Me habría encantado haber podido equivocarme un poco más en el pasado. Haber cometido más errores. Haber sido más valiente en muchas ocasiones y afrontar riesgos más grandes. Dejar a un lado con mucha más fuerza la búsqueda por la perfección. Habría preferido ser más torpe y descuidado. En muchos casos, he debido tener más sentido del humor y burlarme más de mis derrotas. He debido ser menos sensato, menos prudente, y disfrutar mucho más. Cerrar mis paraguas bajo la lluvia para darme más vida.
Yo he debido ignorar más los consejos de mi familia. Debí escuchar menos a mis maestros. Desobedecer un poco más. Ser más irreverente ante la autoridad. Ser menos paciente con el amigo ingrato. Ser menos amable con el necio. Ser menos práctico. Ver menos televisión y no prestarle atención a las noticias. Nunca sacrificar mi tranquilidad por el dinero. Nunca extrañar al objeto perdido. Andar por la vida sin tantos cálculos. Reirme más. Trabajar menos y viajar más. Admirar más el paisaje. Contemplar más atardeceres. Botar más la compostura y perder más la seriedad. Acostarme más tarde por las noches y dormir por más tiempo en las mañanas. Comer más postre. Cantar, bailar, volar y soñar mucho más. Permitir que el viento me despeine y confiar más en el azar. Temer menos y amar más.
Siempre he podido adquirir un par de vicios más. Ponerle más whisky al café por decirlo de alguna manera. Caer más en las tentaciones. Tener más afectos. Retar más a lo prohibido. Entregarme, darme, enamorarme y relajarme más. Siempre he podido tener más amoríos inapropiados. Tener sexo de modos más atrevidos y en sitios más inesperados. He podido perder la cabeza por la mujer incorrecta más veces. He debido dar ese beso que nunca di. He debido decir ese te quiero.
Con el tiempo, uno algo aprende. Y yo he descubierto con los años que no quiero un mundo perfecto y que tenerlo todo nunca es suficiente. Uno aprende con los días que todo cambia ,y que casi nada es para siempre. La suerte llega ,y luego se va. En la medida que va avanzando el calendario, hay cosas que ya van dejando de importar, y otros que van tomando mayor valor. Uno valora más los destellos de belleza, los dulces momentos, los pequeños detalles, el poder del perdón, y la capacidad de agradecer. Uno valora más al generoso, al bondadoso y al sincero. Uno va comprendiendo que en la vida muchas veces lo más sano es olvidar y que la verdadera nobleza está en dar regalos a los demás sin muchas condiciones. Más importante que el éxito es el sentir.
Cualquiera puede llegar a ser exitoso en esta sociedad de plástico, pero no cualquiera sabe fracasar con estilo. Se requiere cierto talento para fracasar a lo grande. Hay que aceptar las caídas , sin lamentos y con orgullo. Esa competencia eterna que se vive hoy en dia es absurda. La vida es sobre lo sublime del instante. No la deberíamos convertir en una carrera por el oro. Eso es una absoluta tontería. Esto del éxito es algo para el ego y yo siento que lo realmente valioso está en alma. Yo no quiero tener éxito en realidad. Yo solo quiero ser feliz.
Gustavo Godoy
Artículo publicado en El diario El Tiempo ( Valera, Venezuela) y en varios medios alternativos en diferentes países del mundo el viernes 26 de mayo 2017 en la Columna Entre libros y montañas
ver blog: www.entrelibrosymontanas.blogspot.com
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