viernes, 2 de marzo de 2018

La Divina Comedia






Leer a Dante  es encontrarnos con un mundo totalmente diferente al actual.  Esto es porque su cosmovisión obedece a un orden invariable; y  hoy nuestra postura es mucho más ambigua. Es decir, el universo dantesco se estructura de un modo perfectamente jerárquico y preciso. Es una concepción básicamente medieval, por supuesto.  En la Edad Media (tiempo de Dante), aún dominaba las suposiciones de Aristóteles y Tolomeo sobre la realidad. Según estos pensadores, el universo estaba dividido en categorías de diferente valor. Por ejemplo, existía lo físico y lo espiritual, siendo lo primero inferior a lo segundo. Otro ejemplo: estaba lo humano y lo animal. Lo humano superaba a lo animal en valía; pero estaba por debajo de lo divino. Por encima de lo divino: nada.   Se puede añadir también que en aquellos tiempos existían zonas céntricas  y otras periféricas.  El centro físico representaba literalmente la supremacía moral y metafísica.  Es más, por mucho tiempo, se aceptó la idea de que la Tierra ocupaba en centro de todo, y que los demás astros, incluyendo el sol, giraba en torno a ella.  Ahora resulta claro que estas viejas nociones del cosmos  se la debíamos más a un asunto de ego que a la observación objetiva de la evidencia. Bueno, sí,  de más está decir que  la ciencia moderna ha logrado refutar estas creencias antiguas. Sin embargo, aún es frecuente toparse con personas (por lo general religiosas) que profesan estos credos ya vencidos. Pero, bueno,  ese es un tema más complejo… En términos generales, podríamos afirmar que los esquemas medievales han sido abandonados. Y hoy son considerados absurdos. Al mismo tiempo, debemos admitir que el universo medieval todavía conserva un gran valor estético, sin duda. En otras palabras, en nuestros días aún brilla por su belleza. En el arte vive y resplandece.

La Divina Comedia (1308-1321), o simplemente “Comedia” porque el adjetivo fue añadido más tarde por Boccaccio,  es un poema épico escrito en tercetos -en italiano-  por el poeta florentino Dante Alighieri, el “Poeta Supremo” y “Padre del idioma” italiano. Es un libro de transición del pensamiento medieval (teocéntrico)  al renacentista (antropocéntrico).  Toma algunos elementos considerados anteriormente como baja cultura y los combina con temas y estilos elevados. Creando así una obra maestra.  La comedia se divide de tres partes: el “Infierno”, el “Purgatorio” y el “Paraíso”. Cada una de sus partes a su vez se componen en treinta y tres capítulos (cantos). Si acotamos que hay un canto introductorio, la totalidad de la obra se forma de cien cantos. Cien: el numero de la perfección. Cada uno de estos reinos, presentan a su vez nueve tramos. Obviamente, el autor concede una importancia enorme a la simbología de los números.

El texto nos relata una vivencia, la historia de un viaje espiritual por el universo. Dante (narrador y protagonista), a sus treinta y cinco años de edad, atraviesa una crisis existencial. De pronto, se encuentra, por razones que nunca explica, en medio de una selva oscura y tenebrosa. Al poco tiempo de estar ahí, es acechado por tres bestias. La situación se torna desesperada, pero pronto se encuentra con el poeta romano Virgilio, autor de la Eneida, que lo rescata y lo guía, a solicitud de Beatriz (su eterno amor platónico que lo quiere ayudar desde el más allá). Su peregrinaje comienza el viernes santo del año 1.300 D.C y termina una semana después. Inician en el infierno (un hoyo), pasan por el purgatorio (una montaña)  y finalizan en el paraíso (el cielo). En el trayecto, se encuentran con personajes históricos y mitológicos (todo es una mezcolanza de historia, mitos paganos, y catolicismo). Y las personas están distribuidas en cada lugar según sus méritos y pecados. Ordenadamente, claro. La pieza es, de hecho, un gran inventario de todo. Vemos de todo.   Hay muchos diálogos muy interesantes. Y, ah, las descripciones son fascinantes.

La Divina Comedia narra simbólicamente la historia de una transformación personal.  La obra educa, asombra y enamora.  Viajando junto a Dante, escuchando a Virgilio, queriendo a Beatriz,   se aprende sobre la vida. Se aprende sobre las limitaciones de la razón, el valor de la virtud, la grandeza del  amor y el poder de la fe.




Gustavo Godoy



Artículo publicado en  El diario El Tiempo ( Valera, Venezuela) y en varios medios alternativos en diferentes países del mundo el Viernes 02 de Marzo 2018 en la Columna Entre libros y montañas

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