viernes, 29 de julio de 2016

La Alemania nazi


 

Los alemanes siempre han tenido un problema de imagen. A menudo asociados con la locura. Ya en los tiempos de Shakespeare, los alemanes eran vistos como toscos provincianos, barrigones,  ávidos de cerveza,  gritando canciones populares  a todo pulmón. Eso cambio un poco debido a Goethe. Después de Goethe, el mundo describió  la literatura, las universidades y la erudición de los alemanes. Entonces urgió un nuevo estereotipo: ese personaje excéntrico, amante de la verdad, obsesionado con sistemas especulativos incomprensibles que explora hondamente en los aspectos más oscuros del alma humano, algo así como un científico loco, por ejemplo: el Doctor Frankenstein.

  Paris o Londres ya eran  grandes ciudades y Europa occidental estaban edificando grandes imperios mundiales, y todavía Alemania estaba dividida en pequeños principados semifeudales. El Estado nacional moderno llego tarde a Alemania. Después el punto de vista estatal, Alemania permaneció fragmentada por mucho tiempo.  Por carecer de una gran ciudad  o de una corte, o sea un centro unificador, no se desarrolló una cultura urbana que dictara las pautas de conducta para el resto del país. Mientras en las cortes afrancesadas de Europa, la conversación, los refinados modales, y la elegante expresión fueron cobrando importancia, los alemanes se refugiaron en el canto y la música. Los alemanes siempre fueron un tanto diferentes al resto de los europeos. De hecho, el Romanticismo alemán surgió como una contrapropuesta ante todo lo francés.

Debido a este aparente atraso con relación a los demás países de Europa Occidental, los alemanes sintieron la necesidad de recuperar el tiempo perdido de manera rápida y forzada. A diferencia de como ocurrió en Inglaterra y los Estado Unidos, el Estado Nacional alemán se impuesto a la fuerza, al igual que en Rusia.  El káiser Guillermo II con la ayuda de Otto Bismarck, el canciller de hierro,  impulsó la unificación de Alemania e implemento un fuerte militarismo. Entonces surgió otro estereotipo del alemán: El  temible hombre máquina de uniforme militar con fuerte voz de mando, frio y aparentemente siempre molesto.


Después de la gran guerra, Alemania quedo devastada. Entre  muchos factores,  las duras condiciones que imponía el tratado de Versalles contribuyeron a la crisis de la posguerra tanto en lo económico como en lo psicológico. La población estaba abatida, desmoralizada y confundida.


La ideología nazi atrajo a varios sectores de la población debido a su fuerza moralizante.  Según Hitler, el pueblo debía todas sus desgracias exclusivamente a conspiradores internos y externos que solo quieren causar daño a la gente. El pueblo siempre fue inocente; los enemigos siempre fueron culpables. Con esto, los nazis explotaron el deseo de las masas de escapar hacia una fantasía estructuralmente consistente y de sencilla compresión. El mundo siempre está lleno de ambigüedades.  Sin embargo, con el nazismo, el alemán pequeño anteriormente marginado y aislado abandona su personalidad para fundirse en un dinámico y numeroso movimiento popular para adquirir una fortaleza psicológica que carecía solo. El supero sus sentimientos de inferioridad e impotencia sometiéndose al “hombre fuerte “y al dogma oficial. La euforia del número disipo sus miedos. Gana status al desempeñar el acto heroico de librarse de los males en unidad absoluta alrededor de un semidiós mesiánico y su camarilla. Perdió su personalidad en busca de orden y seguridad. Y así surgió finalmente el estereotípico nazi alemán: rubio uniformado, cruel, de una frialdad demoniaca pero con una gran sensibilidad musical y artística. Todos sus actos por atroces que fueran estaban justificados. El simplemente  luchaba contra los enemigos del pueblo. Era una guerra y ellos eran los héroes. 


Uno vez que el ser humano renuncia  su individualidad para aferrarse a una idea única o ajena, todo está perdido. Lo esencialmente humano es su libertad. Pensar, sentir, actuar por uno mismo es realmente vivir, lo demás seria ser una sombra.


Gustavo Godoy

Artículo publicado por El diario El Tiempo ( Valera, Venezuela) el viernes  22 de Julio 2016 en la Columna Entre libros y montañas
Ver blog: www.entrelibrosymontanas.blogspot.com    


 

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