El comics es un medio artístico que combina el dibujo y las palabras para transmitir ideas, para contar historias. Es un medio principalmente visual. Y, en segundo grado, literario. Su historia es muy antigua. De hecho, sus orígenes podemos encontrarlos en la prehistoria. Los estudiosos aseguran que el comics como medio es descendiente indirecto de expresiones artísticas exploradas desde tiempos remotos. En el Paleolítico, se utilizó el dibujo como forma de expresión. Los egipcios, los griegos, los romanos y otros pueblos de la antigüedad usaron dibujos para contar historias. En Asia, también hay evidencias de ello. En el Renacimiento, artistas como Miguel Ángel realizaron obras de este estilo. En fin, desde hace mucho tiempo, se ha utilizado el dibujo para narrar. Es decir, el dibujo no solo como medio de representación, sino también como medio narrativo. La literatura, el teatro, el cine y la televisión. Pero también el comics. Medios narrativos por excelencia. El comics es el noveno arte.
Mientras la literatura es un medio ideal para la exploración de conceptos abstractos, la fortaleza del comics, por ser una forma esencialmente visual, radica mayormente en la exploración de conceptos contextuales. Las cosas, los objetos, el mundo físico, lo circunstancial. Es una forma proclive a la acción, al espectáculo, a la exterioridad. Ideal para lo dramático.
El comics (como se conoce hoy) floreció a principios del siglo pasado. Después de un tímido comienzo, se desarrolló y tomó vuelo en esa época. La prensa amarillista del periodo impulsó su difusión. Los magnates de los medios impresos, William Randolph Hearst y Joseph Pulitzer, jugaron un papel fundamental en este proceso. Sus diarios publicaron ilustraciones y tiras cómicas como un instrumento para atraer a las mases. El comics comenzó como un género destinado principalmente al público menos culto. A personas de clase baja y, sobre todo, a los niños.
Mandrake el Mago, El Fantasma, y Flash Gordon fueron algunas de los comics que aparecieron en los periódicos de entonces y tuvieron con un gran éxito. Estas fueron historias inspirados por personajes de la literatura como Robín Hood, El Zorro y John Carter. Estos éxitos precedieron los comics que salieron después.
Los comics se apoyan en la implementación de cuadros con dibujos colocados en serie. Paneles. En muchos casos se llega a utilizar un cuadro único. En otros casos, varios. En secuencia. Las palabras comúnmente se encierran dentro de siluetas en forma de globo para cuando hablan los personajes, en forma de nube para revelar sus pensamientos y en forma de rectángulo para poder leer al narrador.
Con frecuencia, el comics es utilizado para realizar comentarios sobre la actualidad como usualmente ocurre en el caso de las caricaturas editoriales. Pero también se utiliza para contar historias. El género en sus inicios estuvo siempre unido a los periódicos y las revistas como un material anexo o suplementario. Pero luego, con el tiempo, aparecieron en publicaciones autónomas. Es decir, el comic book o libro de historietas. Los periódicos continuaron publicando comics, pero los comics books también prosperaron de modo independiente. En el año 1938, salió al mercado el comic book que cambió la historia del comics para siempre. Action Comics #1. Con su héroe, Superman.
Con los años, el comics ha logrado difundirse en todas partes. Su atractivo es global. Y en casi todos los países del mundo hay artistas dedicados a este medio. Sin embargo, existen tres tradiciones que se destacan de las demás. El comics estadounidense, el manga (la historieta japonesa), y el bande dessinée (la historieta franco-belga). Esas son las tradiciones son las más importantes. Claro que también existen otras tradiciones dignas a mencionar. Por ejemplo. El fumetto (la historieta italiana) y el tebeo (la historieta española), en Europa. Y la historieta argentina y brasilera, en Latinoamérica. Estas tradiciones, aunque constantemente se influyen entre sí, cuentan con su propia historia y características propias.
El comics estadounidense está dominado por las casas editoriales. En esta tradición, el guionista y el artista pasan a un segundo plano. Todo parece girar en torno a los personajes. Y el subgénero del Superhéroe es el que predomina. Y predomina abrumadoramente. Las historias casi nunca terminan y los personajes evolucionan muy poco. El mismo personaje aparece una y otras vez en un relato de nunca acabar. Nuevos escritores surgen e intentan reinventar los viejos personajes, pero, en el fondo, nada cambia. Todo es sobre los personajes que nunca mueren.
Sin embargo, el comics en los Estados Unidos sí ha evolucionado en su tono. Con el pasar de las décadas, el tono se ha vuelto más oscuro, la temática más compleja, y la moral más ambigua, prefiriendo la figura del antihéroe sobre la figura del héroe clásico de los años 40s.
El mercado está dominada por dos casas editoriales. DC Comics es la editorial con los derechos sobre personajes como Superman, Batman y la Mujer Maravilla. Por muchos años, la más importante. Pero luego, en los años 60s y 70s surgió Marvel Comics introduciendo una nueva clase de superhéroe, superhéroes con humanidad. Personajes con problemas y defectos. Como Los 4 fantásticos, el Hombre Araña, Hulk, y luego los Hombres X. Con guionistas como Stan Lee, y artistas como Jack Kirby, Marvel Comics se convirtió en uno de los principales poderes en el mundo del comics. Ahora, DC Comics y Marvel Comics dominan más de 60% del mercado total del Comics en los EEUU. Dejándole a las demás como Image Comics, Dark Horse Comics y otras editoriales independientes un lugar minoritario.
En Estados Unidos, los comics tienden a seguir una forma preestablecido velando los intereses de las principales casas editoriales. Es cierto. Pero hay excepciones. Maus de Art Spiegelman, The Sandman de Neil Gaiman, The Watchmen de Allan Moore, y Contract with God de Will Eisner, por ejemplo. Estas son obras de mucha originalidad y gran calidad artística.
El mercado de los comics estadounidenses ya no depende de los periódicos y su público dejó de ser el infantil hace mucho tiempo. Ahora es un nicho especializado que cuanta con sus propias tiendas y sus propios eventos en un enamoramiento creciente con la industria del cine hollywoodense.
El manga japonés es diferente. Y sus diferencias con el comics estadounidense son considerables. En Japón, el manga no es un género marginal. Todo lo contrario, goza de un público muy amplio. Y un puesto de prestigio en la cultura. Mientras el comics se centra en el personaje y en ediciones mensuales, en Japón, el manga desarrolla series en revistas semanales. Además, una revista publica (en blanco y negro) varias series al mismo tiempo. Las historias tienden a contar con un principio y un final. Y por lo general los personajes evolucionan. Los géneros son muy variados. Hay de todo para todo tipo de público. Desde dramas juveniles, pasado por historias fantásticas y mitológicas hasta llegar a la pornografía. De todo. Para todos los gustos.
El manga también ofrece superhéroes, por supuesto. Pero tienden a diferir de los personajes norteamericanos. Ese personaje marginado con doble identidad y un superpoder que lucha contra el crimen como un justiciero, tan típico en los Estados Unidos, en el manga, se ve poco. Existen. Pero dentro de este género en particular, el manga tradicionalmente ha preferido otras cosas. Tal vez la magia, o la robótica, o el gigantismo.
La relación entre el anime (animación japonesa) y el manga es sumamente estrecha. Las series de manga más populares casi siempre se han convertido en animes. Así es el caso de Astro Boy, Dragón Ball, y Pokimon. Para mencionar algunos casos.
El bande dessinée franco-belga opera básicamente como la literatura. El comics estadounidense se centra en el personaje; el manga, en la serie; y el bande dessinée , en el autor. Un guionista se une con un artista y con el patrocinio de una editorial publican una obra. Esta tradición nos dio Las Aventuras de Tintín, Los Pitufos, y Las Aventuras de Asterix. Pero es en la ciencia ficción donde realmente deslumbra (en mi opinión). La creación de universos gigantescos. El Incal de Alejandro Jodorowsky. La revista Heavy hurlant con las ilustraciones de Moebius. Por ejemplo.
En Latinoamérica, el mercado del comics es sumamente pequeño. Se ha desarrollado un poco más en Argentina. Pero todavía hay mucho trabajo por hacer. Claro que cuanta con sus historias de éxito como Condorito de Pepo (Chile), Mafalda de Quino (Argentina), El Náufrago de Jorge Blanco (Venezuela) y el El Eternauta de Hector Oesterheld (Argentina).
A pesar de los desafortunados estigmas que aún sufre, el comics como medio narrativo goza de una gran fuerza. No es sinónimo de incultura, y no es un medio meramente infantil. Tampoco es un atentando en contra de la literatura o la alfabetización. Esos son prejuicios.
De hecho, es un medio genial para contar historias donde la demostración visual es importante. Potencialmente, puede llegar más allá en sus alcanzas que el cine y la televisión debido a su gran accesibilidad. Tan solo con un lápiz y un papel, se pueden construir mundos imaginarios tan grandes como un universo. He ahí su enorme poder.
Gustavo Godoy