En la novela, del británico escritor
George Orwell, Rebelión en la granja (1945), los animales se han sublevado
contra los dueños humanos que los oprimían. Sin embargo, la medicina terminó
siendo peor que la enfermedad cuando los cerdos, ebrios de poder, traicionan a los demás imponiendo un sistema más
opresivo y desigual que el anterior.
La novela claramente tiene un
mensaje político dirigido a ridiculizar las revoluciones populares de la época
que mientras mostrándose como salvadores en realidad eran los grandes opresores del pueblo. El paralelismo con la Unión Soviética de
Stalin es evidente. En el momento de la publicación, Stalin todavía era un
aliado de Occidente contra los nazis. Por eso, la novela no recibió en un principio un visto bueno en Inglaterra.
Se trataba de una fábula y los personajes animales de granja, pero la comparación
no se podía esconder. Esta resistencia inicial cambió al poco tiempo con la
llevada de la Guerra Fría. En el periodo de la posguerra, el libro fue muy
usada para mostrar todo lo que estaba mal con los soviéticos y para defender el
sistema democrático. Rebelión en la
granja es una novela sobre la estupidez,
los engaños y la hipocresía del poder. Y se ha convertido en
la metáfora perfecta para exponer la enorme distancia entre la versión oficial pregonada
por este tipo de tiranías y la realidad experimentada
por los pueblos sometidos bajo su dominio.
La obra hay que leerla para
evitar que la historia se repita. Es necesario comprenderla y recordarla con
frecuencia. La novela empieza relatando los problemas de los animales bajo el
yugo humano y sus anhelos de libertad. Un viejo cerdo incita a los demás a organizar
su emancipación. Rápidamente, los cerdos asumen el liderazgo para construir una
nueva sociedad basada en la “igualdad”.
En Rebelión en la granja, cada
grupo de animales representa una fuerza social. Los cerdos representan los
cabezas del movimiento. Los perros, los militares. El curvo Moses, la iglesia.
Mollie, la yegua, las clases altas. El caballo Boxer, los trabajadores. Las
ovejas y las aves, las masas ignorantes que siguen los cerdos ciegamente. El burro,
el intelectual consciente. Los dueños
anteriores, el viejo régimen.
Una de las características
principales de los animales es la
brevedad de su memoria. No son buenos recordando. Esta debilidad los hace
terriblemente vulnerables. La degeneración de los cerdos va creciendo con el
tiempo. Al principio, todo parecía ir por buen camino, pero este entusiasmo
inicial acabó pronto. Poco tiempo después de consolidarse en el poder, los
cerdos no trabajan. Viven del trabajo de los demás. Se roban la comida de los demás.
Cometan abusos. Crean leyes que solo los benefician a ellos. Y reescriben la
historia para perjudicar a la granja. La codicia y la mentira ganaron. Esta nueva casta que surge después de la rebelión
se ha convertido en algo más absurdo que el viejo régimen. La granja ha caído víctima
de una estafa y están mucho peor que antes.
Estos sistemas son una traición
evidente al espíritu igualitario y justiciero
que originalmente los inspiró. Los cerdos nunca fueron unos liberadores. Fueron
unos vulgares charlatanes que se provecharon la ignorancia de los animales para
promover sus siniestras agendas. No fueron salvadores. Fueron una tiranía más.
La novela está llena de frases
muy interesantes. Hay una particular. Esta: “Todos los animales son iguales, pero
hay algunos animales más iguales que
otros.” Aquí se resume la ridiculez de estos cerdos.