domingo, 15 de septiembre de 2024

La psiquiatrización de la vida




La vida es como un gran gimnasio dentro la escuela del universo. La clase de hoy: la carrera de obstáculos. Por un lado, tenemos esta lista interminable de deseos, sueños y metas que se acumulan como platos sucios en el fregadero. Por otro, tenemos un cuerpo que nos falla, una cuenta bancaria que se niega a crecer y una lista de tareas pendientes que parece multiplicarse como un hongo.

Y claro, hay días en que todo parece ir cuesta arriba, como construir un castillo de arena en una tormenta. Nos enfermamos, perdemos el trabajo, nos peleamos con la pareja... ¡La vida es una caja de sorpresas desagradables! Pero, ¿en serio necesitamos un diagnóstico psiquiátrico para cada incomodidad y cada mal humor?

Diagnosticar es un asunto serio. Los psiquiatras (los verdaderos expertos del tema) le ponen mucho empeño en dar un diagnóstico correcto, después de estudiar un montón y hacer pruebas. Incluso así, a veces, no están todos de acuerdo. ¡Y la gente por ahí tirando diagnósticos banales como si fueran confeti!

Últimamente, parece que todo el mundo es un experto en salud mental. Desde el barbero hasta el cajero del supermercado, todos tienen una opinión sobre tu ansiedad, tu depresión o tu trastorno bipolar. Y no me malinterpreten, los trastornos mentales son una realidad y requieren atención profesional. Pero ¿en serio vamos a etiquetar como 'trastorno' cada vez que nos sentimos abrumados o tristes? ¡La vida es difícil, amigos visibles! Y no hay una pastillita mágica que solucione todos nuestros problemas. Que la vida esté llena de altibajos es algo completamente natural. La vida no es una enfermedad. Lo siento, pero una nota médica escrita por ti mismo no te va a dar una A+ sin el esfuerzo. Así que a ponerle ganas a la vida.

Antes, si alguien estaba nervioso en un examen, simplemente decíamos que tenía los nervios de punta. Ahora, ¡zas! Trastorno de ansiedad generalizada. Y si alguien se emociona con una buena película, ¡directamente lo mandamos al psicólogo! Depresión latente, dicen. ¡Pobrecito! ¿Y qué me dices del que llega tarde el tiempo ¡Trastorno por déficit de atención!  Y el organizado, ¡obsesivo-compulsivo! ¡Ay, madre mía! ¡Y si te separas de tu pareja, ya ni te cuento! Depresión segura. Parece que cualquier emoción o comportamiento fuera un síntoma de alguna enfermedad mental. ¡Hasta el que cambia de opinión de un día para otro es bipolar!

El peligro de los diagnósticos 'caseros' radica en que pueden guiar decisiones sobre el tratamiento inadecuadas y afectar negativamente la autopercepción y las relaciones sociales de una persona.

¡Es como si la humanidad hubiera decidido patologizar las experiencias humanas normales! ¿Y cuál es el tratamiento? Pues más pastillas, más terapia y más etiquetas. ¡Viva la modernidad!

 

Gustavo Godoy

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