sábado, 19 de junio de 2021

El deseo de un héroe

 


La fuerza que nos mueve por la vida es el deseo. Todos queremos algo. Y nuestra historia vital es lo que hacemos para conseguirlo. Por alguna razón, nunca estamos satisfechos del todo. Siempre hay una carencia. Un anhelo. Esa búsqueda nos define y determina nuestro carácter. Pero, ¿qué es aquello que tanto queremos? Queremos muchas cosas y lo hacemos de manera muy personal. Lo que complica bastante el tema, porque es difícil encontrar un deseo universal. Tendríamos que indagar muy fondo. Tendríamos que explorar la naturaleza humana en su esencia. ¿Cuál es nuestro deseo más elemental? El deseo de grandeza. La frase “deseo de grandeza” es obviamente una reducción. Sin embargo, nos ayuda a encontrar claridad. Deseamos ser grandes. Queremos ser importantes. Anhelamos pertenecer. Ser apreciados. Ser relevantes. Queridos. Amados. Validados. Reconocidos. Significantes. En perfecta unión con el todo. Transcendencia. Se nos va la vida buscando estos momentos de eternidad. Me refiero a aquellos instantes que despiertan ese íntimo y divino sentimiento de grandeza en nosotros. La plenitud del ser. Aquí es cuando el asunto se complica. Porque es diferente para cada quien. Para algunos, es ganar la medalla de oro en las Olimpiadas. El premio Nobel para otros. La espiritualidad total para el místico. No sé. El amor de la familia para la persona familiar. El dinero para el hombre de dinero. La fama para muchos. Un arte. Una creencia. Ser parte de una causa. La lectura de un buen libro. Un sabor. Una estética. Los aplausos del público. Un espacio tranquilo. Un recuerdo. Sabiduría, cultura, o libertad. Un talento. Una ideal. Una virtud. El poder. O la violencia. Tal vez, la ausencia de ansiedad. Es la fuerza que nos impulsa por la vida. Tenemos el deseo. Y tenemos el obstáculo. El deseo nos mueve. El obstáculo nos golpea. Motivación y desafío. Mayor el deseo, mayor el obstáculo. El querer siempre implica un riesgo. Exige un sacrificio. ¿Qué tanto queremos lo que queremos? ¿Qué tan lejos vamos a llegar para obtener lo deseado? El héroe debe estar dispuesto a colocarse en una situación de peligro para lograr su cometido. Las pasiones no vienen gratis. Tienen un costo. ¿Quieres una familia? ¿Quieres un hijo? ¿Una carrera? ¿Triunfar? ¿Fama? ¿Dinero? ¿Felicidad? ¿Ayudar al prójimo? Bueno, hay que ponerse a trabajar. Si la vida te golpea, sigue adelante. Lo que puede parecer duro es simplemente una gran historia que aún no ha terminado. La resistencia es inevitable en el proceso de vivir. A menudo queremos algo, pero, en el fondo, queremos otra cosa. Es decir, lo que pensamos que queremos rara vez resulta ser lo que realmente queremos. Como en la ficción, nuestra vida también suele seguir una trama superficial y una trama profunda. Se trata del deseo consciente, por un lado. Y el deseo inconsciente, por el otro. Lo que creemos desear y lo que en realidad necesitamos para llegar a la grandeza. Existe una historia que nos contamos a nosotros mismos. Una vieja herida del pasado que nos marca y nos limita. No nos deja ser. Por alguna razón, nos hace pensar que no somos suficientes. Una especie de pecado original que nos ha condenado la vida. De pronto, pensamos que somos la decepción de nuestros padres por no vivir a la altura de sus expectativas. De pronto, obtuvimos la felicidad por un instante y al poco tiempo lo perdimos todo. De pronto, nos rechazaron. Perdimos en muchas ocasiones. Nos sentimos un fracaso o un fraude. Y luego surge el relato interno de una persona abatida que mucho lo intentó, pero no pudo. Pudimos ser el héroe. Pero no lo somos. Bruno Díaz perdió a sus padres de niño en un robo callejero. Escogió la vida de un enmascarado que sale por las noches a luchar contra el crimen. Se convirtió en Batman para vengar a sus padres. ¿Venganza o justicia? Difícil decirlo. Su vida es dura. Pero en un sentido es bastante sencilla. Su trabajo es combatir al villano de turno. Así de simple. Ese es claramente su deseo consciente. Ahora bien, ¿es eso lo que realmente quiere? ¿Cuál es su deseo inconsciente? ¿Cuál es su trama profunda? ¿Qué quiere un huérfano en el fondo de su corazón? ¿Una familia? Seguramente, una feliz vida familiar. Volver a sentirse amado. Sin embargo, irónicamente, su oscura vida de superhéroe es exactamente lo opuesto a una vida familiar. En otras palabras, su deseo consistente y su deseo inconsciente se encuentran en directa contradicción. He ahí la complejidad del atormentado personaje. Supongamos que el amigo Bruno decide darse un paseo por la psicoterapia. Lo que necesitas es una novia, Bruno. Pero Bruno Díaz seguramente consideraría dicha solución una completa tontería. En su lugar, prefiere vestirse de murciélago y ser el Caballero Oscuro de Ciudad Gótica. ¿Por qué? Por la historia que se cuenta a sí mismo. La vieja herida del pasado que nunca lo abunda. Su escudo protector. Es su interpretación de lo que pasó con sus padres lo que lo sentencia. Seguramente, piensa que algún criminal terminará matando a su novia. Tal vez cree que la felicidad siempre acaba en calamidad. O que un mundo sin crimen es un mundo feliz. Ahora está en sus manos remediarlo. No sé. Pero su prisión es definitivamente su mente. La verdad es que no es un superhéroe por nobleza o deber. Es superhéroe por conveniencia. Así la vida es mucho más simple. La franquicia de Batman nunca termina precisamente porque el personaje nunca evoluciona. Nunca supera ese círculo vicioso. Le gana al villano. Pero no hay cambio interno. Es el mismo del comienzo. Jamás logra reescribir la historia. Para evolucionar , debemos reescribir nuestra historia. Sanar la herida. Sí, somos suficientes. Sí, merecemos ser amados. Sí, somos valiosos y capaces. Lo que pasó es pasado. Pero no puede convertirse en un freno permanente. Podemos ser grandes. Lo demás es excusa. Todos llevamos un deseo por la vida. Con frecuencia, sin embargo, ese primer deseo no es nuestro. Normalmente es algo impuesto por la sociedad, la familia o alguien más. Por eso, no satisface. Pensamos que es nuestro por sugestión. Los trofeos de la sociedad no siempre son los más importantes. Los aplausos no valen de mucho, si nos sentimos vacíos por dentro. Seamos francos. No hay mayor grandeza que sentirnos orgullosos de nosotros mismos. Ser el héroe de nuestra propia historia. Luchamos. Tratamos. Lo dimos todo. Vivir. Sentir que somos grandes. Mi deseo es ese. Mi deseo es merecer mi callada admiración. Gustavo Godoy

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