Según la mitología griega, la diosa Afrodita estaba casada con el
feo dios Hefestos ,sin embargo ,en realidad, amaba al belicoso Ares, el dios de la guerra. Para los griegos, la hermosa diosa era
la personificación del amor, la belleza, y el deseo. Se identificaba en el planeta Venus y siempre estaba asociada al mar, las rosas, los cisnes
y las manzanas. La diosa era hija del dios Zeus y
la titán Dione. En la Grecia antigua , Afrodita era adorada como una de las principales deidades del Monte Olimpo con templos y cultos por todo el Mediterráneo.
El poeta Homero cuenta en la Ilíada sobre la compleja influencia de esta diosa en el mundo de los mortales. En la celebración de la boda de la diosa Tetis y el mortal
Peleo, Eris , la diosa de la discordia , no fue invitada. Sintiéndose ofendida, Eris se presentó en la boda para dejar
una manzana de oro. La controversial fruta dorada ostentaba la inscripción: “Para la más bella”. Como era de esperarse este detalle no paso desapercibido entre los invitados. Cargadas de rivalidad, Atenea, Hera y Afrodita reclamaron la manzana para si y le pidieron
a Zeus que escogiera entre las tres diosas. Zeus evadiendo la responsabilidad prefirió no
escoger el personalmente , sino que designo la difícil tarea a un mortal . Finalmente, la delicada encomienda fue delegada al príncipe troyano Paris.
Para persuadir a Paris, cada una de las diosas le ofreció un
soborno y así pretender comprar su decisión. Atenea, la diosa del conocimiento, el ofreció victoria en las batallas. Hera, la diosa del hogar, le ofreció inmensas
tierras. Y por último, Afrodita le ofreció
el amor la bella Helena, la esposa de Menelao, el rey de Esparta.
Finalmente, Paris escogió el amor de Helena, la mujer más bella
del mundo, a pesar de las complicaciones que esto traería. De las tres opiniones que
le presento la vida, el joven Paris tomo el duro camino de luchar por amor. Su temeraria elección fue el origen de la mítica y trágica guerra de Troya.
La figura de la Diosa es
el mito dominante en las sociedades agrícolas. Sin embargo, con el
surgimiento de las sociedades pastorales y luego las sociedades urbanas el
dios guerrero creció en importancia y paulatinamente reemplazo casi en su totalidad a la diosa. Este
proceso es particularmente demostrable sobre todo en el Medio Oriente con el desarrollo de las
religiones abrahamicas como el judaísmo, el cristianismo y el islam.
Lo femenino representa la madre tierra. Es la fuerza vital que todo lo cuida y lo nutre. Lo femenino es el vehículo de la vida, el universo y la
naturaleza. Representa la compasión en
nosotros. Lo femenino está unido a
la sensibilidad, la dulzura y la empatía
en el mundo. Por otro lado, lo masculino
representa la acción, el riesgo, la aventura, y la agresividad. Todo ser humano está
conformado por ambos elementos.
Por lo general, la influencia de la mujer en el entorno , más que
verse , se siente. Basta con entrar a una casa, para saber si una mujer habita
o no en ella. A diferencia del hombre, la influencia de la mujer es atmosférica y en cierta medida omnipresente. La mujer pasa muchas veces a segundo plano
en la historia y en la sociedad porque la visión patriarcal dominante interpreta
la realidad con una terrible ceguera
ante los valores femeninos. Grandes mujeres siempre han existido, sin embargo, la sociedad falla en valorar su impacto debido al sesgo de la mentalidad masculina y las estructuras patriarcales. La
mujer moderna comete el error de querer competir con el hombre dentro de unas instituciones
inherentemente patriarcales como el ejército, el gobierno y los negocios. En su
lugar, la sociedad toda debería reestructurase adoptando valores mucho más femeninos. Sería una lástima que en la lucha por la
igualdad las mujeres abandonen su natural femineidad para adaptar los no tan nobles valores masculinos. La
sociedad es la que debe cambiar, no la mujer.
Individualmente, cada mujer es diferente. Cada mujer es única. Y cada mujer
es bella en su propio estilo. En las palabras de la escritora francesa Simone de Beauvoir , “La mujer no nace, se hace”. No son para entenderlas, sino para quererlas.
El mundo no tendría sentido sin el poderoso encanto de lo femenino. No existe nada más hermoso y poderoso que la enigmática mirada , la dulce sonrisa , y el cuerpo desnudo de una mujer. Ella siempre tan
misteriosa y compleja. Es probable que una vida sin la
mujer conllevaría al hombre a una existencia mucho más tranquilidad, feliz y sencilla. Pero una vida sin la mujer ,no sería vida.