¿Por qué le ocurren cosas
malas a los hombres buenos? ¿Por qué existe el infortunio? ¿Por qué vive
desgracias el inocente? No hay persona más desdichada que aquella que no tenga
problemas. No hay carácter más débil e indefenso que el de
aquel que nunca ha sufrido contratiempos. No hay crecimiento sin oposición.
Porque solo es sólido y fuerte el
musculo que pasa trabajo. No es crueldad. Es lucha y esfuerzo. Los nuevos retos
fomentan nuevas capacidades. Por otro lado, el
confort exagerado todo lo atrofia.
Como sucede con las buenas espadas, las grandes almas se forjan en el
fuego. Es decir, la virtud necesita pruebas y dificultades para su desarrollo.
La moral se fortalece con el ejercicio, no durmiendo en los laureles. Sin heridas ni sacrificios, no hay mejoras sustanciales. El frágil desea lo fácil mientras que el fuerte pide desafíos. Pero para llegar
alto, se debe sudar. Los flojos se
quejan pero es más sabio ser constante como las hormigas. Se llega más lejos.
El espíritu se nutre con las experiencias, tanto buenas como malas. Porque la
vida no golpea ni arrebata, solo enseña.
El valor de una persona está
en la dignidad con la que afronta su destino.
Los problemas son inevitables. Estos siempre estarán presentes. Es
nuestra actitud ante ellos lo que realmente nos define. En otras palabras, en
la tormenta se conoce al piloto.
Hércules fue hijo del dios
Zeus y una mujer mortal. Se dice que la esposa de Zeus, la diosa Hera, celosa,
lo odio desde siempre y lo persiguió desde su nacimiento. A los pocos días de nacer la diosa envió a
dos serpientes para que lo devoraran pero el bebe gracias a su gran fuerza las
pudo matar solo con sus manos. Desde niño, fue instruido en el manejo de toda clase de
armas. Y al crecer se convirtió en el mejor de los guerreros. Su talla era tan
grande como su apetito y su sed. Era
noble y bondadoso. Y siempre usaba su habilidad para el bien. Sin embargo, un
desafortunado día Hera con sus artimañas lo llevo a la locura y por error mato trágicamente a sus propios
hijos. Al recuperar la cordura y reconocer
lo ocurrido, se dirigió atormentado al templo de Apolo en Delfos para
buscar una manera de redimir su crimen. El oráculo le dijo que debía encomendase
al rey Euristeo para que el monarca le
asignara doce trabajos imposibles. Solo con el cumplimiento de estos trabajos obtendría
la paz que tanto anhelaba.
En contra de todos los pronósticos, Hércules, al estilo de
un caballero andante, triunfo en cada
uno de ellos. Debido a su valor, destreza y determinación, Hércules no solo fue
perdonado por su crimen sino que también alcanzo la inmortalidad. Ahora es el símbolo
eterno de la persona que con la fuerza de su propia voluntad consigue superar
todos los obstáculos.
Los caminos de vida están
llenos de duras piedras. Las tristezas, las perdidas y los tropiezos son parte
natural del trayecto. No son razones para detenerse en lamentos. Todo lo
contrario. Son estímulos para seguir adelante. De las tareas difíciles
surgen los grandes héroes. Por eso es que los hombres se recuerdan no por la
suerte que han tenido sino por las barreras que han logrado vencer.
Mientras más borrascoso sea el sendero hacia
la cumbre, mayor será nuestro mérito.
Gustavo Godoy
Artículo publicado en El diario El Tiempo ( Valera, Venezuela) y en
varios medios alternativos en diferentes países del mundo el viernes 13 de Octubre 2017 en la Columna Entre libros
y montañas
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