viernes, 14 de julio de 2017

Una Vida Junto a Ti







Anoche soñé contigo. Soñé que vivíamos juntos en un país lejano. Tú estabas bellísima. Teníamos una linda casa de techos naranjas y caminos de piedra. El jardín era hermoso. Teníamos un árbol de limón, aunque no era muy generoso. El huerto cada día era más variado. Ya casi no comprabamos hierbas en el mercado. Había muebles afuera y plantas adentro. Todo era cómodo, suave y abierto. No provocaba salir a la calle. Yo tenía espacio para mis libros y tú, la cocina que siempre quisiste. Nos costaba trabajo mantener el orden pero de algún modo siempre lo lograbamos. Nada del otro mundo pero sí a un nivel aceptable. Aunque no lo creas, tú eras la más responsable de los dos. Yo me esforzaba aunque caía con facilidad en las distracciones. Pero tú me recordabas mis deberes, a veces dulcemente, a veces no tanto. Yo cuando me lo proponía hacía un gran trabajo. Pero debía seguir tus instrucciones exactas para que todo terminará en sana paz. Tú te veías contenta. También eras muy paciente y tolerante conmigo. De hecho, éramos muy felices. Ya no estábamos solitarios por el mundo. Éramos compañeros.


Usábamos el mismo champú y el mismo gel de baño. Pero tú siempre olías mejor. Los fines de semana los dedicábamos estrictamente a holgazanear. Comíamos tus deliciosas creaciones y descorchábamos una buena botella de vino. Veíamos películas una detrás de otra, y escuchábamos música sin parar. Siempre tenías en algún lado suministros de tus ricas galletas de chocolate y algún postre. De vez en cuando salíamos de fiesta  todo la noche. Bailábamos, bebíamos y celebrábamos con los amigos en algún lugar especial. En las vacaciones, nos íbamos de campamento a las montañas para regenerarnos. Todas las noches conversábamos bastante, siempre acostados en la cama o en el sofá grande de la sala mientras yo te acariciaba el cabello. Sin falta, nos saludábamos siempre con un beso y un abrazo. Era nuestra norma. A veces,  discutiamos y nos enojábamos. Pero a los días recapacitamos y lo hablamos. Teníamos nuestros acuerdos. Y nos prometimos siempre ser muy sinceros y muy respetuosos entre nosotros. Tratábamos de no imponernos muchas reglas. Lo importante era que la cosa funcionara y nos sintiéramos bien. Todo era válido pero si lo acordábamos como equipo.


Teníamos dos hijos y un perro. El mayor tenía seis. En el físico salió a mí, aunque tenía tus ojos y tus gestos. Era muy reservado y serio. Siempre veía nuestras infantiladas con una risueña desaprobación como el hombre maduro que era. Sus aficiones eran los dinosaurios y las miniaturas. Era muy tranquilo e inteligente aunque cuando se ponía bravo la tierra temblaba. El perro era de él aunque, a pesar de nuestro trato, nosotros éramos los que atendíamos sus desastres. La bebé tenía cuarto. Se parecía a ti en casi todo. Era muy traviesa y poseía grandes dotes de artista. Tuvimos que crear un taller de arte para ella en la casa con pinturas, materiales y objetos para que se pudiera expresar libremente. Ella era la que realmente le ponía  disciplina a la casa, de otro modo un tanto liberal. Da risa pero era cierto. Los dos eran hermosos y tiernos como su madre. Y los adorábamos con locura.

Anoche soñé contigo. Soñé que decidimos compartir una vida juntos. Soñé que por fin decidimos aplicar nuestras exóticas ideas y que realmente sí funcionaban. Cada día nos queríamos más y cada día éramos mejores amigos. No todo era fácil, pero nos teníamos el uno al otro. Yo no sé qué significa este sueño que tuve. No sé si fue un vistazo al futuro o la simple ilusión de algo que nunca ocurrirá. Pero la verdad es que no imagino realizar este sueño con otra que no seas tú. ¡Qué linda sería una vida junto a ti!


Gustavo Godoy

Artículo publicado en  El diario El Tiempo ( Valera, Venezuela) y en varios medios alternativos en diferentes países del mundo el viernes  14 de Julio 2017 en la Columna Entre libros y montañas






ver blog: www.entrelibrosymontanas.blogspot.com

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