viernes, 10 de marzo de 2017

Los Enemigos Naturales


Por muy tranquilo y bueno que uno puede llegar a ser en la vida, siempre habrán personas que te elegiran como su adversario. Solo basta con  dar tu opinión, destacarte en algo ,o poseer cierto talento para despertar profundos sentimientos de rivalidad en algunos seres. Nuestra mera existencia siempre altera algún orden y siempre atenta en contra de algún interés particular. La gente tiende a buscar el equilibrio y el control de sus territorios. Todo cambio podría significar una amenaza para la seguridad. La gente prefiere proteger su frágil lugar en la comarca. Entonces, sienten  que su deber es  mantener a los molestos disidentes en línea. Toda persona que se distinga por su excelencia será  combatida por aquellos que por comparación quedarían muy mal.   En realidad, es lo más natural del mundo. La envidia, la mezquindad y el resentimiento siempre están presentes en todo grupo humano. La amplitud, la generosidad y la tolerancia suelen ser  actitudes muy  escasas.   En principio, este es el fondo detrás de toda batalla de poder. Pocas son las personas que aceptan a  los que no se ajustan a los normas impuestas por la mediocridad. Los mejores nunca serán ignorados. Reconocidos por algunos, odiados por muchos.


En la literatura, no es raro que el protagonista de una historia ocupe todos sus esfuerzos en superar los obstáculos presentados por su antagonista. Los nobles anhelos del héroe con frecuencia los veremos en peligro debido a las malvadas acciones de su archienemigo.  Ese curioso personaje que usualmente posee las mismas , o incluso superiores , capacidades del héroe pero persigue objetivos opuestos. Los villanos por lo general como estrategia evaden el juego limpio. Sus tácticas casi siempre consisten en ataques indirectos. La difamación, la calumnia, y el saboteo son sus armas predilectas. Casi nunca la pelea es cara a cara. El villano lo que hace es sembrar dudas e intrigas en los demás para crearle al héroe un ambiente desfavorable. Mientras tanto, el héroe se encuentra sumergido  en un mar de retos y  cada día le es más difícil  alcanzar sus metas. Solo el tiempo determina el lado victorioso.  En muchas de las  historias, toda la trama gira en torno a ese conflicto entre estas dos fuerzas confrontadas.


En el mundo cotidiano, este fenómeno no es del todo diferente al visto en el mundo literario. Este eterno duelo entre rivales parece ser un hecho de la vida como cualquier otro.  En la medida que uno más avanza,  las fricciones serán inevitables.  Hasta el más pacífico de los hombres  tiene un número de enemigos al acecho que solo buscan marginarlo y neutralizarlo. Esto no es motivo de desaliento. Simplemente, es algo natural. Y en algunos casos, debe ser tomado como un halago ya que es nuestro brillo el que ofende al mediocre. Al mediocre, todos lo ignoran. Eso es asi.


Hay personas que se molestan por todo. Cualquiera puede causarles daño. Hasta el ser más pequeño de los seres los adversa y ellos de inmediato pierden recursos, esfuerzos y tranquilidad en combatirlos. En realidad, la indiferencia, el olvido y la apatía es la receta apropiada ante la mayoría de estos individuos que nos escogen como adversario. Ser recíprocos no vale la pena. Es mejor asumir retos  más grandes, más interesantes y más enriquecedores.

Uno es del tamaño de la montaña que uno quiere conquistar.  Nuestra mirada debe posarse en el lugar donde queremos ir. Mirar a otro lado es perder el tiempo.



Gustavo Godoy



Artículo publicado por El diario El Tiempo ( Valera, Venezuela) y en varios medios alternativos en varios países el viernes  10 de Marzo 2017 en la Columna Entre libros y montañas



ver blog: www.entrelibrosymontanas.blogspot.com

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