viernes, 13 de octubre de 2017

Los Trabajos de Hércules





¿Por qué le ocurren cosas malas a los hombres buenos? ¿Por qué existe el infortunio? ¿Por qué vive desgracias el inocente? No hay persona más desdichada que aquella que no tenga problemas. No hay carácter más débil e indefenso  que el de  aquel que nunca ha sufrido contratiempos. No hay crecimiento sin oposición. Porque solo es sólido y fuerte  el musculo que pasa trabajo. No es crueldad. Es lucha y esfuerzo. Los nuevos retos fomentan nuevas capacidades. Por otro lado, el  confort exagerado todo lo atrofia.  Como sucede con las buenas espadas, las grandes almas se forjan en el fuego. Es decir, la virtud necesita pruebas y dificultades para su desarrollo. La moral se fortalece con el ejercicio, no durmiendo en los laureles.  Sin heridas ni sacrificios,  no hay mejoras sustanciales.  El frágil desea lo fácil mientras que  el fuerte pide desafíos. Pero para llegar alto, se debe  sudar. Los flojos se quejan pero es más sabio ser constante como las hormigas. Se llega más lejos. El espíritu se nutre con las experiencias, tanto buenas como malas. Porque la vida no golpea ni arrebata, solo enseña.

El valor de una persona está en la dignidad con la que afronta su destino.  Los problemas son inevitables. Estos siempre estarán presentes. Es nuestra actitud ante ellos lo que realmente nos define. En otras palabras, en la tormenta  se conoce al piloto.

Hércules fue hijo del dios Zeus y una mujer mortal. Se dice que la esposa de Zeus, la diosa Hera, celosa, lo odio desde siempre y lo persiguió desde su nacimiento.  A los pocos días de nacer la diosa envió a dos serpientes para que lo devoraran pero el bebe gracias a su gran fuerza las pudo matar  solo con sus  manos. Desde niño,  fue instruido en el manejo de toda clase de armas. Y al crecer se convirtió en el mejor de los guerreros. Su talla era tan grande como su apetito y su sed.  Era noble y bondadoso. Y siempre usaba su habilidad para el bien. Sin embargo, un desafortunado día Hera con sus artimañas lo llevo a la locura  y por error mato trágicamente a sus propios hijos. Al recuperar la cordura y reconocer  lo ocurrido, se dirigió atormentado al templo de Apolo en Delfos para buscar una manera de redimir su crimen. El oráculo le dijo que debía encomendase al rey Euristeo para que el monarca  le asignara doce trabajos imposibles. Solo con el cumplimiento de estos trabajos obtendría la paz que tanto anhelaba. 

En contra de  todos los pronósticos, Hércules, al estilo de un caballero andante,  triunfo en cada uno de ellos. Debido a su valor, destreza y determinación, Hércules no solo fue perdonado por su crimen sino que también alcanzo la inmortalidad. Ahora es el símbolo eterno de la persona que con la fuerza de su propia voluntad consigue superar todos los obstáculos.

Los caminos de vida están llenos de duras piedras. Las tristezas, las perdidas y los tropiezos son parte natural del trayecto. No son razones para detenerse en lamentos. Todo lo contrario.  Son estímulos para  seguir adelante. De las tareas  difíciles  surgen los grandes héroes. Por eso es que  los hombres se recuerdan no por  la  suerte que han tenido sino por las barreras que han logrado vencer. Mientras más borrascoso sea el sendero hacia  la cumbre, mayor será nuestro mérito.


Gustavo Godoy


Artículo publicado en  El diario El Tiempo ( Valera, Venezuela) y en varios medios alternativos en diferentes países del mundo el viernes  13 de Octubre 2017 en la Columna Entre libros y montañas

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