viernes, 30 de septiembre de 2016

El surgimiento de China



China, junto a la India,  en la Edad Antigüedad fueron grandes civilizaciones. Desde entonces, estas civilizaciones se han desarrollo prácticamente de manera independiente y esencialmente desconocidas para Occidente. Desde el año 2200 a.C, un proceso de unificación y fragmentación tomo lugar en la zona hoy llamada China. Luego,  fue en el año 221 a.C cuando Quin Shi Huan , el fundador de la dinastía Quin, se proclamó emperador y unifico bajo su mando a toda China.  En términos generales y con contadas excepciones, China ha conservado su unidad racial y territorial por milenios. En Europa, por ejemplo,  las cosas han sido muy diferentes. En Europa, existen muchos grupos en muchas zonas distintas.

La sociedad tradicional china es sumamente jerarquizada. La relación entre el gobierno y la persona es muy diferente a las concepciones occidentales actuales. La estructura del Estado Nación surgida en Europa en los últimos siglos, un sistema con chequeos y balances que protege los derechos individuales, es ajena en la cultura política china. En la China,  el gobierno es una extensión de la familia, por decirlo de alguna manera.  Y esa es una concepción que viene formándose desde los orígenes de su civilización. Los procesos políticos en Occidente se han desarrollado de modo paralelo. Los chinos siempre han tenido su propio sistema. Es natural que sean distintos.

La cultura china alcanzo un desarrollo extraordinario a partir del siglo V a.C. Los grandes nombres: Confucio, Lao  y Buda. Estas tres influencias han estado presentes en la cultura china en diferentes proporciones y acentos,  dependiendo  del periodo,  de la zona, e incluso de la familia. Estas filosofías son, en la teoría,  a veces contradictorias,  a veces complementarias, pero ,en la práctica, junto a las religiones folclóricas y más recientemente el marxismo de Mao,  se fusionan sin mayores problemas. La tradición judeocristiana y grecorromana no es parte esencial de la cultura china como pasa en Occidente.

De la cordillera de los Himalayas nacen algunos de los mayores ríos del mundo y por milenios han creado las condiciones ideales para sostener grandes poblaciones viviendo de la agricultura. Demográficamente, Asia siempre ha representado  un gran porcentaje de la población mundial. Las grandes poblaciones asiáticas se  las debemos principalmente a dos sectores: el agua dulce de los Himalayas y  la semilla de la planta de arroz.

Desde el punto de vista económico, también es verdad que Asia fue responsable de más de la mitad de la producción económica mundial desde la antigüedad hasta la revolución industrial. En un mundo dominado por la agricultura, la zona con mayor número de agricultores produce más alimentos que los demás.  Después de la revolución industrial hace un par de siglos atrás , los modos de producción cambiaron y esto significó un estancamiento para Asia y un desarrollo extraordinario para Occidente. Todo indica que esto fue algo excepcional.

Ahora, los analistas pronostican que gracias al rápido crecimiento económico  de China,  en unos años   ese enigmático país será  la  económica más grande del mundo, aunque aún será por un buen rato un país en desarrollo debido al ingreso per cápita . Al parecer, el mundo será más asiático en el futuro. En realidad, esto no es un surgimiento,  sino un retorno.

Los próximos años serán periodos de adaptación a esta nueva realidad. Es probable que muchas regiones se sientan tentadas a imitar  el modelo chino de libertad económica y autoritarismo político. Veremos más ciudadanos chinos y productos chinos en nuestros países.  Las compañías tendrán que diseñar productos y servicios pensando cada vez más en este gigantesco mercado. Por otro lado, el mundo le tendrá que exigir  a China mayores avances en temas como el ambiente, los derechos humanos y la  libertad de prensa. Seguramente, el provenir será algo espinoso. Y las tensiones son de esperarse.


En las palabras de Napoleón Bonaparte: “China es un gigante dormido. Dejar que duerma, porque cuando se despierte moverá el mundo”

Gustavo Godoy

@GusGo

Artículo publicado por El diario El Tiempo ( Valera, Venezuela) el viernes  30 de Septiembre  2016 en la Columna Entre libros y montañas


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viernes, 23 de septiembre de 2016

El fundamentalismo



Diferentes personas  tienden a tener diferencias actitudes ante la incertidumbre, el orden y la autoridad. Unos prefieren la seguridad que confiere la estabilidad de estructuras mentales sencillas y fijas. Otros les encanta lo nuevo, lo desconocido y, en algunos casos, el caos. Las rápidas  transformaciones de la modernidad han sido toleradas por unos, aceptadas con entusiasmo  por otros y  rechazadas por algunos. Hay personas que consideran al mundo de hoy como un país extraño. Sienten nostalgia de los viejos días cuando todo era más simple y predecible. Sienten que es un deber recuperar lo perdido.

 El fenómeno de secularización en Occidente ha reducido considerablemente el significado social de las instituciones, doctrinas, y prácticas de la religión tradicional. A partir  del renacimiento, el mundo se ha vuelto progresivamente  más complejo, más enigmático, y  mucho más intimidante. En busca de seguridad, muchos han buscado un refugio en el fundamentalismo religioso donde todo es más claro y tajante.

El fundamentalista asume una interpretación literal de las escrituras religiosas y  las toma  como una autoridad en sí mismas. En otras palabras,  un libro  representa  la verdad absoluta y la realidad, infalible e incuestionable,  independiente de su contexto y ajena  cualquier connotación simbólica. Es lo que es,  porque si, y punto. Las cosas son blancas o son negras. El gris no existe. Según esta visión,  la verdad no evoluciona, no progresa.  La verdad es algo fijo e inmutable que ya ha sido revelada por un ente superior por medio de sus textos sagrados que han sido escritos por sus mensajeros. La verdad de hoy es la misma que la verdad de hace mil años atrás. El mortal solo debe leer el texto, citarlo y obedecerlo.  Las especulaciones, las observaciones o los pensamientos críticos sobre la realidad y el mundo están de más. Ya  todo está dicho. Los innovadores sobran. Así de sencillo. El modelo de fundamentalista es un sistema cerrado y autosostenido. Los seguidores de esta tendencia se consideran personas honorables que se aferran los valores tradicionales como la fe, la familia y la moral en contra de la depravación y anarquía moderna.  El radicalismo es una defensa psicológica ante la  ambigüedad del presente.

Hoy el tema religioso está en el tapete.  El enfrentamiento es global. La polémica se divide básicamente  en dos bandos con visiones muy distintas. La visión conservadora que se nutre del fundamentalismo y la visión liberal que se nutre de la Ilustración de la era posrenasentista.

Esta guerra cultural ha dominado notablemente  la política estadounidense de los últimos años. Los conversadores, por lo general, blancos de zonas rurales  y blancos  de la clase obrera de las pequeñas ciudades, se han alineado  al partido republicano y los liberales, por lo general, profesionales y grupos minoritarios en los grandes poblados, con el demócrata. Las tensiones  entre estos polos crecen cada vez más.
Por supuesto, esta división esta sumamente presente en el mundo musulmán. Por un lado, están  los moderados y por el otro los radicales que apoyan la imposición de la Sharia (ley islámica) a través de la violencia.  El terrorismo islámico  es una manifestación de este extremismo, grupos que aunque minoritarios causan muchos estragos y ruido.

Ahora, a la irreligiosa Europa se le presenta un gran desafío con la enorme ola de inmigrantes musulmanes. Sin embargo, esta diatriba no se limita a ciertas zonas. Esto es una realidad global y presente en todas las religiones y culturas, en Occidente pero también, en el Medio Oriente, África, América Latina, y  Asia,  en todo mundo.

El proceso de globalización ha  penetrado y sacudido a las sociedades tradicionales a un ritmo tan acelerando que para muchos ha sido difícil adaptarse. El miedo y la necesidad de protegerse son naturales.  En los años por venir seguramente las tensiones se incrementaran en la medida que la integración planetario se imponga.  A menudo me pregunto: ¿Estamos preparados?


Gustavo Godoy

@GusGo 

Artículo publicado por El diario El Tiempo ( Valera, Venezuela) el viernes  23 de Septiembre  2016 en la Columna Entre libros y montañas

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viernes, 16 de septiembre de 2016

No te rindas



Todo aquel que escoge emprender un largo viaje debe esperar piedras en su camino.  Mientras más grande sean sus aspiraciones, mayores serán los retos. Lo verdaderamente loable requiere un esfuerzo. Lo fácil carece de valor. El que se sienta plácidamente en el conformismo no se topa con muchas obstáculos pero tampoco  llega  muy lejos. Encuentra la seguridad del mediocre pero nunca las glorias del perseverante.  ¿Seguimos luchando, o nos rendimos ahora? Esta es la pregunta interna más transcendental de nuestras vidas. La respuesta que escogemos determinara  quién somos. 

Es sumamente  ingenuo de nuestra parte  pretender  que el mundo solo es bombones y algodón de azúcar. El mundo también es un lugar duro, lleno de espinas, lleno de dolor. El mundo a menudo nos golpea  la cara inesperadamente. A veces no lo merecemos pero igual nos golpea. La vida nos da fracasos, caídas y sufrimiento. Los problemas siempre nos encontraran de alguna manera. La diferencia está en cómo enfrentamos  los problemas. Mientras unos se lamentan y quejan, esperando la justicia divina,  otros aprenden, se adaptan, crecen, mejoran y se levantan para volver a intentarlo,  cada vez con mayor fuerza.  Mientras unos se cansan de recibir golpes, otros siguen caminando firmes, aceptado el sacrificio con dignidad, dispuestos a enfrentar los tropiezos, sin renunciar jamás. Esa es la diferencia entre los que sueñan  ideas y  los que las hacen una realidad. Es sobre  trabajo, paciencia, y cerebro. No es la falta de adversidades o de recursos, es nuestra actitud. Es sobre esa fuerza que cada uno de nosotros tiene dentro y nadie nos las puede arrebatar.

La mayoría de las personas les encanta ser una víctima. Culpar algo externo por los problemas es un deporte muy popular.  Culpamos a   los demás, al pasado, a los padres, a los hijos, a la pareja, la falta de dinero, al gobierno, a una oscura conspiración, a la suerte o a las injusticias. Pero con demasiada frecuencia nos olvidarnos de colocar en esa larga lista a nosotros. Raras veces asumimos la responsabilidad de nuestra vida. Raras veces, tómanos control.  Nos falta creer en nosotros. Confiar en nuestra capacidad y grandeza e  ignorar las voces de pesimismo.  Por miedo, preferimos definirnos como pequeñas víctimas de un mundo hostil. Esa es la historia que creamos para sentirnos más seguros. Pero en el fondo sabemos perfectamente que es una gran mentira. La realidad es que si podemos. Podemos dar mucho más.

Debemos siempre recordar. Tenemos el poder de alcanzar grandes cosas y muchas veces no lo vemos. Actuamos como seres minúsculos pensando que la cima  es demasiado alta y terriblemente inconquistable. Es falso. En realidad, si podemos. Siempre los límites los ponemos nosotros. No son reales. Estamos donde estamos porque así lo escogimos. Si quisiéramos realmente algo diferente, cambiaríamos. Uno es lo que se propone ser.  Hay  personas que han logrado cosas más difíciles en condiciones más adversas.  ¿Por qué no vamos a poder nosotros entonces? 

Horas y horas, años y años, décadas y décadas. Si el sueño es lo suficientemente grande y noble toma una eterna alcanzarlo. Una vida no es nada, si la causa es justa. La única manera de desafiar al destino es con voluntad. Lo único que necesitamos para lograr lo increíble es  decisión, pasión, y propósito. ¿Qué estamos esperando entonces?


Aporta al mundo, crea algo memorable, ayuda a los demás , defiende las causas que valgan la pena. Lucha no por un día, lucha durante toda la vida. No te quejas, conquista. Mientras más difícil sea la meta, mejor.  Nunca renuncies.  No te rindas. 

Gustavo Godoy

Artículo publicado por El diario El Tiempo ( Valera, Venezuela) el viernes  16 de Septiembre  2016 en la Columna Entre libros y montañas

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viernes, 9 de septiembre de 2016

La crisis migratoria mundial







¿De dónde somos? ¿Dónde está nuestro hogar?  ¿Qué significa pertenecer a un lugar?

En una época de movilidad, no es raro que las personas busquen como solución a sus problemas mudándose de lugar.   Muchas veces el lugar donde habitamos carece las condiciones necesarias para poder llevar la vida que deseamos. Y existen otros lugares donde estas condiciones si existen. Entonces,  emigrar es una alternativa muy sensata.  Tal vez corremos peligro y debemos escapar en busca de seguridad. Tal vez vivimos en la pobreza y existen mayores oportunidades económicas en otros horizontes. Tal vez poseemos una rara habilidad donde solo es posible desarrollarla en sitios muy específicos. No todos los lugares ofrecen el tipo de educación que queremos, entonces debemos dirigirnos a un destino donde si la ofrezca.  Otras veces es simplemente que nuestra alma vibra con  lugares que se parecen más a nosotros que  donde nos encontramos circunstancialmente.

Lo cierto es que el movimiento de personas a un lugar a otro  es algo común. Muchos países aceptan inmigrantes porque sienten que estas personas  aportaran cosas buenas a la sociedad.  A menudo los inmigrantes  traen dinero, talentos, o  mano de obra económica, cosas atractivas para el país receptor. Sin embargo, también es verdad que  para algunos sectores los  inmigrantes no son bien  vistos. Un inmigrante muchas veces es un desafío para sus anfitriones. Estos con frecuencia alteran el ambiente laboral, afectan el mercado inmobiliario, introducen elementos ajenos a la cultura local, compiten con los nativos, colocan una carga adicional a muchos servicios. Es algo complejo.

El problema migratorio es un fenómeno mundial. Afecta todo el planeta.  Sin embargo, en los últimos años, la crisis  en el mediterráneo ha alcanzado niveles preocupantes.  Los inmigrantes provenientes del Medio Oriente y el África arriesgan sus vidas en peligrosos viajes por tierra y mar  huyendo de  las duras circunstancias que sufren  en sus países de origen  anhelando  una vida mejor en Europa.  Esta situación le plantea a los europeos  grandes desafíos.  Ya son millones los nuevos ingresos y  seguramente en los próximos años estos números seguirán creciendo. Esta realidad   ya están causando tensiones debido a las fuerzas contrastes culturales entre los nuevos y los nativos. Muchos de los inmigrantes provienen de sociedades tradicionales  y predominantemente musulmanes. No es extraño  que al enfrenarse con  la moderna y liberal sociedad europea se generen ficciones entre las  partes.

Ahora el mundo está obligado a buscar soluciones de estos problemas. Evidentemente, la legislación vigente en materia migratorio es inadecuada. Estimula al inmigrante a realizar peligrosos viajes para solicitar asilo. Unos países asumen casi todo la responsabilidad, mientras otros evaden brindar mayores aportes.  Entre tanto desorden es muy difícil canalizar los talentos en actividades productivas ya que no existen opciones para normalizar los procesos.   Por otra parte,  la manera de cómo  operan los campos de refugiados no ofrecen ningún futuro.  No hay educación. No hay trabajo. No hay esperanza. Solo la suficiente comida y techo para vivir unos años más. Por encima de todo, la situación en los países de origen cada día parece  empeorar.  Se debe repensar las cosas y cambiar el modo de tratar esta crisis. Cambiamos o  el problema crecerá sin control por muchos años más.

Debemos comenzar reconociendo que una persona nunca es un problema. Una persona es un potencial, una esperanza. Una persona nunca es ilegal. Nunca es  un extraño sino alguien que pertenece tanto como nosotros.  ¿A qué lugar pertenecemos realmente?  Pertenecemos no  donde nacimos sino  donde escogimos luchar.  Pertenecer es una decisión. Escogemos el futuro que deseamos construir. Uno pertenece al lugar donde ha creado lazos.  Son nuestros valores y nuestros esfuerzos los que construyen un verdadero hogar. 





Gustavo Godoy


Artículo publicado por El diario El Tiempo ( Valera, Venezuela) el viernes  09 de Septiembre  2016 en la Columna Entre libros y montañas
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viernes, 2 de septiembre de 2016

La democracia


 
 
El autor romano Plutarco nos describe la democracia ateniense del siglo XII  A.C como el gobierno de todos los ciudadanos. La democracia es una de las tres formas de orden social y político de una ciudad estado según Aristóteles. Las otras dos siendo la aristocracia y la monarquía.  En la antigua Atenas, la democracia era concebida  como la participación directa de cada ciudadano en la legislación y la administración de la ciudad. Mientras  Esparta se regía acorde  un sistema aristocrático, Atenas era otra cosa.  Los ciudadanos de Atenas comenzaron a reunirse en el “agora”  de forma periódica en asambleas (ekklesia) para tomar las decisiones sobre cuestiones que  afectaban a toda la comunidad. Los magistrados se elegían anualmente por sorteo y su función consistía en poner en práctica las decisiones tomadas por la asamblea.  Con la excepción de las mujeres, los esclavos, y los inmigrantes, todos los ciudadanos tenían voz y voto de manera igualitaria.  Fue un sistema sumamente original.

Desde su origen esta forma de gobierno impulsado por Atenas  tuvo sus críticos.  Sócrates, Platón y Aristóteles pensaban que la democracia ateniense se prestaba al desorden,  la inestabilidad y la irracionalidad.  Sobre todo después de la derrota militar de las manos de Esparta, la torpeza se consideró una de las principales fallas del sistema democrático ateniense.  Ahí comenzó ese aparente dilema entre el orden y la libertad, la eficiencia  y la igualdad.

En el sentido moderno, la democracia comenzó a surgir como fuerza política con las revoluciones inglesa, americana y francesa.  Sin embargo, el modelo republicano de los romanos se consideró mucho más apropiado y práctico  que el modelo griego.  Se creó un modelo combinado  que involucra elementos  aristocráticos y democráticos  que  busca lo mejor de ambos sistemas queriendo minimizar al mismo tiempo sus fallas.  Ya la democracia no sería directa, sino indirecta. Las decisiones no serían tomadas  en asambleas de todos los ciudadanos sino por medio de representantes deliberando en un parlamento.  Los cargos no se seleccionarían por sorteo sino  por  votación mayoritaria o designación.  Por ley, todos los ciudadanos se declararon iguales y libres. Aunque el voto mayoritario es una de las principales características de la democracia, se busca limitarlo para la protección de las minorías y los individuos con chequeos y balances.  Por ejemplo,  la declaración universal de los derechos humanos fue un instrumento creado para la protección del individuo  ante los posibles abusos de  la mayoría. El ciudadano ya no toma decisiones de manera directa , pero  por ley se les garantiza ciertas libertades como la libertad de prensa, y de expresión.  En el sistema actual, es por medio del voto y  la participación en el debate publico que el ciudadano se comunica  con sus representantes.

Lo más asombroso del sistema democrático actual es lo manipulable y  frágil que es. Es una trampa casi perfecta.  El individuo promedio piensa que es un rey y voluntariamente apoya a la elite que lo controla todo dentro de una sociedad cada vez más  desigual e ineficiente.  La clase política y económica presenta una  visión  viciada, confusa e  irracional a la muchedumbre, y  la muchedumbre la aplaude y apoya con entusiasmo. La pedagogía es la que gobierna. La democracia de todos, para todos, y por todos es hoy una quimera presente solo en el papel. La democracia debe ser  reformada, mejorada. Debe hacerse más cercana, más real, más humana.

La idolatría al gobierno y al estado, entes separados y centralizados, tiene que superarse. Debemos   dejar de ver a  las instituciones publicas como simples proveedores de servicios para el bienestar personal. No se puede delegar todos  los asuntos públicos a los políticos que tan a menudo mienten para ganar  popularidad.  El ciudadano debe parar  de seguir instrucciones de los supuestos líderes  y comenzar a  aportar, a participar, a cuestionar, y a exigir directamente. La democracia no es sobre intereses particulares o pasiones,  sino  sobre  valores y principios universales. Es sobre el bien común. Es para todos y por todos.  Es ser parte de una comunidad.




Gustavo Godoy


Artículo publicado por El diario El Tiempo ( Valera, Venezuela) el viernes  02 de Septiembre  2016 en la Columna Entre libros y montañas
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