Primero que nada, para contar una
historia se debe escoger un medio. Un
canal para transmitir el mensaje y poder expresarse. Los caminos son muchos,
pero existen tres formas artísticas dominantes (en la actualidad). Se puede
escribir literatura. Cuentos y novelas. Las palabras sobre el papel para ser
leídas. El escritor literario. También, se puede ser un dramaturgo y escribir
obras de teatro. Este es un medio donde el texto se escribe para ser
representado por actores en un escenario y frente a un público. O se puede ser guionista y escribir guiones
cinematográficos. Aquí el producto final es una película. Un medio audiovisual.
Claro que existen otros medios que son una especie de mezcla entre dos o más
medios. La televisión, por ejemplo, es una mezcla entre el teatro y el cine. Los comics son una mezcla
entre el cuento y el dibujo. La ópera
es una mezcla entre el teatro y el canto.
Todos esos medios son utilizados para contar historias.
Pero cada uno tiene su propia particularidad. Una historia contada en
diferentes medios nunca es la misma historia. El medio afecta su contenido. Digamos
que una novela es adaptada al cine. Bueno, la historia siempre cambia. En el
trayecto, algo pierde y algo gana. Sus propiedades se
transforman al pasar de un medio al
otro. Por ejemplo, una figura de papel es muy diferente a una escultura de
mármol. Su forma podría ser igual pero el tipo de material utilizado modifica
sus propiedades. E indudablemente, estas dos obras despertarían diferentes reacciones
en sus espectadores. La experiencia estética obviamente sería muy distinta.
Esto sin mencionar la técnica utilizada
para su realización. El creador debe implementar una técnica para
trabajar con papel y otra muy distinta para trabajar sobre el mármol. La forma
es la misma, pero debido a su composición material son dos obras esencialmente muy
distintas entre sí. Una fotografía de la obra, por ejemplo, llevaría esta diferencia aún más lejos. Ahora
bien, en los medios narrativos, este fenómeno también se presenta.
Curiosamente, las novelas que
indagan principalmente en el mundo interior de sus personajes tienden a convertirse
en películas mediocres. Se podría decir que las mejores novelas tienden a ser
malas películas. Las películas basadas
en las obras de Marcel Proust o James Joyce son un ejemplo. Las descripciones, los comentarios, y los
acotaciones por parte de un narrador son elementales en una novela. Por medio
del narrador conocemos los personajes, sus pensamientos y su mundo. Se nos
cuenta la historia con palabras. Todo se apoya en el texto. Por otro lado, la figura del
narrador en el cine y en el teatro resulta un tanto fuera de lugar. Se utiliza
a veces. Y en contadas ocasiones se ha llegado a utilizar magistralmente. Pero
por lo general es un recurso con resultados muy pobres. En el cine, los sentimientos y pensamientos
de los personajes son mejor expresados visualmente. No se dice. Se muestra. Si el personaje
llora, no necesitamos una voz que nos cuente su triste. El efecto es
mayor de manera visual.
El teatro es un medio narrativo para
el dialogo. Es cuerpo, voz y sentimiento en interacción con los demás. Los
monólogos y las obras con un solo personaje en la mayoría de los casos producen
un mal teatro. Comúnmente, estas piezas
son un largo comentario personal. Una especie de discurso. Generalmente, carecen
de historia. Tal vez, para un actor sean desafiantes pero para un escritor
quizás es mejor escribir ensayos y
artículos de opinión para ese fin. Por otro lado, las películas con poca acción y diálogos nutridos tienden a llevársela divinamente con el teatro. Los
embrollos familiares, los enredos de pareja y las batallas verbales se
desarrollan de las mil maravillas sobre las tablas.
¿Cuál es el medio apropiado para
una historia? ¿Qué tipo de escritor debo ser? ¿Cuál es el mejor medio de
todos? Primero se debemos pensar en el
nivel de conflicto que más nos interesa. La literatura es particularmente
efectiva explorando conflictos internos.
El mundo de la subjetividad. El teatro es excelente desarrollando conflictos
sociales. La familia, los amigos, la oficina, un hospital, etc. Y el cine es perfecto para mostrar los
conflictos externos. El mundo físico. La guerra. Una invasión extraterrestre.
Una catástrofe natural. Los tres medios manejan muy bien estos tres niveles de
conflicto, pero cada uno tiene su punto fuerte.
El director de cine
independiente obsesionado con la
psicología de sus personajes podría
considerar la idea de escribir novelas. El escritor aficionado a la acción o
los superhéroes podría tratar de escribir guiones. Y el novelista preocupado por
las buenas conversaciones debería experimentar con el teatro.
La literatura es especial para
solitarios. El teatro y el cine son esfuerzos colectivos. En la literatura, el
trabajo del escritor se aprecia de forma directa. Es su texto. En el teatro y
el cine, el trabajo del escritor es invisible. Su texto no se aprecia. Existe
solo de modo indirecto, en las acciones
de los actores y en las decisiones del
director.
El cine de hoy se ha dedicado a
producir básicamente dos tipos de películas. El primer tipo son las películas
de altísimo presupuesto destinadas a un público global. Aquí entran las películas de superhéroes, y las de ciencia ficción. El otro tipo son
las pequeñas películas independientes. En otros tiempos predominaban las
películas de tamaño intermedio pero este ya no es el caso. El cine de hoy no toma riesgos.
En lo respecta a la literatura,
hoy se divide en dos. Primero y por
encima de todo, nos encontramos los bestsellers.
El trabajo de unas pocas celebridades que venden muchísimo en todo el mundo. Estas
obras dominan el mercado, despiadadamente. Luego, están todos los demás. Es
decir, el resto de los escritores que venden casi nada. En lo que corresponde a
la calidad, esta se halla en cualquier
lugar. Es rara, pero existe. Se descubre con dificultad porque tiende a vivir
en la oscuridad. Aquí también podría comentar algo sobre las publicaciones literaturas
en las redes sociales y los blogs,
pero no lo hare porque este tema es muy extenso y no cabe en este artículo. Más
adelante escribiré sobre la materia.
En el caso del teatro, este se ha concentrado en unas
pocas ciudades y goza de un público mucho más reducido que el de la literatura
y el cine. Las obras más populares casi
siempre cuentan con la presencia de una celebridad proveniente de otro medio
como la televisión o el cine para garantizar un público. También está el teatro aficionado, por
supuesto.
La televisión es el medio del
momento. En la actualidad, la variedad,
la experimentación y la innovación en lo corresponde al arte de contar una
buena historia se encuentra en la
pantalla chica. Las historias más fascinantes, las más interesantes, se están desarrollando ahí. El medio está atravesando una autentica edad de oro. La televisión dejó de ser un
medio exclusivamente de baja cultura. Ahora cuenta con grandes series. Joyas.
No todo es bueno, pero la excelencia se ha incrementado de un modo increíble.
Últimamente, las plataformas
(Internet) como Youtube, Netflix y Amazon están ganando mucho terreno y
seguramente la tendencia crecerá en el futuro. Este nuevo espacio brinda
grandes oportunidades para la producción independiente. Es un canal con mucho potencial
para escritores noveles.