¿De qué se componen las grandes
historias de amor? Primero que nada, necesitan
como telón de fondo lo monótono, lo tedioso y lo ordinario. Se nutren de ese
ambiente lleno de códigos sociales y rígidas fronteras donde todo es pesado y
rutinario. También requieren un pasado perdido, un viejo
dolor, un fuerte deseo de felicidad. Los protagonistas deben estar impulsados
por anhelos muy profundos. La meta debe ser noble, difícil, enorme; la oposición, terrible. La sociedad, el
destino, y el miedo son antagonistas muy duros, siempre muy presentes en toda
historia de amor que valga la pena. Por otro lado, no
existe aliado más poderoso que la suerte. Con suerte, no hay nada imposible.
En torno al amor, no encontramos en
el mundo desafío más insensato, imposible y temerario que conquistar a un corazón roto. Se debe estar
loco para emprender semejante aventura. Sin embargo, ha pasado. Poco, pero ha
pasado.
Como es típico en estos relatos,
ficticios o no , a pesar que
existía cierta simpatía y afinidad, no era buen momento. Nunca lo es. Había
algo de atracción pero no estaban dadas las condiciones o por lo menos no las
ideales. Había algo que no cuadraba. El tiempo pasaba y los
protagonistas de esta breve historia fueron acercándose , pero muy tímidamente. Se
envían señales mixtas y contradictorias. A veces manifestaban interés, otras veces
indiferencia. A veces avanzan dos pasos y de pronto retrocedían tres. Y ,por supuesto, como es natural, surgieron
los obstáculos y los enredos. Convenientemente, estos
meollos sirvieron como excusas para que las cosas no se dieran. Los riesgos a
menudo salen muy caros. Y los corazones rotos tienden a protegerse. Viven en
negación. Escondiéndose en los rincones. Siempre cubiertos por un velo de
misterio. Rara vez dan acceso a su mundo por temor a ser heridos.
Aquel día, ellos no andan buscándose
pero se encontraron por causalidad. Por suerte, contaban con mucho tiempo libre.
Entonces, comenzaron a conversar de manera espontánea y sin apuros. No estaba
en sus planes ,pero se tomaron un café. Luego, una torta de manzana. Muy sabrosa, por
cierto. Y hablaron como nunca. Hablaron
del pasado, de sus sueños, de trivialidades
y de intentos fallidos. Una vez que fueron sinceros el uno con el otro y se bajaron de sus pedestales , descubrieron que entre los dos eran una verdadera antología de defectos y fallas. Lo perfecto ,aunque
al principio resulte atractivo, a la final aburre. En cambio, lo imperfecto seduce ,porque nos abre al sensible mundo de la intimidad,
de lo vulnerable. Ese mundo que enamora y hechiza de manera tan fascinante.
Al rato de conversar, se dibujo en sus rostros una sonrisa
cómplice y maliciosa. Esta acompañada de una mirada picara y desafiante. No se sabe como, pero él , de pronto, se llenó de valor y le robo un beso. La beso descaradamente. Así mismo. Simple y
sin rodeos.
Y como por arte de magia, todo fluyo como cuando los muros se desploman
por la fuerza de un rio crecido. Fue la
gloria. Pura vida. Fueron segundos, pero parecía la eternidad. Dicen que cuando los amantes se besan, se escucha música. Hay fiesta, bailes y
violines como en un cuadro de Chagall. Y eso en este caso fue verdad. Durante
ese tierno beso de amor se escuchó Puccini en todo su esplendor. La
orquesta, el escenario, los actores, el gran teatro. Todo. O por lo menos así se sentía. Mientras duro ese
encuentro causal, fueron la pareja más
afortunada del mundo. Ellos habían perdido la fe, pero en un instante
renació. Tal vez el amor no era tan mala idea después de todo.
Es que el amor todo lo sana, todo
lo puede. En este mundo lleno de
sufrimiento, dolor y mentiras, es como quiere el ser humano lo que hace de la vida
algo hermoso, algo mágico. El amor es el
centro de todas las cosas. Es lo que mantiene todo unido. El autentico amor es paciente,
considerado, generoso, cortés,
incondicional. Nunca es cobarde,
mezquino, orgulloso o rencoroso. No juzga, ni condena. Desafía todos los
prejuicios. Entiende. Comprende. No hiere , ni rompe el corazón. El amor
es darse, entregarse, confiar, valorar. El amor no está hecho de polvo de
hadas, sino de voluntad. No se predica. Se vive. Renunciar al amor es renunciar a la
vida.
Para conquistar a un corazón roto se
necesita: mucha suerte y mucho amor.
Artículo publicado por El diario El Tiempo ( Valera, Venezuela) el viernes 15 de Julio 2016 en la Columna Entre libros y montañas
Ver blog: www.entrelibrosymontanas.blogspot.com
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