viernes, 21 de abril de 2017

El Poder de los Tiranos








El poder está ahí para combatirlo sin mucho debate. Él que teme mucho tiende a pensar demasiado. Se paraliza en un mar de tímidos detalles y consideraciones intelectualoides. Todo se torna en una discusión permanente y estéril. Por supuesto que es cierto que detrás de toda tiranía siempre existe un bando en la retaguardia que no es otra cosa que la próxima tiranía en la espera. De eso no hay duda. Seguramente durante los vientos de cambio son ellos principalmente  los que buscarán  beneficiarse de la cosecha. Pero es un error permitir a un poder establecido para defenderse de un poder en potencia. Siempre es buena idea desconcentrar el poder, descentralizarlo. Y debemos recordar que la vieja estrategia de guerra que dice que  el enemigo de mi enemigo es mi amigo a veces rinde sus frutos. Atacar el poder en la práctica significa promover la alteración de su balance. Alentar al traidor dentro de sus filas. Y buscar su desequilibrio al dividirlo en bandos contrapuestos.  Siempre se debe golpear primero al más fuerte del momento.   Cuando el clima cambie, ya se replantearan los objetivos. Las quimeras solo existen en la imaginación y en los libros. La contienda en contra del poder  es una acción de calle que nunca termina. Es realidad. Y para vivir en la realidad se debe aprender a tolerar las ambigüedades y las contracciones. Ser rebelde es  un estilo de vida, no una mera coyuntura. No se admiten los pasivos con razón.


La fuente del poder de los tiranos es la imposición del miedo y la necesidad. La primera tarea del opresor es crear impotencia y desconsuelo en el oprimido. Eso lo hace proyectando una imagen de invencibilidad, el poderoso como un invicto genio del mal .  Cuando los opositores del poder se convencen que la victoria es imposible ya todo está perdido. Hasta el imperio romano cayó.  Derribar a tiranos de segunda debería ser pan comido.   Cuando triunfamos  en la mente, las tiranías por muy indestructibles   que aparenten ser se vuelven de papel.


Nunca se debe confrontar el poder como un fin por sí mismo.  Siempre tenemos que combatirlo en pro de valores superiores. La contienda genuina no es entre grupos adversos. La  pelea debe librarse  a favor de la  libertad, de la justicia, de la paz, del bien, del conocimiento. La pelea debe ser  en contra del autoritarismo, de las imposiciones, del mal , de las injusticias. La rebelión de los justos es para construir un mundo mejor,  no es para cambiar una élite por otra. Si no es así, trabajamos por la misma tiranía pero con diferente traje. Se lucha para promover algo mucho  más iluminado, no para imponer lo que se critica cuando se pertenece al sector perseguido.  Siempre es un peligro caer en la tentaciones de la doctrina del ojo por ojo. El odio, el resentimiento  y los deseos de una  justicia vengativa son  la antesala de un futuro más oscuro. Hay que ser más valientes que eso. Siempre debemos recordar la nobleza original de la verdadera lucha de los primeros héroes.


Valiente es aquel que defiende su dignidad a pesar de los peligros. La moral siempre está por encima de la autoridad de la tierra.  Él que evade los problemas y los sacrificios que implica el ser libre está aceptando la opresión por muy fuertes que sean sus irreverentes quejas en la sala de su casa, en los cafés de moda o en la pantalla de un computador. El tirano manda porque todos obedecemos. Por muy dura que sea  la realidad cotidiana durante un regimen tiranico si no estamos dispuestos a recibir una bala en la cabeza por un porvenir más justo , seremos sus  eternos cómplices. Las tiranías  comienzan cuando la gente buena escoge la seguridad y evite los riesgos de la libertad.  Circunstancias extraordinarias requieren de nosotros esfuerzos extraordinarias. Bajo el reinado  del miedo, todos moriremos  lentamente de las manos del conformismo, del hambre, de la enfermedad o del hampa pero nunca por luchar.


La lucha es práctica, no teoría. Luchar significa exponerse. Actuar según nuestras convicciones y no por una cómoda conveniencia. Las tiranías se derrumban por agotamiento. No  hay que dejarlos ni dormir. Su infierno es un pueblo irreverente e incansable. El dia que estemos dispuestos a perderlo todo, ese sera el dia que caerán todas  las tiranías.

Gustavo Godoy

Artículo publicado en  El diario El Tiempo ( Valera, Venezuela) y en varios medios alternativos en diferentes países del mundo el viernes  21 de Abril 2017 en la Columna Entre libros y montañas


ver blog: www.entrelibrosymontanas.blogspot.com

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