Convencido de la
infidelidad incorregible de las mujeres, el sultán Shahriar decidió casarse
cada noche con una virgen para después ordenar su muerte al día siguiente. De
este modo, el testarudo monarca pretendía vencer la supuesta “vileza” natural
del género femenino y nunca ser víctima de una traición. Este insólito ritual
se repitió una y otra vez por muchos años. Todos los días moría una joven
inocente en las manos de los verdugos del palacio. Luego, un día (ya la
cifra de muertes había ascendido a tres mil), llegó el turno de Sherezade, la hija del gran visir.
La astuta y bella mujer se rehusó a aceptar su trágico destino e ideó un
ingenioso plan: en la noche de bodas relataría (con la ayuda de su
hermana) un cuento que siempre dejaría inconcluso. De esta manera, su marido
tendría que perdonarle la vida para poder escuchar el final del cuento. Y así
lo hizo. Noche tras noche, Sherezade logró cautivar al rey con sus maravillosas
historias. ¡Genial!
Ahora bien, esa es la
historia que sirve de marco para contar las además historias que aparecen en Las
mil y una noches. Este es un libro de cuentos. Cuentos tras cuentos y
cuentos dentro de cuentos. Este libro nos revela a un Oriente
mágico y sumamente exótico: Genios colosales encerrados en pequeñas botellas,
viajeros que descubren reinos maravillosos, alfombras voladoras y objetos
asombrosos , cuevas con joyas y riquezas enormes... En esta obra hay de todo
menos monotonía. Adicionalmente a los cuentos maravillosos, también se
cuentan fábulas, chistes, diarios de viajes, relatos de pícaros,
narraciones de crímenes y anécdotas breves. Ahí parecen: “El pescador y el
genio”, “Las tres manzanas”, “Aladín y la lámpara maravillosa”, “Alí Babá y los
cuarenta ladrones”, “Simbad el marino”, “La ciudad de bronce”, entre muchos
otros. En la voz de Sherezade descubrimos el placer de un buen cuento.
El orientalista frances
Jean Antoine Galland( 1645-1715), mientras vivía en la ciudad de Estambul,
descubrió un manuscrito árabe que reunía un gran número de cuentos y decidió
traducirlos al francés. Los cuentos recopilados por Galland fueron publicados
en París, entre 1703 y 1717, en doce volúmenes bajo el título de Les milles
et une nuits. La obra causó gran sensación en Europa. Y desde entonces ha
sido un libro que ha deleitado a incontables generaciones de ávidos lectores.
¡Borges lo amaba!
Evidentemente, las mil
y una noches es un trabajo colectivo creado básicamente por tres pueblos:
el hindú, el persa y el árabe, que creció y devino a lo largo de
siglos. De hecho, su origen es muy remoto. Así, la variedad y la
extensión de la pieza se explica como una consecuencia de su rica,
antigua y progresiva procedencia.
El título es una belleza.
El número “mil “ recuerda a lo eterno; y la noche, al misterio. El “uno”
fue agregado luego debido a una vieja superstición oriental que considera
a los números pares de mala suerte. He aquí la explicación del título tan
encantador.
Occidente adquirió una noción
del Oriente gracias a Las mil y una noches. Distorsionada, sí. Pero
increíblemente bella.
Gustavo Godoy
Artículo publicado
en El diario El Tiempo ( Valera, Venezuela) y en varios medios
alternativos en diferentes países del mundo el Viernes 23 de Febrero 2018 en la
Columna Entre libros y montañas
ver blog:
www.entrelibrosymontanas.blogspot.com
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