viernes, 9 de septiembre de 2016

La crisis migratoria mundial







¿De dónde somos? ¿Dónde está nuestro hogar?  ¿Qué significa pertenecer a un lugar?

En una época de movilidad, no es raro que las personas busquen como solución a sus problemas mudándose de lugar.   Muchas veces el lugar donde habitamos carece las condiciones necesarias para poder llevar la vida que deseamos. Y existen otros lugares donde estas condiciones si existen. Entonces,  emigrar es una alternativa muy sensata.  Tal vez corremos peligro y debemos escapar en busca de seguridad. Tal vez vivimos en la pobreza y existen mayores oportunidades económicas en otros horizontes. Tal vez poseemos una rara habilidad donde solo es posible desarrollarla en sitios muy específicos. No todos los lugares ofrecen el tipo de educación que queremos, entonces debemos dirigirnos a un destino donde si la ofrezca.  Otras veces es simplemente que nuestra alma vibra con  lugares que se parecen más a nosotros que  donde nos encontramos circunstancialmente.

Lo cierto es que el movimiento de personas a un lugar a otro  es algo común. Muchos países aceptan inmigrantes porque sienten que estas personas  aportaran cosas buenas a la sociedad.  A menudo los inmigrantes  traen dinero, talentos, o  mano de obra económica, cosas atractivas para el país receptor. Sin embargo, también es verdad que  para algunos sectores los  inmigrantes no son bien  vistos. Un inmigrante muchas veces es un desafío para sus anfitriones. Estos con frecuencia alteran el ambiente laboral, afectan el mercado inmobiliario, introducen elementos ajenos a la cultura local, compiten con los nativos, colocan una carga adicional a muchos servicios. Es algo complejo.

El problema migratorio es un fenómeno mundial. Afecta todo el planeta.  Sin embargo, en los últimos años, la crisis  en el mediterráneo ha alcanzado niveles preocupantes.  Los inmigrantes provenientes del Medio Oriente y el África arriesgan sus vidas en peligrosos viajes por tierra y mar  huyendo de  las duras circunstancias que sufren  en sus países de origen  anhelando  una vida mejor en Europa.  Esta situación le plantea a los europeos  grandes desafíos.  Ya son millones los nuevos ingresos y  seguramente en los próximos años estos números seguirán creciendo. Esta realidad   ya están causando tensiones debido a las fuerzas contrastes culturales entre los nuevos y los nativos. Muchos de los inmigrantes provienen de sociedades tradicionales  y predominantemente musulmanes. No es extraño  que al enfrenarse con  la moderna y liberal sociedad europea se generen ficciones entre las  partes.

Ahora el mundo está obligado a buscar soluciones de estos problemas. Evidentemente, la legislación vigente en materia migratorio es inadecuada. Estimula al inmigrante a realizar peligrosos viajes para solicitar asilo. Unos países asumen casi todo la responsabilidad, mientras otros evaden brindar mayores aportes.  Entre tanto desorden es muy difícil canalizar los talentos en actividades productivas ya que no existen opciones para normalizar los procesos.   Por otra parte,  la manera de cómo  operan los campos de refugiados no ofrecen ningún futuro.  No hay educación. No hay trabajo. No hay esperanza. Solo la suficiente comida y techo para vivir unos años más. Por encima de todo, la situación en los países de origen cada día parece  empeorar.  Se debe repensar las cosas y cambiar el modo de tratar esta crisis. Cambiamos o  el problema crecerá sin control por muchos años más.

Debemos comenzar reconociendo que una persona nunca es un problema. Una persona es un potencial, una esperanza. Una persona nunca es ilegal. Nunca es  un extraño sino alguien que pertenece tanto como nosotros.  ¿A qué lugar pertenecemos realmente?  Pertenecemos no  donde nacimos sino  donde escogimos luchar.  Pertenecer es una decisión. Escogemos el futuro que deseamos construir. Uno pertenece al lugar donde ha creado lazos.  Son nuestros valores y nuestros esfuerzos los que construyen un verdadero hogar. 





Gustavo Godoy


Artículo publicado por El diario El Tiempo ( Valera, Venezuela) el viernes  09 de Septiembre  2016 en la Columna Entre libros y montañas
Ver blog: www.entrelibrosymontanas.blogspot.com    

 

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