En la vida no todas las historias tienen felices desenlaces. El tiempo pasa y seguramente nos encontraremos en situaciones que decepcionarán
nuestras expectativas. Hay momentos cuando parece que el sufrimiento es mucho más fácil de alcanzar que la
felicidad. Hay tiempos cuando los sentimientos negativos parecen que nos atacan
por todas partes y la dicha se torna demasiada
frágil y evasiva. La dura verdad es que la
derrota es parte de la vida. Y de vez en cuando es sano simplemente
aceptar dignamente que en ocasiones nuestra vida no coincide con nuestros sueños.
A veces es necesario retirarse en silencio y admitir que las cosas no
resultaron como las deseamos. Basta con escuchar una vieja canción melancólica o
leer alguna frase trágica en una gran
novela para realizar curiosamente que este
estado de ánimo nos toca profundamente. A veces, de manera inexplicable para nosotros,
se siente bien estar triste.
La melancolía es la condición humana
comúnmente asociada con nuestra reacción ante la pérdida, el desamparo y la
desilusión. En cierto modo, el termino se
confunde a la emoción que comúnmente
llamamos tristeza. Normalmente, la melancolía se entiende como una condición desagradable y de
función desconocida que debemos evitar como si fuese la peste. Sin embargo, esto
podría ser explorado con mayor hondura.
Según el viejo sistema de la medicina
griega, la melancolía era uno de los cuatro líquidos básicos dentro de nuestro
cuerpo que controlaban directamente nuestra salud. Se pensaba que las enfermedades
tanto físicas como mentales eran producto de un desequilibrio entre estos
fluidos llamados humores. El famoso médico de la Grecia antigua Hipócrates
pensaba que la melancolía era causada por
el exceso de la bilis negra en nuestro organismo. Esta sustancia estaba
relacionada con el elemento tierra, la estación del otoño, y el planeta
Saturno. Una persona que en cuya configuración interna predominara este fluido
desarrollaba una disposición melancólica. Las personas con este temperamento manifestaban características como
la seriedad, la introspección y la desconfianza. Buscaban la soledad hastiadas por las injusticias y las crueldades del mundo.
La medicina moderna ha desplazado la
antigua teoría de los humores. Sin embargo, en el mundo del arte en cierto modo aún perdura. En la Inglaterra
del siglo XVI algunos autores comenzaron un culto a la melancolía. La condición
se puso de moda y de repente el sentimiento
melancólico se vio asociado a los sabios, a los intelectuales y a los
artistas como una marca de genialidad. La
melancolía se asumió como el estado ideal para la reflexión y la
contemplación espiritual. El culto vinculo la melancolía con la profundidad. Entonces los pintores en sus retratos presentaban
a sus modelos con los brazos cruzados, rostros inclinados y miradas pensativas en un fondo gris. Los
escritores crearon personajes
desamparados y frustrados que luego de una calmada retirada volvían regenerados
para intentar lo imposible una vez más. Ese movimiento temprano luego influyo a
los románticos. Se adoptó el concepto y gracias al romanticismo nos llegó al
mundo de hoy. Ahora la música, el arte, y la literatura que disfrutamos constantemente
nos presentan la melancolía en su estética. Esto no es accidental sino prueba
de la gran utilidad que los estados de ánimos más grises tienen en la experiencia
humana.
En el arte, la melancolía ha sido
representada con la figura del artista alienado e insatisfecho esperando su inspiración en la forma de una
musa o un genio. Esta noción busca
ayudarnos a entender que la melancolía es una oportunidad para superar las dificultades
de la vida cambiando nuestra perspectiva. Nos recuerda que la imaginación puede
superar en sus alcanzas a la realidad y a la razón. De hecho, la creación
artística puede satisfacer aquello que el mundo físico muchas veces no puede.
La melancolía no es un estado que
debe avergonzarnos. Es algo natural y
necesario. Estar vivo es también sentirse triste de vez en cuando. La melancolía
es una invitación a la creación y al autoconocimiento. Es la dificultad transformada en belleza.
Gustavo Godoy
@GusGo
Artículo publicado por El diario El Tiempo ( Valera, Venezuela) el viernes 09 de Diciembre 2016 en la Columna Entre libros y montañas
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