En los años 50s del siglo pasado, se abrió un interesante debate en materia cultural desencadenado por el físico
y escritor inglés Charles Percy Snow. Snow era físico y escritor de ficción al
mismo tiempo. Durante una conferencia en el Reino Unido, lamentaba la brecha
entre los científicos y los intelectuales literatos. Fue en ese momento donde
se introduce el término las dos culturas. Por un lado, está la cultura humanística y
literaria de la formación clásica. Y por el otro, está la cultura científica-natural
y técnica. Snow acusaba a la tradición cultural inglesa del gentleman y del
amateur por dar preferencia a la cultura humanista y limitar a la cultura científica. Según Snow,
el retraso de Gran Bretaña en comparación
con los Estados Unidos y el Japón, naciones entusiastas de la tecnología, se debía
a esto. Esta conferencia provoco un amplio
debate que aun hoy despierta mucha polémica dentro y fuera de los centros
educativos alrededor del mundo.
El mundo de hoy coloca el peso en materia educacional a lo utilitario.
La persona promedio atiende al colegio y a la universidad con la intención de
aprender un oficio útil para poder ganarse el pan. Estudia carreras que le ofrezcan
la oportunidad de grandes ganancias económicas y sociales. Actualmente, la idea
general es formar recursos humanos que
pueden contribuir al gran aparato socio tecnológico. Para muchos, los idiomas, la literatura, la filosofía,
la música, el arte y las humanidades son
una enorme pérdida de tiempo y un desperdicio de presupuesto. Lo único que hoy
parece importar es nuestra capacidad de confeccionar cosas con pilas.
Una educación orientada exclusivamente a lo práctico solo podrá producir
Neandertales, vestidos con batas blancas, manipulando juguetes con luces de brillantes colores.
Por muchos diplomas y títulos que se
puede obtener, una formación exclusivamente limitada a lo técnico dará seguramente
conocimientos que lo capacitaran para hacer dinero y conseguir un trabajo, pero
la persona en cuanto a su comportamiento, sus costumbres y sus pensamientos apenas habrá evolucionado. El sujeto será el mismo que antes de formarse. La única diferencia
podría estar en que ahora hay un papel más
que cuelga en la pared de su oficina y
probablemente en su cuenta bancaria que ahora tiene más ceros.
Se puede saber a la perfección la tercera ley de la termodinámica y las más
sofisticadas fórmulas matemáticas, pero ¿qué sería de este mundo sin Shakespeare,
sin Beethoven, sin Van Gogh? ¿Que sería del amor sin poemas, sin canciones, sin
las novelas del siglo XIX o sin los
cuadros de Chagall? ¿Cómo sería tomarse un café con un amigo sin libros, sin cine, sin las grandes historias
o los bellos mitos? ¿Qué sería de
aquellos que no nos gusta el football o la televisión?
La realidad personal es un constructo social que se nutre del entorno. Es por medio del lenguaje en su sentido más amplio que construimos un mundo de significación que nos permite movernos libremente en el sociedad, relacionarnos con los demás. Un ser sin cultura es un ser limitado y discapacitado. No podrá jamás cautivar a los demás con sus palabras o llegar a su corazón.
La cultura debe ser vista como una forma de comprenderse a sí mismo,
como un lenguaje de autorreflexión, como modos de expresarse y entenderse. Son los conceptos que se exploran en el mundo
de la literatura y en el de las artes que, atreves de un universo simbólico, nos cuentan
el relato de la vida misma y nos ofrecen modelos de transformación
interna.
La vida no es solo sobre hacer cosas, también es sobre sentir cosas. Es también
sobre el autoconocimiento, la belleza,
la pasión, el amor, el alma.
Articulo publicado por El diario El Tiempo el viernes 13 de Mayo 2016 en la Columna Entre libros y montañas
Ver blog: www.entrelibrosymontanas.blogspot.com
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