo de comedia)  representaba a los rufianes, los monstruos, y los criminales. Es el mundo de los bajos fondos. Lo grotesco, lo feo y lo vulgar. La suciedad. La sexualidad. La vergüenza. Y lo risible. 

La épica, la tragedia y la comedia  no representaban a la gente común.  Con el surgimiento paulatino de la burguesía  y las grandes ciudades (la clase media), sobre todo a partir del siglo XVIII, la literatura adoptó estilos más prosaicos y mucho más realistas. Los romances y las novelas de entonces comenzaron a centrarse en las vidas de la gente común. La versión clásica comenzó a cuestionarse, y la comedia empezó a asomarse y escalar  un poco más entre  los letrados. 

En la antigüedad y en el medievo, la tradición literaria  colocaba al humor entre los géneros más bajos. Según el esquema  jerárquico de la mente aristotélica, la comedia trata de temas insignificantes y  de personas insignificantes. Los demás géneros toman tonos más graves. Se ocupan principalmente  de temas más elevados y de personajes mucho más nobles. 
La comedia clásica podría verse como la antítesis de la tragedia. El héroe trágico comienza feliz y su arrogancia lo conduce eventualmente a la catástrofe. 

Contrariamente,  el héroe cómico (típico) comúnmente  comienza el relato como un marginado, un desdichado. Sin embargo, en la medida que la historia progresa, este logra alcanzar  sus objetivos. Muchas veces  con engaños e intrigas. Pero  otras veces con estrategias más virtuosas.  El héroe cómico es un ser inferior que consigue el triunfo. Un gran rebelde y el representante natural de las clases oprimidos. La comedia (en su definición más amplia)  siempre ha sido un género muy cercano a los valores democráticos. Porque  este tipo de literatura tiende a ser sumamente irreverente. En muchos casos implica la trasgresión de un orden.  Con frecuencia, cuestiona, ridiculiza y  satiriza a la norma establecida (el poder). Es caos. Toca temas  tabúes como la sexualidad, los abusos del poder, y los defectos sociales. No es sorpresa que los grupos más conservadores tengan sus reservas. Claro está que sí   existe un criterio artístico para tener estas reservas, pero también existen elementos evidentemente políticos y sociales.  En algunos casos, muy valiosos y razonables. En otros, meros prejuicios.  En fin, desde  hace muchísimo tiempo el humor tiene una mala reputación entre los críticos de narices más elevadas. 

La teoría (critica) moderna difiere de la clásica en varios aspectos. Uno de estos aspectos es la flexibilidad. La rigidez de antaño se perdió. La división clásica no permitía la mezcla entre géneros. Los géneros eran concebidos como realidades indiscutibles y universos en sí mismos. En la actualidad, el sistema tolera formas hibridas. Y las categorías están abiertas a las reformas y a la incorporación de nuevos y futuros géneros. (En el caso de la comedia,  el género se ha diluido en otros géneros. Es más un tono que un tipo de historia).  Hoy en día, las nomenclaturas sirven solo como descripciones generales. No constituyen una norma inquebrantable. Es raro toparse con obras que no combinen varios géneros al mismo tiempo. 

Actualmente, la creación literaria es mucho más libre que antes. Aristóteles ya no es la autoridad incuestionable que un día fue. 
Claro que aún se puedo observar una evidente correlación entre los géneros y la posición social. Nos guste o no, en el arte se nos  impone un escala informal de prestigio. En gran medida, el prestigio de la audiencia condiciona el reconocimiento de las obras.  Nos encontramos con algo llamado “alta cultura” y algo llamado “cultura popular”. Y,  aunque el humor se puede hallar en ambas culturas, tiende a identificarse con la popular. No es un secreto. Las instituciones culturales de mayor prestigio en el mundo y la crítica en general obedecen casi exclusivamente los convencionalismos  y criterios de la alta cultura.  Es decir, el fantasma de Aristóteles todavía recorre el mundo del arte. Y el humor aún sufre por su desprecio. 
¡Pero vamos!  El humor y la literatura se la llevan muy bien. ¿Acaso Don Quijote de la Mancha no es una obra maestra? Cervantes desafío las normas y salió triunfante. Pero no ha sido el único. Encontramos humor en muchas obras. La novela picaresca utilizó el humor. Así como el teatro isabelino, el francés y el italiano.  No es raro toparse con autores “cómicos” de calidad. Claro que aquí escribo  “cómico” no necesariamente como género. Más bien, la comedia como estilo. Un forma de escribir un libro o un frase. 

El mundo anglosajón ha sido particularmente generoso con la producción de autores humorísticos.  La lista de muy larga. Tenemos a  Jonathan Swift, Daniel Defoe y Jane Austin. Mark Twain, por supuesto. También, Charles Dickens.  Además, escritores irlandeses como Oscar Wilde, Bernard Shaw y  Samuel Becket que escribieron en inglés. Y, por supuesto, el gran P.G Wodehouse. Probablemente, el mejor autor cómico del siglo XX. 

Pero el fenómeno es universal. Latinoamérica nos  ha dado escritores con gran sentido del humor. A mi parecer, Cortázar y Teresa de la Parra  siendo los mejores. Todos las regiones tienen autores que nos hacer reír. Los judíos poseen un rico tradición humorística. Y muchos otros…

 Es curioso que algunos críticos literarios acusen a la ficción humorística de “escapista” y “sin contenido”.  Es decir, desligada de la realidad y solo por placer. ¿Qué es  la literatura entonces? ¿Una forma refinada de periodismo? ¡Amigos! La literatura es ficción; y  es, esencialmente,  placer estético. Me temo que esa supuesta “seriedad” de muchos críticos es un simple y vulgar esnobismo. De hecho, el buen humor es sumamente serio. Es arte y cultura. Decir lo contrario es una gran razón para reír.  

Gustavo Godoy


viernes, 22 de marzo de 2019

Literatura, teatro y cine



Primero que nada, para contar una  historia se debe escoger un medio. Un canal para transmitir el mensaje y poder expresarse. Los caminos son muchos, pero existen tres formas artísticas dominantes (en la actualidad). Se puede escribir literatura. Cuentos y novelas. Las palabras sobre el papel para ser leídas. El escritor literario. También, se puede ser un dramaturgo y escribir obras de teatro. Este es un medio donde el texto se escribe para ser representado por actores en un escenario y frente a un público.  O se puede ser guionista y escribir guiones cinematográficos. Aquí el producto final es una película. Un medio audiovisual. Claro que existen otros medios que son una especie de mezcla entre dos o más medios. La televisión, por ejemplo, es una mezcla entre el  teatro y el cine. Los comics son una mezcla entre el cuento y el dibujo.   La ópera es una mezcla entre el teatro y el canto.

Todos esos  medios son utilizados para contar historias. Pero cada uno tiene su propia particularidad. Una historia contada en diferentes medios nunca es la misma historia. El medio afecta su contenido. Digamos que una novela es adaptada al cine. Bueno, la historia siempre cambia. En el trayecto,  algo  pierde y algo gana. Sus propiedades se transforman al  pasar de un medio al otro. Por ejemplo, una figura de papel es muy diferente a una escultura de mármol. Su forma podría ser igual pero el tipo de material utilizado modifica sus propiedades. E indudablemente, estas dos obras despertarían diferentes reacciones en sus espectadores. La experiencia estética obviamente sería muy distinta. Esto sin mencionar la técnica utilizada  para su realización. El creador debe implementar una técnica para trabajar con papel y otra muy distinta para trabajar sobre el mármol. La forma es la misma, pero debido a su composición material son dos obras esencialmente muy distintas entre sí. Una fotografía de la obra, por ejemplo,  llevaría esta diferencia aún más lejos. Ahora bien, en los medios narrativos, este fenómeno también se presenta. 

Las novelas de ciencia ficción, de fantasía, de crímenes,  de aventura y de acción tienden a mejorar una vez llevadas al cine. Este tipo de novelas cuentan con un enorme potencial para el espectáculo visual. Entonces, la gran pantalla les da la oportunidad de brillar. El mundo del cine está repleto con películas  geniales que fueron adaptaciones de novelas menospreciadas por la crítica literaria.  Por ejemplo, El Padrino de Mario Puzo y El Señor de los Anillos de Tolkien. Para los  fanáticos de estas películas, leer estas novelas sí podría ser una experiencia gratificante porque en la película por razones de economía se omiten ciertos detalles que en el libro se pueden conocer (en los libros hay más espacio). Sin embargo,  la obra que realmente los atrae es la película.

Curiosamente, las novelas que indagan principalmente en el mundo interior de sus personajes tienden a convertirse en películas mediocres. Se podría decir que las mejores novelas tienden a ser malas películas.  Las películas basadas en las obras de Marcel Proust o James Joyce son un ejemplo.  Las descripciones, los comentarios, y los acotaciones por parte de un narrador son elementales en una novela. Por medio del narrador conocemos los personajes, sus pensamientos y su mundo. Se nos cuenta la historia con palabras. Todo se apoya  en el texto. Por otro lado, la figura del narrador en el cine y en el teatro resulta un tanto fuera de lugar. Se utiliza a veces. Y en contadas ocasiones se ha llegado a utilizar magistralmente. Pero por lo general es un recurso con resultados muy pobres.  En el cine, los sentimientos y pensamientos de los personajes son mejor expresados visualmente.  No se dice. Se muestra. Si  el personaje  llora, no necesitamos una voz que nos cuente su triste. El efecto es mayor de manera visual.
El teatro es un medio narrativo para el dialogo. Es cuerpo, voz y sentimiento en interacción con los demás. Los monólogos y las obras con un solo personaje en la mayoría de los casos producen un mal teatro.  Comúnmente, estas piezas son un largo comentario personal. Una especie de discurso. Generalmente, carecen de historia. Tal vez, para un actor sean desafiantes pero para un escritor quizás  es mejor escribir ensayos y artículos de opinión para ese fin. Por otro lado,   las películas con poca acción y  diálogos nutridos  tienden a  llevársela divinamente con el teatro. Los embrollos familiares, los enredos de pareja y las batallas verbales se desarrollan de las mil maravillas sobre las tablas.
¿Cuál es el medio apropiado para una historia? ¿Qué tipo de escritor debo ser? ¿Cuál es el mejor medio de todos?  Primero se debemos pensar en el nivel de conflicto que más nos interesa. La literatura es particularmente efectiva explorando  conflictos internos. El mundo de la subjetividad. El teatro es excelente desarrollando conflictos sociales. La familia, los amigos, la oficina, un hospital, etc.  Y el cine es perfecto para mostrar los conflictos externos. El mundo físico. La guerra. Una invasión extraterrestre. Una catástrofe natural. Los tres medios manejan muy bien estos tres niveles de conflicto, pero cada uno tiene su punto fuerte.
El director de cine independiente  obsesionado con la psicología de sus personajes  podría considerar la idea de escribir novelas. El escritor aficionado a la acción o los superhéroes podría tratar de escribir guiones. Y el novelista preocupado por las buenas conversaciones debería experimentar con el teatro.
La literatura es especial para solitarios. El teatro y el cine son esfuerzos colectivos. En la literatura, el trabajo del escritor se aprecia de forma directa. Es su texto. En el teatro y el cine, el trabajo del escritor es invisible. Su texto no se aprecia. Existe solo de modo indirecto,  en las acciones de los actores y  en las decisiones del director.
El cine de hoy se ha dedicado a producir básicamente dos tipos de películas. El primer tipo son las películas de altísimo presupuesto destinadas a un público global.  Aquí entran las películas  de superhéroes,  y las de ciencia ficción. El otro tipo son las pequeñas películas independientes. En otros tiempos predominaban las películas de tamaño intermedio pero este ya no es el caso.  El cine de hoy no  toma riesgos.
En lo respecta a la literatura, hoy  se divide en dos. Primero y por encima de todo, nos encontramos los bestsellers. El trabajo de unas pocas celebridades que venden muchísimo en todo el mundo. Estas obras dominan el mercado, despiadadamente. Luego, están todos los demás. Es decir, el resto de los escritores que venden casi nada. En lo que corresponde a la calidad, esta se halla  en cualquier lugar. Es rara, pero existe. Se descubre con dificultad porque tiende a vivir en la oscuridad. Aquí también podría comentar algo sobre las publicaciones literaturas en las redes sociales y los blogs, pero no lo hare porque este tema es muy extenso y no cabe en este artículo. Más adelante escribiré sobre la materia.
En el caso  del teatro, este se ha concentrado en unas pocas ciudades y goza de un público mucho más reducido que el de la literatura y el cine. Las obras más populares  casi siempre cuentan con la presencia de una celebridad proveniente de otro medio como la televisión o el cine para garantizar un público.  También está el teatro aficionado, por supuesto.

La televisión es el medio del momento. En la actualidad,  la variedad, la experimentación y la innovación en lo corresponde al arte de contar una buena historia se encuentra  en la pantalla chica. Las historias más fascinantes, las más interesantes,  se están desarrollando ahí.  El medio está atravesando una autentica  edad de oro. La televisión dejó de ser un medio exclusivamente de baja cultura. Ahora cuenta con grandes series. Joyas. No todo es bueno, pero la excelencia se ha incrementado de un modo increíble.

Últimamente, las plataformas (Internet) como Youtube, Netflix y Amazon están ganando mucho terreno y seguramente la tendencia crecerá en el futuro. Este nuevo espacio brinda grandes oportunidades para la producción independiente. Es un canal con mucho potencial para escritores noveles. 

El escritor debe escoger un medio para contar su historia. ¿Novelista? ¿Guionista? ¿Dramaturgo? Bueno, he ahí un asunto para ponerse a pensar.

Gustavo Godoy


viernes, 8 de marzo de 2019

El nombre de la rosa



El título de una obra, en cierto sentido, es una interpretación. Es una breve postura del autor ante su creación.  Umberto Eco manifestó en varias oportunidades sus dificultades en encontrar un título apropiado para su obra. Y admite que al final se decidió por “El nombre de la rosa” precisamente por su ambigüedad. La rosa como símbolo puede significar muchas cosas. Y por esa misma razón podría implicar cualquier connotación. Es todo y nada. El lector aquí goza de plena libertad para asignarle un significado particular. A mí me gustaría pensar que la rosa hace referencia al único amor terrenal de Adso de Melk, el narrador. Es decir, la rosa es una mujer. Esta es uno de las muchas posibilidades. Pero sí es un título un tanto nostálgico. Nos recuerda a una perdida. Sobre todo, si consideramos la última línea de la novela. Una frase en latín. “Stat rosa pristina nomine, nomina nuda tenemos.” De la rosa solo queda su nombre desnudo.

Umberto Eco en esta novela se dedicó principalmente a la creación de un mundo. Las primeras páginas sirven como una prueba de iniciación  para el lector que comúnmente se aburre con muchos detalles históricos y temas demasiados eruditos. El autor lo creyó necesario. Consideró que su mundo no era para cualquiera. Para poder entrar, había que trabajar. Es una novela que nos invita a vivir en el Medievo al igual que un monje de la época. La novela tiene un ritmo muy propio. Los hechos trascurren en seis  días y los capítulos avanzan siguiendo las horas litúrgicas.   La abadía impone sus normas y tiempos al lector. 

La novela tiene características de crónica medieval y novela policiaca  en un claro homenaje al detective Sherlock Holmes y al filósofo franciscano Guillermo Ockham.  El nombre de la rosa nos relata las acciones de Guillermo de Baskerville tratando de esclarecer unos asesinatos cometidos  en una abadía benedictina ubicada en el norte de Italia  en el siglo XIV. Guillermo es un fraile franciscano de origen inglés. Su nombre rinde un tributo evidente a Guillermo Ockham; y su apellido, a la obra de Arthur Conan Doyle. En su modo de pensar es menos medieval que sus anfitriones benedictinos. Sus dotes de gran observador y su sensibilidad para interpretar indicios son extraordinarios.

Adso de Melk es un monje benedictino de origen alemán con trabajo doble. Por una parte, es un acompañante para Guillermo. Y por la otra, es el cronista de la historia. Claro que Adso no es el narrador que nos da la bienvenida. Existe una breve introducción donde se nos informa el hallazgo de un manuscrito medieval. Adso es el autor de dicho manuscrito. Es una especie de Doctor Watson, un testigo y un personaje que participa en la acción. Además,  Adso le agrega a la novela  su historia de amor. Pienso que la novela sin esa historia resultaría muy fría. Me parece que este amorío le aporta a la obra uno de sus elementos  más hermosos.

La idea de la novela, según el autor, comenzó con una imagen. La imagen de un monje muriendo debido  a un libro envenenado. Un libro que mata a sus lectores. Hay varios asesinatos. Pero dentro de un contexto más amplio. Existe una lucha de poder entre el papa y el emperador. El papa representando los intereses del comercio y las ciudades. El emperador representando a sectores más de provincia, sectores más alejados de los territorios papales.  Los diferentes grupos se ubican en algún punto a lo largo de un espectro que va de rechazo a apoyo hacia algunas de estas fuerzas. El debate gira en torno a  la herejía,  el rol de la inquisición,  la risa, la pobreza, la autoridad del papa y la búsqueda legitima del conocimiento.  Las discusiones son enérgicos y abundantes. Además, de interesantes.

En la  abadía se esconde una biblioteca dentro de un laberinto. Su acceso está limitado a solo unas pocas personas y la mayoría de los libros están prohibidos. Esta biblioteca al final lamentablemente arde en llamas. El villano resulta ser el venerable Jorge de Burgos, un personaje que nos recuerda al escritor argentino Jorge Luis Borges. Es un monje ciego de avanzada edad que protege la biblioteca con un celo enfermizo. Todo el enigma se centra en el segundo libro de Poética de Aristóteles dedicado a la comedia. El dilema aquí es si los conocimientos disonantes deben ser divulgados o censurados.

Como bien se conoce, esta novela fue llevada al cine. La adaptación cuenta con Sean Connery y Christian Slater en los roles de Guillermo y Adso respectivamente. Dirigida por el director francés  Jean-Jacques Annaud en una producción  italiana, francesa y alemana. El casting, el maquillaje, la fotografía, el arte y la ambientación en general  son verdaderamente brillantes. La experiencia visual es estupenda.

Entre el guion cinematográfico y la novela naturalmente encontramos diferencias. Son medios distintos y el énfasis se ubica en lugares distintos. Hay diferencias de forma. Y hay diferencias de fondo.  Nos encontramos con algunos cambios meramente cosméticos que no afectan el sentido de la historia en lo más mínimo. Por ejemplo, en la película Adso es franciscano e inglés como Guillermo. En el libro, no. Es alemán y benedictino.  En realidad, da igual. Sin embargo, existen  otras  diferencias más importantes. Voy a comentar algunas.  En la novela se explora mucho más el trasfondo histórico y religioso que en la película. Por razones de espacio y economía,  esto es comprensible. 126 minutos no es mucho.

Con respecto al personaje de Guillermo.  En la película, el personaje de Guillermo se desarrolla  mucho más. Su pasado y su relación con la inquisición tienen mayor elaboración en la película que en la novela. Así como su evolución y conflicto  interna. En la película, Guillermo es más humano, por un lado.  Y más eficiente, por el otro.  En la novela, a Guillermo le toma más tiempo decidirse y comprometerse con una conclusión. Vacila mucho más. En la película, es mucho más asertivo y rápido.

La escena de pasión entre Adso y la joven campesina en el libro es mucho más rica y emotiva que en la película. Como experiencia estética, esa escena en la novela se construye con mayor profundidad y sutileza en la novela. En la película, la escena es más apresurada y al grano. Carece de capas y dimensiones.

En la novela son pocas las cosas que realmente se descubren a tiempo. En ella, nuestros detectives son derrotados, básicamente. La chica no se salva, Bernardo Gui (el malvado inquisidor) escapa ileso, y los líderes franciscanos no logran sus objetivos.  En cambio, la película ofrece un final más complaciente y consolador.  No es del todo feliz pero sí mucho más feliz que el encontrado en la novela.

Esta novela para mi tiene la peculiaridad que la disfruto en combo. Película y novela. Juntas.  Es un triángulo amoroso. Cuando veo la película,  pienso en la novela. Y cuando leo la novela, pienso en la película. Pero de algún modo hemos logrado una sana convivencia. Es decir, nos las llegamos muy  bien. Los tres juntos somos felices.

Gustavo Godoy 

viernes, 1 de marzo de 2019

Fiesta




Los clásicos son eternos. De algún modo, tienen la capacidad de pertenecer vigentes  a pesar de los años, las décadas y los siglos. La universalidad de sus valores es un parte esencial de su longevidad.  Por ende, lo peor que lo puede pasar a una obra que pretende convertirse en un clásico es defender las ideas de  un pasado ya caduco. Un libro obtuso rara vez logra la inmortalidad.

Nuestra actitud cultural hacia la masculinidad tradicional ha cambiado mucho, sobre todo después de la Segunda Guerra Mundial. El concepto de género ha evolucionado bastante. ¿Qué es un hombre? ¿Qué es una mujer? A principios del siglo pasado,  las respuestas a estas preguntas eran mucho más claras. Hoy son más fluidas. Y en cierta manera, más ambiguas. La admiración al héroe de  fuerza varonil ha dado paso  al  héroe de la sensibilidad. La vulnerabilidad recibe más aplausos en el público contemporáneo que la imagen del guerrero  viril. Por lo menos en los ambientes más cultos. Con este cambio de actitud,  pocos escritores se han visto más afectados que Ernest Hemingway.

Fiesta (1926) fue la primera gran novela de Hemingway, una obra que lo consagró como uno de los autores más destacados de su tiempo. Marcó el comienzo de una época y colocó al escritor estadounidense como el vocero incuestionable  de una generación herida por el pasado y sin muchas esperanzas de futuro.

Los alocados y licenciosos años veinte fueron años de compensación.  Una era de liberación, de creatividad y de transformación, pero también de perdición. La desorientación espiritual  y la bancarrota moral   de aquellos tiempos condenaron a sus participantes. Paris fue el epicentro de todo esto. Un París repleto de jazz, de arte, de literatura y de expatriados. Era un Paris de desenfreno, ironía y creación.

Fiesta es casi una autobiografía. La ficción se nutre en gran medida de lo vivido por  el autor. El desventurado protagonista, Jack Barnes, un escritor estadounidense, también, como Hemingway, sirvió en Italia durante la Gran Guerra. Debido a una herida (que lo dejó impotente), ingreso a un hospital donde fue atendido por una enfermera inglesa de la que se enamoró, Brett Ashley. Se separaron, pero nueve años después coincidieron en Paris. Ella, una mujer divorciada, seductora y liberal. Él, un hombre pasivo destinado a ser un simple espectador.

La primera parte de la novela trascurre en Paris. Es la vida de los cafés, el licor y los bailes.  Entre expatriados, principalmente ingleses y estadunidenses. La promiscuidad, las tareas inconclusas, la imprudencia económica  y   los corazones rotos son el pan nuestro de cada día. Pero los amigos decidieron cambiar de aires. Se van a España, a las fiestas de San Fermín en Pamplona para ver las corridas de toros.

La segunda parte de la novela es en España. Antes de llegar a Pamplona, Jake y un amigo hacen un alto y  se van a pescar truchas. Luego, se encuentran con los demás en las vísperas de las fiestas. En el grupo, está Brett por supuesto.

Hemingway sabe contar una historia, definitivamente. Sus descripciones son sumamente vívidas. La pasión (por las corridas de toros)  se hace sentir. Indudablemente. La novela nos muestra una versión romántica del deporte sangriento. Hemingway es un maestro de la técnica. Eso nadie lo puede negar.

En fin, Brett llega comprometida pero una vez en las fiestas se enamora de un joven torero. Deja a su prometido y se fuga con su nuevo amor, un joven 19 años menor que ella. El amor dura poco. Jack y Brett pasan un tiempo juntos en Madrid pero no sin lamentarse de su suerte. Y así concluye la novela. Con una enorme sensación de  vacío.

Fiesta es una novela sobre el pasado irreparable, los  amores imposibles y las ilusiones perdidas. Pero también es  un homenaje a la masculinidad tradicional, violenta y teatral. Algo que para el lector de hoy podría resultar un poco difícil de digerir. Porque la cultura es otra. Fiesta es la misma novela que causó furor en el momento de su publicación, pero los valores han cambiado. Ahora es vista bajo otra luz. ¿Estamos siendo injustos con Hemingway? Solo el tiempo lo dirá.


Gustavo Godoy

viernes, 15 de febrero de 2019

Rebelión en la granja






En la novela, del británico escritor George Orwell, Rebelión en la granja (1945), los animales se han sublevado contra los dueños humanos que los oprimían. Sin embargo, la medicina terminó siendo peor que la enfermedad cuando los cerdos, ebrios de poder,  traicionan a los demás imponiendo un sistema más opresivo y desigual que el anterior.

La novela claramente tiene un mensaje político dirigido a ridiculizar las revoluciones populares de la época que mientras mostrándose como salvadores en realidad eran los  grandes opresores del pueblo.  El paralelismo con la Unión Soviética de Stalin es evidente. En el momento de la publicación, Stalin todavía era un aliado de Occidente contra los nazis. Por eso, la novela  no recibió en un principio un visto bueno en Inglaterra. Se trataba de una fábula y los personajes animales de granja, pero la comparación no se podía esconder. Esta resistencia inicial cambió al poco tiempo con la llevada de la Guerra Fría. En el periodo de la posguerra, el libro fue muy usada para mostrar todo lo que estaba mal con los soviéticos y para defender el sistema democrático.  Rebelión en la granja es una novela  sobre la estupidez,  los engaños y  la hipocresía del poder. Y se ha convertido en la metáfora perfecta para exponer la enorme distancia entre la versión oficial pregonada por este tipo de tiranías  y la realidad experimentada por los pueblos sometidos bajo su dominio.

La obra hay que leerla para evitar que la historia se repita. Es necesario comprenderla y recordarla con frecuencia. La novela empieza relatando los problemas de los animales bajo el yugo humano y sus anhelos de libertad. Un viejo cerdo incita a los demás a organizar su emancipación. Rápidamente, los cerdos asumen el liderazgo para construir una nueva sociedad basada en la “igualdad”.

En Rebelión en la granja, cada grupo de animales representa una fuerza social. Los cerdos representan los cabezas del movimiento. Los perros, los militares. El curvo Moses, la iglesia. Mollie, la yegua, las clases altas. El caballo Boxer, los trabajadores. Las ovejas y las aves, las masas ignorantes que siguen los cerdos ciegamente. El burro, el intelectual  consciente. Los dueños anteriores, el viejo régimen.

Una de las características principales de los  animales es la brevedad de su memoria. No son buenos recordando. Esta debilidad los hace terriblemente vulnerables. La degeneración de los cerdos va creciendo con el tiempo. Al principio, todo parecía ir por buen camino, pero este entusiasmo inicial acabó pronto. Poco tiempo después de consolidarse en el poder, los cerdos no trabajan. Viven del trabajo de los demás. Se roban la comida de los demás. Cometan abusos. Crean leyes que solo los benefician a ellos. Y reescriben la historia para perjudicar a la granja. La codicia y la mentira ganaron.  Esta nueva casta que surge después de la rebelión se ha convertido en algo más absurdo que el viejo régimen. La granja ha caído víctima de una estafa y están mucho peor que antes.  

Estos sistemas son una traición evidente al espíritu  igualitario y justiciero que originalmente los inspiró. Los cerdos nunca fueron unos liberadores. Fueron unos vulgares charlatanes que se provecharon la ignorancia de los animales para promover sus siniestras agendas. No fueron salvadores. Fueron una tiranía más.

La novela está llena de frases muy interesantes. Hay una particular. Esta: “Todos los animales son iguales, pero hay algunos animales  más iguales que otros.” Aquí se resume la ridiculez de estos cerdos.

Gustavo Godoy 

jueves, 14 de febrero de 2019

Inevitable




Es un amor de esos de leyenda, de los mitos de antaño, de corazón y sensibilidad. Como los que se cuentan en las películas y en las novelas.  De esos que superan al tiempo y rompen las cadenas. De los inolvidables.  De los que viajan por el viento y rozan las estrellas. Amor hecho de amor y nada más.

Aunque siempre te busco y nunca estás. Te elijo a ti. Todo el tiempo a ti. Todas las mañanas. Todas las noches. Una y otra vez. A ti  y solo a ti. Simplemente. Por los días te pienso y por las noches te sueño.  Pero siempre. Y de la misma manera. Total. Tan dulce y tan bella. Entre mares e imposibles. En la totalidad. Mis sueños son contigo. Y mis soles, tu felicidad. Es tu risa que me llena. Es tu infinito mirar. Es tu alma misteriosa. Eras tú y nadie más. Es un amor de esos de leyenda y siempre lo será.

Existe en mí una gran eternidad. Algo que va con los dioses inmortales.  Ahí en lo hondo de mi alma  enamorada. Hay un cielo inagotable. Un río eterno e invencible. Una fuerza frágil e  inamovible. Una tierna emoción indomable. Un sentimiento noble y humilde. Una poderosa debilidad.  Una pasión invicta, tranquila y dulce como la miel.  Mi amor por ti. Inevitable.  

¡Feliz Día de los Enamorados!

Dedicado a los enamorados del amor. Dedicado al amor. Dedicado a ti.

Gustavo Godoy

viernes, 8 de febrero de 2019

1984





El escritor británico George Orwell se dedicaba a la novela política. Por medio de la ficción, se proponía desenmascarar los siniestros métodos utilizados por los regímenes totalitarios.  Su novela 1984, publicada en el año 1949, es una auténtica obra maestra dentro de su género. En 1984, vivimos un futuro distopico, terrible y asfixiante. En un Londres del futuro todo se encuentra bajo el control absoluto del Gran Hermano, el líder supremo. Y la población,  una masa de marionetas.  El control se consolida por medio de la guerra, el hambre y la zozobra. Las condiciones de vida son espantosas. Sin embargo, la única preocupación del Gobierno es mantener el poder. Todos sus esfuerzos están  dirigidos a embrutecer a los ciudadanos con manipulaciones, propaganda y los  lavados de cerebro. Los medios oficiales tergiversan los hechos y falsean la historia. Corrompiendo el lenguaje, el partido ha logrado imponer un mundo de ficción totalmente alejando de la verdad. Según la doctrina del partido, la única salvación es doblegarse por completo a la voluntad del todo poderoso líder. Su dominio es total. En 1984, todos aman al Gran Hermano.

Estudiar a Orwell es comprender las maneras de los sistemas totalitarios. La Alemania de Hitler, La Unión Soviética de Stalin, La Venezuela del Chavismo. En su novela, se expone con gran claridad los mecanismos implementados por este tipo de tiranías para lograr el poder total.

En el centro de la mitología que imponen estos sistemas existe  un gran villano y una conspiración mundial, una idolatría que llega a convertirse fantásticamente en una fe. Los nazis inventaron la conspiración judía. Los comunistas, la conspiración del cerco capitalista. Esos chivos expiatorios fueron utilizados como arma política para que estos hampones pudieran esconder sus agendas particulares, evadir toda responsabilidad y justificar todos los abusos. Su meta es el poder y la gloria para ellos. Nada más.

El libreto siempre es el mismo: El pueblo debe todas sus desgracias a los malvados conspiradores. El mundo está repleto de enemigos, tanto internos como externos. El único objetivo de dichos conspiradores es hacerle daño al pueblo. El pueblo siempre es inocente. Los conspiradores siempre son culpables. El pueblo represente el bien. Los conspiradores, el mal. La función del tirano es luchar  contra  los malvados y llevar a los buenos hacia la victoria final. Para luego,   crear un paraíso de igualdad, prosperidad y paz para el pueblo. Mientras tanto, el fin justifica todos los medios. 

Este cuento de hadas es simple. No como la vida que es compleja y contradictoria. He ahí su atractivo. Los líderes totalitarios explotan las  debilidades del populacho y sus deseos insaciables  de  escapar  de la realidad con estas historias de fácil compresión. El sujeto pequeño y vulnerable con estos sistemas abandona su personalidad fundiéndose en un movimiento popular para  adquirir así  una fuerza psicológica que carece como individuo. Sus complejos de inferioridad se superan al someterse al hombre fuerte, el líder supremo. La euforia del número disipa sus miedos. Y sube de estatus al desempeñar un papel “heroico” dentro de esta supuesta guerra santa.

El líder supremo se autoproclama con el profeta infalible de un poder superior, Dios, el destino, la naturaleza, la historia. Convenientemente, el líder solo responde por los triunfos. Las fallas, los problemas y los errores son  obra del chivo expiatorio de turno.  Oponerse al movimiento es traición. La obediencia ciega es la única opción.

Las sociedades caen en estos sistemas buscando una mejora de condiciones pero los resultados son catastróficos. Esa simbiosis entre un pueblo  resentido y el megalómano estafador  siempre termina en desastre. 1984 es una novela sobre cómo se pierde la dignidad humano y la libertad a la merced de las fantasías  y la ambición desenfrenada. Todo un clásico ese libro. Revelador como ninguno.

Gustavo Godoy

viernes, 1 de febrero de 2019

Los grandes amores de novela







¿Sobre qué escribimos cuando escribimos de amor? ¿Cómo se describe el amor en el mundo de las letras? ¿Cómo son los romances de novela? ¡Interesantes preguntas! ¿Eh?  Sin embargo, el  lector amante de las grandes historias de amor podría contestar estas preguntas con relativa facilidad. Porque curiosamente las historias de amor en la literatura se parecen mucho entre sí. Existen elementos claramente universales en ellas. Que si nos ponemos a pensar sobre este hecho, resulta realmente sorprendente. Hablamos, por ejemplo, de dos clásicos sumamente influyentes dentro  del género de amor: Orgullo y Prejuicio y Anna Karenina.

En Orgullo y Prejuicio, Jane Austin nos muestra dos tipos de amor muy distintos. Por un lado, el amor de Lydia y el señor Wickham. Por el otro, el amor de Darcy y Elisabeth. En Anna Karenina,  Tolstoi también  nos cuenta de un modo muy similar al de Austin  la aventura entre  Anna y Vronky, por un lado. Y  el amor entre Levin y Kitty, por el otro. Unas  relaciones están inspirados en la pasión y otras en la virtud. El marcado contraste entre estos dos tipos amor le dan mucha fuerza al mensaje dentro de estos relatos. Evidentemente, ambos autores quieren enseñamos algo muy importante sobre el tema. Le  quieren regalar a sus lectores una valiosa lección de amor. Aquí indagaré,  por razones de espacio, solo un poco sobre los amores basados únicamente en la virtud.

En narrativa, el género romántico tiende a seguir un formato determinado. Una estructura básica que por lo general se representa en tres partes: Un encuentro inesperado, la separación y la realización.

La primera parte es siempre complicada. Está llena de malentendidos y obstáculos. El encuentro se dio, pero casi siempre este viene  acompañado de una desilusión. La pareja simplemente no se entiende. La química, si alguna vez la hubo,  se va por el drenaje.  Surge un rechazo inicial producto de algún evento o alguna creencia desafortunada. En Orgullo y Prejuicio, Elisabeth piensa que Darcy es un arrogante patán. En Anna Karenina, Kitty está ilusionada con otro hombre. En un principio, el amor no se da así nomás. La pareja no está lo suficientemente preparada para el amor verdadero. Todavía falta mucho camino por recorrer.

La segunda parte, generalmente la más larga, la pareja sufre modificaciones en su manera de pensar debido a las circunstancias. El pretendiente de Kitty, en Anna Karenina,  se marchó inesperadamente en busca de un amor ilícito. Ella  enferma y se toma  un buen tiempo para reflexionar sobre sus verdaderos deseos. En Orgullo y Prejuicio, Elisabeth, a la luz de los últimos acontecimientos,  descubre el verdadero carácter del señor Darcy. En esta etapa de espacio y silencio, los personajes experimentan un crecimiento interno y un cambio de perspectiva importante. Ya no son las mismas  personas del comienzo. Se convierten en  otras.  En cierto modo, maduraron.  Su óptica de la vida y del amor se volvió mucho más lucida.

Elisabeth con el tiempo se dio cuenta que Darcy era un hombre bueno y generoso que realmente sí  la quería. Esto fue suficiente para que ella  aceptara su segunda propuesta de matrimonio. Kitty acepta casarse con  Levin cuando este le demuestra que era un hombre sincero y comprensivo que lo único que anhelaba era  hacerla feliz. Luego  y solo luego  de estos cambios,  ya puede  venir  la realización. En ambas novelas, la relación termina en boda. Pero no fue fácil. Para poder  llegar ahí debieron pasar muchas cosas.

En la literatura, y tal vez en la vida misma, las historias de amor en realidad son historias de superación personal. Los protagonistas deben primero emprender un viaje de autodescubrimiento y autorrealización para después poder conseguir sus objetivos. Los cambios deben darse, en primer lugar, en el individuo.  El otro es solo un espejo que  impulsa este proceso  brindándonos  la oportunidad de crecer. En un inicio, por lo general, nos encontramos rotos y la vida que tenemos no es la vida  que realmente queremos o merecemos. Vivimos en negación, y la ceguera nos domina. Pero nuestro corazón constantemente nos está pidiendo más. Nos pide una vida total. El deseo de conocer otros mundos.

El amor intimida porque  nos recuerda nuestra desnudez y desamparo. La soledad es la prisión de los temores. Comunicarse con el otro toma valor.

¿Cómo se escribe una historia de amor? Se empieza siendo un incrédulo. En este punto, los personajes han perdido la fe en el ser humano. Pero luego llega la bondad, el cariño y la ternura.  Las almas rotas se van curando paulatinamente con compasión, humanidad y paciencia. La magia se va construyendo poco a poco con confianza y generosidad. Ese mundo  compartido que poéticamente llamamos amor nace de una creencia, la creencia en la nobleza y belleza del otro. Claro que no es sencillo. Toma coraje, sensibilidad y sensatez. Toma una sabiduría muy particular para poder  apreciar  lo más bonito del amor. ¿Y qué es eso? La mirada enamorada, la sonrisa ilusionada y el sentimiento desinteresado de un corazón sincero que solo late por ti. Reconocer ese gran milagro. Valorar ese raro y bello milagro. Requiere lo mejor de nosotros. Debemos ser la mejor versión de nosotros mismos.

Casi todos queremos vivir un amor como el de las grandes novelas de los siglos pasados. Sin embargo, se nos olvida que eso implica un sacrificio.  Para poder amar de verdad, debemos convertirnos en mejores personas. Esto exige  una transformación profunda y vital del ser. Significa una lucha  contra los prejuicios, el miedo y la terquedad. Un gran amor de novela. Es un gigantesco salto de fe. El heroico salto de darlo todo por quien daría todo por nosotros. De eso se escribe cuando se escribe de amor.



Dedicado a la bella dama de mis ojos a razón del mes del amor y la amistad… (Sí, a usted)

Gustavo Godoy