viernes, 20 de abril de 2018

Orgullo y Prejuicio






Todos conocemos a Jane Austen, la escritora inglesa y autora de la novela Orgullo y Prejuicio (1813). Tal vez, no la conozcamos por su nombre. Tal vez, no hemos leído su obra. Pero  sí hemos sentido su influencia.  Jane Austen está en el cine, en los libros y en la vida cotidiana. Sus novelas nos  muestran, por “primera vez”,  una concepción del amor muy parecida a la nuestra. Es decir, una concepción  moderna.  Esa noción, típicamente burguesa (clase media),  en la cual el matrimonio involucra sentimientos, familia y económia  nació en Inglaterra. Es una idea del amor muy contemporánea. En el  pasado, el amor y el matrimonio no estaban, necesariamente, unidos. El matrimonio, normalmente,  era un hecho práctico, principalmente. En cambio, el amor era, por general,  emotivo y breve. Se podía amar a alguien y estar casado con otra persona al mismo tiempo (investiguese: “amor cortés”). En la actualidad, eso no está bien visto. Pero no siempre fue así. Algo como por el estilo, hoy en día, sería muy difícil de comprender. Pero sí comprendemos perfectamente a   Jane Austin.

Orgullo y Prejuicio es una comedia romántica, una de los primeras del género. El señor Bingley (apuesto, adinerado, soltero y simpático) reúne todas las cualidades para poder ser considerado como un buen marido. La señora Bennet, residente del sur de Inglaterra,  tiene cinco hijas, todas solteras y en  edad casadera. Cuando en un encuentro social, Bingley invita a una de sus hijas a bailar en dos oportunidades. En los ojos de la señora se fijó una palabra: ¡Matrimonio!

Las novelas de Austen siempre incluyen tres o cuatros familias  de provincia envueltas en númerosos enredos. Malentendidos, vanidades, miedos, ofensas,  esperanzas reprimidas y miradas estrechas. Todo esto utilizando  un estilo impecable y bellamente fluido que nos hace disfrutar enormemente.

La búsqueda del compañero ideal, esa persona cumple con  las condiciones exactas  para que podamos llevar una vida en común. ¡Qué  tarea más difícil! Porque muchos son los elementos  que entran en juego. Tenemos el aspecto físico. El económico. La personalidad. Los valores. Las circunstancias. La suerte.  Cualquier cosa puede pasar. Fácilmente, un detalle puede estropearlo todo. Un paso mal dado y el amor no se da.

Bingley lleva a un amigo al entorno de los Bennet, Darcy. Y ahí es cuando se complican las cosas. Cuando Darcy, un joven atractivo pero arrogante,  e Isabel, la segunda hija de la familia, se encuentran por primera vez, los problemas no tardan en llevar. Darcy comete un error e  Isabel lo rechaza.

 Ellos son la pareja ideal. Pero los “prejuicios” por un lado, y el “orgullo”  por el otro,  impiden que lo reconozcan. Al final, consiguen entenderse y terminan juntos. Pero no fue fácil. Nunca lo es.

El amor en las novelas de Austen no es caos. Sus novelas, de hecho,  son sencillas. Nos enseñan que para amar debemos superarnos como personas. Algo sumamente duro. Sin embargo, posible.



Gustavo Godoy

Artículo publicado en  El diario El Tiempo ( Valera, Venezuela) y en varios medios alternativos en diferentes países del mundo el Viernes 20 de Abril 2018 en la Columna Entre libros y montañas



ver blog: www.entrelibrosymontanas.blogspot.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario