viernes, 29 de diciembre de 2017

Borges



Cuando el escritor peruano Mario Vargas Llosa recibió el premio Nobel de literatura para el año 2010, en su discurso de aceptación no pudo evitar recordar  a Borges.  El escritor argentino Jorge Luis Borges nunca obtuvo este premio. Algo que hoy parece insólito e increíble. Algunos especulan que esta penosa falla por parte de la institución escandinava se debió a consideraciones políticas. En una oportunidad, el maestro aceptó un reconocimiento de una universidad chilena y por razones de protocolo  el dictador del país para entonces, Augusto Pinochet, hizo acto de presencia durante la ceremonia. Eso, por supuesto, se malinterpretó   y  fomentó la matriz de opinión de que Borges mantenía una posición favorable hacia las dictaduras militares de derecha. Se declaró en varias oportunidades como simpatizante del anarquismo individualista de Spencer.  Y  se opuso abiertamente al peronismo y a todo sistema totalitario. Sin embargo, siempre admitió su ignorancia  en materia política y se alejó de ella.  Otros, como el escritor Ricardo Piglia,  argumentan que los suecos no le dieron el Nobel a Borges porque él nunca escribió una novela. Es cierto, Borges nunca escribió una novela. Escribió ensayos, cuentos y poesía. Dio conferencias y entrevistas  deslumbrantes. Pero novelas, jamás escribió.  Sostenía que la literatura es un arte que encuentra su mayor intensidad en la brevedad.  Las obras largas aburren y divagan demasiado, concebía. 

Jorge Luis Borges (1899-1986) nació en Buenos Aires, Argentina. Creció bilingüe. Y desde muy temprana edad, fue un ávido lector. Cuando tenía quince años su familia se trasladó a Ginebra donde cursó el bachillerato. Luego, en 1919 llega a España y se vinculó al movimiento literario conocido como el ultraísmo. En 1921, al poco tiempo de  retornar a Buenos Aires escribió su primer  libro,  uno de  poemas, “Fervor de Buenos Aires” donde expresó el impacto que tuvo la ciudad en él. Uno vez en Argentina, colabora en diferentes revistas de la época, tradujo del inglés a varios autores, entre ellos a Whitman, Kafka, Woolf y Faulkner. También   trabajó como bibliotecario mientras siguió  escribiendo, hasta eventualmente alcázar la fama internacional. En los últimos años de su vida, perdió la vista. Sin embargo, la ceguera no le impidió seguir produciendo gracias a la ayuda de terceros.

Borges es maestro de maestros. Guía de escritores. Lector consumado. Gran critico cultural.  Un autor central del siglo XX. Y sus libros  son catalogados  unánimemente  como clásicos indiscutibles. En un periodo cuando el continente estaba dominado por escritores enfrascados en el naturalismo, el criollismo y el provincialismo, adictos a un lenguaje barroco,    Borges creó literatura universal del más alto nivel en un estilo excelentísimo.

Frente a los textos de Borges, uno se llena de asombro y  extrañeza. Su escritura despierta desconfianza e incredulidad. Uno duda si lo que está leyendo es una invención o no.  En sus escritos aparecen de modo recurrente determinados temas. El tiempo, el infinito, la paradoja, el tigre, el laberinto, los espejos. Su obra nos invita a la idea de que no hay nada más fantástico que la propia realidad. Mezclaba lo verdadero con lo falso, lo ordinario con lo irreal, lo verosímil con lo increíble.

Mis libros favoritos de Borges son Ficciones, el Aleph y El libro de arenas.  Recomendaría estos libros para  los principiantes en su lectura. El maestro goza del prejuicio de ser un escritor para expertos y eruditos, pero yo no lo creo así. Borges es un placer para todos. Es misteriosamente  fascinante y profundamente  inspirador.

Gustavo Godoy



Artículo publicado en  El diario El Tiempo ( Valera, Venezuela) y en varios medios alternativos en diferentes países del mundo el Viernes 29 de Diciembre 2017 en la Columna Entre libros y montañas

ver blog: www.entrelibrosymontanas.blogspot.com


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