Todo ser humano, tarde o temprano, debe enfrentarse con la pregunta más importante de su existencia: ¿cómo encauzar la vida?
Esto es algo clave. Irónicamente, esa pregunta tan básica y trascendental es muy poco analizada y discutida en nuestra época. Con relación al tema de la vida al igual que ocurre con el tema del amor y de la política, todos nos creemos unos expertos. Tal vez por esta razón es que estos espinosos temas han avanzado tan poco en nuestro mundo contemporáneo. Las ideas que se escuchan normalmente entre las masas, aparte de ser en extremo simplistas y superficiales, en la práctica, en el plano experimental, una y otra vez, se han probado insatisfactorias. Por lo general, la persona promedio no reflexiona a profundad sobre estas importantes arenas. Comúnmente, son áreas relegadas a una oscura minoría, como religiosos, académicos, filósofos, y excéntricos. Esto es una gran debilidad de nuestro presente. Sin embargo, es una realidad que la felicidad y la paz en el mundo están directamente conectadas a como abordamos las grandes preguntas existenciales: ¿Que es la realidad?; ¿Qué es la vida? ; ¿Cuál es su propósito? ; ¿En qué consiste una buena vida?
La vida no es sencilla. Tal vez las respuestas definitivas para estos enigmas abiertos no existen en su forma absoluta pero es fundamental refinar nuestras soluciones constantemente, por muy parciales y limitadas que estas sean. Esto debe ser una ocupación eterna.
En la antigüedad, sobre todo en el periodo después de las conquistas de Alejandro Magno y las etapas finales del Imperio Romano fueron momentos marcados en términos generales por la confusión y desorden para gran parte de la población. En este último periodo surgieron un gran número de nuevas religiones y filosofías. La gente sintió la necesidad de buscar consuelo en tiempos difíciles. De todos estos movimientos, el estoicismo es uno de las más profundos y sublimes. El filósofo Zeno de Citium comenzó la escuela inspirándose en las ideas de los cínicos cerca de los años 300s A.C, pero alcanzo su punto más elevado con Seneca, Epicteto y Marcos Aurelio en tiempos de los romanos. Los estoicos consideraban a Socrates y a Diogenes como sus modelos ejemplares por su moral y sabiduría. La estoa es una filosofía práctica de vida que busca el desarrollo personal en la fortaleza interna. Esta filosofía, que guarda una sorprendente similitud con el budismo y el taoísmo, no solo influyo enormemente a los padres de la iglesia católica sino también a impactada a muchos psicólogos y psicoterapeutas modernos con sus avanzadas técnicas y efectivos ejercicios mentales.
Los estoicos creían que el ser humano era un mundo en miniatura, un microcosmos que es reflejo del macrocosmos. Según ellos, el universo y el ser humano en esencia no cambian según el lugar y el tiempo. Eran cosmopolitas y creían en la igualdad de todos los seres humanos. Básicamente, fueron uno de los primeros humanistas porque colocaron al individuo en el centro. La tranquilidad estoico viene de aceptar las cosas que no podemos cambiar. Y con nuestro esfuerzo cambiar aquellas que si podemos . Cuando realizamos eso, las preocupaciones desaparecen. El estoico es un hombre de voluntad que afronta las diferentes circunstancias de la vida con entereza. La mente debe ser entrenada para ser indiferente a los eventos fuera de nuestro control y depender más en nuestra actitud interna. Es una filosofía realista y racional en un mar de emociones irracionales y pensamientos ilusorios. El énfasis no radica en las riquezas o el poder, sino en la virtud, el deber y la introspección. El estoicismo es una de las filosofías más nobles de todos los tiempos.
Las ideas planteadas por los estoicos nos invitan a examinar nuestras vidas y a reconocer la enorme importancia que juega la bondad, la espiritualidad, y la sencillez en nuestra felicidad. Lo material es importarte, pero tiene sus limitaciones. No es garantía de mucho. Una vida feliz es sobre ser, crecer, amar y dar. Cultiva tu mundo interior y descubrirás el más grande de los tesoros.
Gustavo Godoy
@GusGo
Artículo publicado por El diario El Tiempo ( Valera, Venezuela) el viernes 18 de Noviembre 2016 en la Columna Entre libros y montañas
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