viernes, 30 de diciembre de 2016

La extrema derecha y el mundo de hoy





Las corporaciones multinacionales se han beneficiado enormemente con la gigantesca y acelerada desregulación de las últimas décadas en todo el globo. El acceso a los grandes capitales, los mercados abiertos, los bajos salarios y los  paraísos fiscales han creado las condiciones perfectas para una descomunal concentración de riqueza en la mano de pocos. Los precios de producción han bajado, pero también es cierto que  la clase media en los EEUU y Europa ha sido  fuertemente golpeada durante este mismo periodo debido a que los sueldos nunca mejoraron para ellos. Las nuevas tecnologías, el constante flujo de inmigrantes, el debilitamiento  de los sindicatos y  la mudanza de las   fábricas  hacia sitios donde la mano de obra es mucho más económica han logrado que esto sea así.

En EEUU y Europa, las cosas no andan muy bien para la clase media. Sin embargo,   los medios y los partidos tradicionales no han abordado el asunto con seriedad.  Olvidándose de la gente común, los liderazgos  de las dos tendencias  predominantes (centro-derecha, centro-izquierda)  han acordado llevar a cabo las mismas políticas y defender el status qo consensuando un centro político común.  Wall Street (la elite corporativa) y los lobbys  se han apropiado de la clase política en el poder. Debido a esto, la insatisfacción es global. 

Este sentimiento anti-establecimiento es genuino y justificado. Sin embargo, el sistema está diseñado para evitar cambios radicales.  No presenta alternativas reales.  Es muy difícil romper con estas estructuras de poder para el ciudadano de a pie por los canales regulares. Eso obviamente es muy frustrante y despierta profundas desconfianzas.  Todo esto está ocurriendo en un momento cuando el mundo está atravesando la crisis ambiental,  la amenaza nuclear, guerras en el Medio Oriente, tensiones globales, el problema migratoria  y un colapso bancario a la vuelta de la esquina. Y como si fuera poco, tener hoy acceso a información fidedigna es cada vez más difícil.  El debate público se ha tornado  cada vez más superficial olvidase de los hechos y la evidencia , por un lado, e ignorando los  temas realmente importantes para centrandose en lo banal  , por el otro.

Esta frustración  acumulada está siendo capitalizada por populistas de extrema derecha cuyo discurso fantasioso  está basado en un nacionalismo obtuso y un sensacionalismo irracional.  El reciente triunfo de Trump en EEUU,  el éxito del Brexit en el Reino Unido y la victoria del no en el referéndum en Italia han sido eventos asociados con este nuevo fenómeno. Algo que también está muy presente en Francia, Holanda,  Austria, y Alemania, poniendo incertidumbre en el futuro de la  Unión Europea.

Estos “héroes del pueblo” han encontrado simpatía en el trabajador cuello azul,  el campesinado  y los desencantados.  En términos generales, las zonas más vulnerables a los cantos de estos personajes tienden a ubicarse en las áreas menos desarrolladas como el campo y las pequeñas ciudades. Generalmente, las personas en estos lugares tienden a ser  más conservadoras,  menos multiculturales, más viejas y relativamente  menos educadas que los habitantes  de las grandes ciudades. Debido a  su pérdida en importancia en estos nuevos tiempos de “diversidad, libertinaje y caos urbano”, la nostalgia, el  resentimiento, el nacionalismo y los deseos por mayor orden han invadido a estos sectores tradicionales.

El  descontento  se ha refugiado en la extrema derecha en gran parte  porque  la izquierda es débil y está sumamente fragmentada.  Obama resultó una desilusión (para muchos) ; el progresismo en Grecia y  España no generan la suficiente confianza; y las divisiones internas no han dejado construir una alternativa viable.  Por otro lado, la izquierda ha perdido su base tradicional porque  han preferido a los jóvenes profesionales y a las minorías de las grandes ciudades (beneficiados por la globalización) donde una economía posindustrial está enfocada más en las finanzas, la tecnología informática y los servicios,  abandonando así al movimiento laboral ( Prejudicados por la globalización) Esto fue un error de la izquierda.


Estamos viviendo  tiempos oscuros. Por lo que  estamos viendo en estos primeros años, al parecer este siglo será uno bastante largo. Tomará mucho de nuestro esfuerzo poder  superar las divisiones,  la polarización y las tensiones.  


Gustavo Godoy


Artículo publicado por El diario El Tiempo ( Valera, Venezuela) y en varios medios alternativos en varios países el viernes  30 de Diciembre  2016 en la Columna Entre libros y montañas

viernes, 23 de diciembre de 2016

El nacionalismo





Los nacionalistas asumen que nuestro planeta está dividido en  pequeños lugares  separados por fronteras muy bien definidas. Se cree que las personas que han nacido dentro un lugar en particular comparten una identidad común  con todas las personas del mismo lugar y del igual modo  se diferencian de las personas nacidas en otros lugares.  Según los nacionalistas, es el deber de cada individuo amar y defender el país que le toco nacer. El nacionalismo es la noción en la cual  una persona pertenece a un grupo específico dentro  un lugar específico. En este caso, el destino del individuo está predestinado por su origen.  Por lo tanto, su personalidad, su lealtad  y sus gustos deben limitarse a  la realidad colectiva predominante  dentro  de la estructura nacional. Todo aquello que esta fuera de estas fronteras artificiales es considerando como ajeno, extranjero y en cierto modo irrelevante. Dentro de esta ideología, el patriotismo  es estimulado por las instituciones nacionales  y existe la inclinación de creer  que el país donde uno nació es el mejor, el más bello, y  el más noble entre todos los países. El primer deber es defender el interés nacional y alejar las influencias externas. Las expresiones de orgullo nacional son comunes en el mundo. Las personas rinden homenajes a sus  banderas  y cantan sus himnos con gran sentimiento como muestras de amor y pertenencia.  No es raro que la gente manifieste públicamente el orgullo de ser estadounidense, inglés, francés, alemán, italiano, ruso, chino,  español o colombiano y de vez en cuando disfrute  gritar: “Somos número uno” o expresar frases como: “Definidamente, este es el país más bello del mundo”

El nacionalismo desde sus inicios estuvo estrechamente  ligado  los conceptos  de raza,  estado y territorio. Entonces, por lo general el nacionalista promueve  la idea de pureza, orden, y espacio propio.  En la actualidad,  es un fenómeno tan arraigado en la sociedad moderna que es visto como algo natural e incluso deseable. Sin embargo, este es  una construcción sociopolítica relativamente reciente difundida sistemáticamente por todo mundo como una de las  doctrinas angulares  del  imperialismo Europeo. El nacionalismo inicialmente fue creado como una política de estado para apoyar a los monarcas de la época con sus planes de dominación. Ahora es algo común y normal, pero eso no siempre fue así. Por ejemplo, en el siglo XVIII, sobre todo en Francia, empezó a crecer un fuerte entusiasmo  por los pueblos diferentes y extraños existentes  más allá de las fronteras europeas. Las personas cultas anhelaban captar espiritualmente todas las culturas del planeta en la forma de un nuevo humanismo que se difundió por toda la  Europa del periodo. El arte de otras latitudes era valorado y admirado. Las personas se interesaron por las pinturas orientales, las costumbres de los aborígenes,  los idiomas foráneos  y los paisajes de tierras ajenas. Los extranjeros no eran considerados como un peligro o molestos intrusos, sino como seres humanos de igual valor. El provincialismo heredado de la edad media se sustituyó gradualmente por una  visión mucho más universal y cosmopolita que antes. Eso lo podemos apreciar hoy muy fácilmente en la literatura de la época.  Este movimiento dio la bienvenida a un sentido de fraternidad planetaria,  un genuino deseo por aprender de los demás y la querencia por disfrutar la diversidad de la humanidad. Con el tiempo, este progreso humanista se vio entorpecido con la implementación de los estados nacionales y el imperialismo europeo que comenzó en el siglo XIX. Hoy en día  todos los países modernos se rigen prácticamente bajo el sistema de estado-nación desarrollado en Europa.

La unión artificial  entre  sangre, ley y geografía tiende a producir un peligroso efecto psicológico en el individuo.  La persona al  fusionar su  carácter individual al carácter nacional  se  ve  tentado a creer que debe colocar a  su pequeña tribu  por encima de la humanidad, que debe aceptar los valores de sus paisanos por encima de los principios de verdad y justicia, y que debe considerar  a su diminuta provincia como el mundo entero. No podemos ser tan estrechos y miopes.

En realidad, el individuo es una mezcla única que no se puede etiquetar. De hecho,  la humanidad es una; y su país es el planeta todo. 


Gustavo Godoy

Artículo publicado por El diario El Tiempo ( Valera, Venezuela) y en varios medios alternativos en varios países el viernes  23 de Diciembre  2016 en la Columna Entre libros y montañas

Ver blog: www.entrelibrosymontanas.blogspot.com 

viernes, 16 de diciembre de 2016

Sobre la rabia y la frustración



Debemos reconocer que el mundo es un gran hospital de locos.  Si sometemos a la persona común a una detallada evaluación psicología, con toda probabilidad el diagnostico no sería muy alentador.  Tan solo basta tener  cierto contacto con otro ser humano para verse expuesto a una serie de   males. Todos los días nos encontramos por lo menos con un grosero, un abusador, un impertinente, un aburrido, un tramposo, y un hampón.  Las cosas por lo general tienen su grado de dificultad y los obstáculos son lo más común de este mundo.  En muchas ocasiones nuestros planes no se desarrollan como los planificamos. La gente se muere. La gente se enferma. Los accidentes ocurren. Los proyectos fracasan. Las cosas se dañan.  Y las personas no siempre actúan de la mejor manera. Esto es así. La realidad es muy cambiante y pocas cosas perduran para siempre. Lo cierto es que la fortuna es una diosa que unas veces  trae nuevas noticias pero otras veces  no. Sin embargo, cada vez que enfrentamos un revés, este nos sorprende.  Como si estuvieramos bajo el efecto de un encantamiento, toda noción de realidad es olvidada y creemos que el mundo para nosotros siempre será color de rosas. A la luz de la abrumadora evidencia, ya es hora que reconocer que en términos generales el mundo no es del todo perfecto.

El filósofo romano Seneca nació en la ciudad de Córdoba, Hispania en el año 4 A.C pero creció en Roma donde fue entrenado en retórica y filosófica. Por algunos años, sirvió como consejero del emperador Nerón en un periodo cargado de complicaciones para el Imperio Romano. Lamentablemente, Seneca fue incriminado  en un fallido complot en contra del emperador. Debido a esto fue  sentenciado, probablemente siendo inocente,   a ser el verdugo de su propia muerte. Durante su vida, Seneca escribió numerosos ensayos filosóficos, algunas tragedias, una sátira y muchas cartas sobre asuntos  morales. En sus escritos,  abordo en gran medida los temas tradicionales del estoicismo. Su estilo es claro y sumamente profundo. Su reputación como hombre de sabiduría ha perdurado a través de los siglos como pocos.

Uno de los escritos más interesantes de Seneca es “De ira”. Este es un estudio escrito en latín que busca ayudar a todo aquel que quiera controlar la rabia, la indignación y otros males por medio de la razón. Seneca decía que la rabia y la frustración son la consecuencia de un error en nuestro juicio.  En otras palabras, estos sentimientos son el producto directo de nuestra falsa compresión de la realidad. La rabia y la frustración nacen cuando nuestras expectativas no se cumplen. El conflicto yace en la disparidad que existe entre nuestro deseo y la realidad. A menudo mantenemos suposiciones irrealistas. Formamos  creencias y tómanos decisiones tratando de complacer nuestros anhelos y no  prestamos suficiente atención a la evidencia, a la razón o a la realidad.

La mayoría de las personas sufren  de  un excesivo optimismo ingenuo.  Colocan todas sus esperanzas en eventos externos  y solo esperan resultados positivos. Esto no es muy sensato. Como ejercicio mental, probablemente es razonable  ser un poco más pesimista, porque es una garantía que en algunos momentos las cosas no resultan como las esperamos.  Eso no significa desear que lo malo ocurra o ser un conformista empedernido. Es solo que el mundo  inevitablemente trae consigo   tanto lo bueno como lo malo y es sensato preparase también para aceptar lo malo con naturalidad.


Los retos en la vida deben ser asumidos con paciencia, esfuerzo y buen juicio, no con pensamientos ilusorios y ceguera.  Debemos estar claros.  El mundo y las personas tienen sus  fallas.  Las  decepciones  serán algo común.  Los contratiempos son parte del juego y hay que asumirlos con sentido de humor.  Si queremos sobrevivir en este mundo, debemos aceptar que las espinas también es parte de la vida.

Gustavo Godoy

Artículo publicado por El diario El Tiempo ( Valera, Venezuela) y en varios medios alternativos en varios países el viernes  16 de Diciembre  2016 en la Columna Entre libros y montañas

viernes, 9 de diciembre de 2016

El camino de la melancolia






En la vida no todas las historias tienen felices desenlaces. El tiempo pasa y seguramente nos encontraremos en situaciones que decepcionarán nuestras expectativas. Hay momentos cuando parece que el sufrimiento  es mucho más fácil de alcanzar que la felicidad. Hay tiempos cuando los sentimientos negativos parecen que nos atacan por todas partes y  la dicha se torna demasiada frágil y evasiva. La dura verdad  es que la derrota es parte de la vida. Y de vez en cuando es sano simplemente aceptar dignamente que en ocasiones  nuestra vida no coincide con nuestros sueños. A veces es necesario retirarse en silencio y admitir que las cosas no resultaron como las deseamos.  Basta  con escuchar una vieja canción melancólica o leer alguna  frase trágica en una gran novela para realizar curiosamente  que este estado de ánimo  nos toca profundamente.  A veces, de manera inexplicable para nosotros, se siente bien estar triste.

La melancolía es la condición humana comúnmente asociada con nuestra reacción ante la pérdida, el desamparo y la desilusión. En cierto modo, el termino se confunde a la emoción que comúnmente  llamamos tristeza. Normalmente, la melancolía se  entiende como una condición desagradable y de función desconocida que debemos evitar como si fuese la peste. Sin embargo, esto podría ser explorado con mayor hondura.

Según el viejo sistema de la medicina griega, la melancolía era uno de los cuatro líquidos básicos dentro de nuestro cuerpo que controlaban directamente nuestra salud. Se pensaba que las enfermedades tanto físicas como mentales eran producto de un desequilibrio entre estos fluidos llamados humores. El famoso médico de la Grecia antigua Hipócrates pensaba que la melancolía  era causada por el exceso de la bilis negra en nuestro organismo. Esta sustancia estaba relacionada con el elemento tierra, la estación del otoño, y el planeta Saturno. Una persona que en cuya configuración interna predominara este fluido desarrollaba una disposición melancólica. Las personas con este  temperamento manifestaban características como la seriedad, la introspección y la desconfianza. Buscaban la soledad hastiadas por las injusticias y las crueldades del mundo.

La medicina moderna ha desplazado la antigua teoría de los humores. Sin embargo, en el mundo del arte  en cierto modo aún perdura. En la Inglaterra del siglo XVI algunos autores comenzaron un culto a la melancolía. La condición se puso de moda y de repente  el sentimiento melancólico se vio asociado a los sabios, a los intelectuales y a los artistas  como una marca de genialidad. La melancolía se  asumió  como el estado ideal para la reflexión y la contemplación espiritual. El culto vinculo la melancolía con la profundidad.  Entonces los pintores en sus retratos presentaban a sus modelos con los brazos cruzados, rostros inclinados y  miradas pensativas en un fondo gris. Los escritores crearon personajes  desamparados y frustrados que luego de una calmada retirada volvían regenerados para intentar lo imposible una vez más. Ese movimiento temprano luego influyo a los románticos. Se adoptó el concepto y gracias al romanticismo nos llegó al mundo de hoy. Ahora la música, el arte, y la literatura que disfrutamos constantemente nos presentan la melancolía en su estética. Esto no es accidental sino prueba de la gran utilidad que los estados de ánimos más grises tienen en la experiencia humana.

En el arte, la melancolía ha sido representada con la figura del artista alienado e insatisfecho  esperando su inspiración en la forma de una musa o un genio.  Esta noción  busca ayudarnos a entender que la melancolía es una oportunidad para superar las dificultades de la vida cambiando nuestra perspectiva. Nos recuerda que la imaginación puede superar en sus alcanzas a la realidad y a la razón. De hecho, la creación artística puede satisfacer aquello que el mundo físico muchas veces  no puede.


La melancolía no es un estado que debe  avergonzarnos.  Es algo natural y necesario. Estar vivo es también  sentirse triste de vez en cuando. La melancolía es una invitación a la creación y al autoconocimiento.  Es la dificultad  transformada en belleza. 


Gustavo Godoy

@GusGo


Artículo publicado por El diario El Tiempo ( Valera, Venezuela) el viernes  09 de Diciembre  2016 en la Columna Entre libros y montañas

viernes, 2 de diciembre de 2016

Los demás






El ser humano por ser un animal social siente una inclinación natural en buscar su validación en los demás. Como todo ser de naturaleza gregaria y que vive en manadas deseamos la protección del grupo y la aprobación de la autoridad que lo representa.  Queremos que los demás nos admiren y respeten. Tenemos miedo a decepcionar a los demás entonces hacemos lo posible para no defraudar  sus expectativas. Para muchos el ser ignorado resulta la peor de las tragedias. La sociedad moderna exalta los valores de la superficialidad entonces  para impresionar a los demás es necesario disfrazarse.  Este juego  a veces resulta divertido pero en otras ocasiones agota. Existen personas que se cansan de sacrificarse para mantener  una molesta fachada cuando en el fondo  desean  otra cosa y quieren vivir bajo otros valores. 

El individuo que quiera vivir  más tranquilo debe aprender a ser un poco más misántropico.  La misantropía es la actitud social, psicológica y filosófica que aboga por un rechazo general hacia las personas y sus fallas.  Frecuentemente, permitirnos que el juicio de los demás defina quienes somos.  Eso es problemático porque no es raro  que muchas de las personas en nuestro entorno  se dejen dominar frecuentemente  por la ignorancia, los prejuicios, y la envidia. La sociedad con su estrechez y mezquindad busca confinarnos en una cajita de sencilla comprensión. La gente simplifica y categoriza con mucha facilidad. Pero nosotros no somos eso. Somos mucho más. Somos individuos complejos y contradictorios con un ser  mucho más rico e interesante del que los demás podrían apreciar. Somos individuos multifacéticos que solo develamos una pequeña parte de nosotros al mundo exterior.  Debemos aprender un sano irrespeto hacia la opinión de los otros y desarrollar un escepticismo constructivo hacia la autoridad dominante.

 Por experiencia sabemos que ser selectivos es una muy  buena idea. Sin embargo, a menudo nos sentimos culpables en admitirlo porque creemos que esta práctica no es lo suficientemente noble. Desde muy temprana edad nos relatan la historia que debemos aceptar con los brazos abiertos a cuanto  espécimen  se nos cruza en nuestro camino.  Según esta doctrina, debemos amar incondicionalmente a toda la humanidad. Eso podría ser cierto en un plano poético o metafísico ,pero en la práctica muchas veces esto  no es conveniente. El mundo está repleto con familiares, amigos, conocidos y extraños que es preferible quererlos desde la distancia, la imaginación o el recuerdo. La misantropía a menudo se confunde con la arrogancia. Eso no es del todo cierto. En realidad es sobre administrar inteligentemente  nuestro espacio y tiempo, que son recursos limitados.  Cada quien es el capitán de su propio barco y es la obligación del capitán  ,por el bien de la tripulación ,  decidir  quien ocupara la cabina principal  y quien merece ser arrojado  a los tiburones. Por supuesto, también puede existir una condición intermedia, algo así como reo en  libertad condicional. En otras palabras, aquel sujeto que admitimos en nuestra vida porque tiene su lado bueno , pero le ponemos los grilletes al instante  que se torne demasiado necio o imprudente. La proximidad puede ser peligrosa si no  se recuerdan constantemente los límites porque el respeto es algo fácil de olvidar uno vez que crece la confianza  y muchos confunden la amistad con la posesión. La mayoría de nosotros caemos en la trampa de no sacar a ciertos personajes de nuestras vidas por amabilidad y con demasiada frecuencia nos vemos envueltos en situaciones muy incomodas debido a  seres que con sus toxinas contaminan hasta el más placido de los paraísos. Lo cierto es que hay personas que son una verdadera piedra en el zapato. Le debemos a nuestra salud mental y espiritual alejarnos de estas criaturas del mismo modo que le huimos al tifus o a la amibiasis.

La vida es un tesoro. No debemos desperdiciar nuestra preciada energía con  tonterías ajenas. La opinión más importante es la que nosotros tenemos de  nosotros mismos. Vive,  y deja vivir.

Gustavo Godoy

@GusGo

Artículo publicado por El diario El Tiempo ( Valera, Venezuela) el viernes  02 de Diciembre  2016 en la Columna Entre libros y montañas