Como era de esperarse la mayoría de sus contemporáneos no
comprendieron el sentido de sus experimentos. Es natural esperar que la vida de
un ermitaño y asceta dedicado mayormente
a la reflexión, el misticismo y la contemplación artística también
conlleve, intrínsecamente, un gran costo social. La resistencia de los demás
será inevitable. Desde que el mundo es mundo, las sociedades
subdesarrolladas siempre ha marginado
despiadadamente a las personas excepcionales que se empecinan en andar obstinadamente contracorriente. El hombre común va a ser el peor enemigo del reformador social.
Thoureau decía que cuando uno escuche que alguien se
preocupa por uno y se acerca para ayudar, la opción más
inteligente que tenemos es la huida. En estos casos, la sociedad juega el papel
de un mono que quiere salvar a un pez porque piensa que se está ahogando. El
que quiera ayudar, pero no se interesa por comprender al otro, termina asfixiando al otro a pesar de sus buenas intenciones.
Según la obtusa moral burguesa, una vida frugal y llena de
gratitud es la vida de un chiflado. Para la gran masa cegada por sus prejuicios,
estos “desadaptados “no son otra cosa que meros holgazanes sin objetivos, ni
futuro. Francamente, un verdadero desperdicio de talentos y potencial. En nuestra sociedad, el hombre desprovisto de
egoísmo, codicia, y ambición es un perfecto pelmazo carente de anhelos
concretos.
Los prejuicios de la sociedad de masas y consumo actual asocia la soledad escogida con la depresión y el desamparo, no con la espiritualidad, el campo con el atraso, no con la salud, la paz, o el alma, la sencillez con la pobreza forzosa y las privaciones, no con la elevación cultural y espiritual, el ocio con la vagancia, no con el estudio y la nobleza. Según la concepción totalitaria del capitalismo vigente y los valores de la gran clase media, absolutamente todo debe hacerse siguiendo exclusivamente un interés comercial y una apariencia. Hoy vivimos en una especie de oscurantismo donde un mediocre espíritu gregario lo domina todo.
Emprender un proyecto
de vida alternativo, una visión original del mundo, o simplemente una manera diferente de hacer las
cosas requiere confianza, fortaleza y
grandes sacrificios. La gran mayoría se queda en la teoría porque en realidad
es duro crear algo nuevo. La labor del
innovador sobre todo el reformador moral, social y filosófico nunca ha sido
fácil. Los verdaderos sueños solo son comprendidos por quien los sueña. El
mundo ideal para muchos, muchas veces no coincide con el mundo ideal de
algunos.
Por ejemplo, León Tolstoi escribió sobre otro modo de vivir que espantaría al hombre moderno y bien adaptado:
"He pasado por muchas vicisitudes y ahora creo haber descubierto que se necesita para ser feliz. Una vida tranquila de reclusión en el campo, con la posibilidad de ser útil a aquellas personas a quienes es fácil hacer el bien y que no están acostumbradas a que nadie se preocupe por ellas. Después, trabajar, con la esperanza de que tal vez sirva para algo, luego el descanso, la naturaleza, los libros, la música, el amor al prójimo... En esto consiste mi idea de la felicidad. Y finalmente, por encima de todo, tenerte a ti por compañera y, quizás, tener hijos...¿ Qué más puede desear el corazón de un hombre?"
Gustavo Godoy
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