Cada vez
que nos encontramos sometidos, inevitablemente, a humillaciones y a
injusticias propiciadas por fuerzas ajenas y sin poder escapar, estamos en
un universo definido por Franz Kafka. Autoridades como políticos,
jueces, policías, burócratas, padres y jefes son villanos kafkianos.
Su literatura puede ser leída como una metáfora de lo peor de la vida
moderna: los poderes invisibles, la
burocracia infinita, la confusión de una realidad laberíntica, la falta de
sentido y propósito.
Franz
Kafka nació en la bella ciudad de Praga, hoy Checoslovaquia, en 1883,
dentro de una familia judía y germano parlante. Era hijo de un padre
sumamente severo, arbitrario y frío. Y de una madre amorosa pero
débil de carácter. Siempre fue tímido y solitario. Además, de un gran
apasionado de la literatura. En su juventud leyó a Goethe y a Flaubert con
entusiasmo. Nunca se casó. En una oportunidad, sí estuvo comprometido con
una joven llamada Felice Bauer, pero rompió con ella para poder “estar más
tiempo solo”. Toda su vida trabajo en empleos que nunca
le gustaron. Primero, como auxiliar administrativo y luego en una compañía
de seguros. Siempre sometido a la imposición de horarios, rutinas y normas
inflexibles. Murió de tuberculosis en 1924.
Por sus
diarios sabemos que Kafka siempre vivió una doble vida. En el día,
trabajaba. Por las noches, escribía (en alemán)
literatura. Durante su vida, fue un escritor desconocido, y
publicó muy poco. Solo tres colecciones de cuentos cortos, que incluyen
uno de sus escritos más reconocidos, Metamorfosis. Sus otras obras fueron publicadas
después de su muerte por un amigo, Max Brod, que no destruyó sus
manuscritos, desobedeciendo así los deseos del autor. El proceso, El
castillo y América, sus novelas, sus verdaderas obras maestras.
Sus
finales en muchos casos, inconclusos; sus comienzos, geniales.
En Metamorfosis: “Al despertar Gregorio Samsa una mañana después de
un sueño intranquilo, se encontró en su cama convertido en un monstruoso insecto.
Se hallaba echado sobre el duro caparazón de su espalda, y, al alzar un
poco la cabeza, vio la figura convexa de su vientre oscuro, surcado por
curvadas callosidades… Innumerables patas, lamentablemente escuálidas en
comparación con el grosor ordinario de sus piernas, ofrecían a sus ojos el
espectáculo de una agitación sin consistencia. -¿Qué me ha sucedido? …” En
El proceso: “Alguien debió de haber calumniado a Josef K., puesto que, sin
haber hecho nada malo, fueron a arrestarlo una mañana”.
Kafka es
una de las grandes figuras del siglo XX. Un genio de la literatura alemana
y universal. Esa mezcla de realismo y fantasía que utilizó en su
literatura posee una fuerza extraordinaria y una estética única.
Kafka es sentimiento. Es sentirse alienado, solo, confundido, culpable. Es un
autor para leer y releer. Es la modernidad.
Gustavo Godoy
Artículo publicado en El diario El Tiempo ( Valera, Venezuela) y en varios medios alternativos en diferentes países del mundo el Viernes 11 de Mayo 2018 en la Columna Entre libros y montañas
ver blog: www.entrelibrosymontanas.blogspot.com
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