viernes, 25 de noviembre de 2016

Teorías sobre el amor



Con gran facilidad, sobre todo después de leer las noticias,  podemos caer en la tentación de pensar que el mundo está lleno de odio, división y tristeza.  Los problemas sociales, económicos y ambientales pueden  darnos la impresión que lo que mueve al mundo no es el amor sino la ambición, la codicia y el orgullo. Sin embargo, esto no es del todo exacto. Si nos detenemos y  prestamos mayor atención a nuestro entorno, podremos realizar la verdad escondida. En realidad, el amor está en todos partes. Es esa fuerza que todo lo conecta.  Las rupturas, las traiciones y los amores no correspondidos nos podrían convertir fácilmente en escépticos. Pero lo cierto es que  el amor existe. Está presente y se manifiesta en miles de formas. Existe en las cosas, en la naturaleza, en las plantas, no solo entre personas o romances.  De hecho el mundo está lleno de historias de amor.  Los padres que cuidan de sus hijos. Los amigos disfrutando un café. Los enamorados caminando juntos. La monja que le reza a Dios.  El niño con su mascota. La señora atendido su jardín. El poeta y  sus libros. La cantante y su música.  En las sinfonías. En los actos de bondad. En los pensamientos. En el corazón. El amor está ahí,  en nosotros.

El tema del amor en su sentido más amplio ha sido estudiado a fondo en tiempos pasados. Los diálogos platónicos, particularmente en El Banquete, se  exploró el asunto profundamente. Después de esto también otros filósofos y religiosos han aportado al campo. Sin embargo,  en el mundo contemporáneo el tema se ha vuelto mucho más ambiguo y confuso, sobre todo en lo que respecta al amor erótico, el amor romántico entre dos personas.

Hoy se  considera el amor romántico  como algo accidental, e incontrolable. Es algo que nos sucede a nosotros sin nuestro consentimiento. Una persona nos gusta o no nos gusta. Simplemente, pasa o no pasa. Nuestra cultura está repleta con palabras y metáforas que asocian la experiencia del amor con una grave enfermedad mental. Es curioso pero la locura y el amor parecen sinónimos en nuestra sociedad. Lo que estos dos estados tienen probablemente en común es su condición involuntaria. Es algo poderoso y violento que distorsiona nuestra realidad de un modo totalmente fuera de nuestro control.

La versión moderna del amor  es el amor  como deseo irracional.  El enfoque no está en nosotros o en el acto de amar sino en la búsqueda del objeto ideal digno de nuestro amor. Este amor está basado en la necesidad o la carencia. La esperanza es encontrar a un ser perfecto   para  mejorar  a nuestra condición imperfecta. Para ser aceptado, el posible compañero debe pasar por una detallada evaluación, consciente o no. Este  debe cumplir con nuestras exigencias físicas, económicas, sociales y culturales. Luego, si este aprueba , lo podemos aceptar en nuestra vida. Al fin y al cabo, el amor es un riesgo y debemos asegurarnos que estamos haciendo la mejor inversión posible. Si este amor no prospera con el tiempo, entonces la solución es terminar esta relación y escoger algo mejor para la próxima vez.  En términos generales, así funciona. Pero me temo que esta forma de amor no es totalmente satisfactoria, menos aún  en el largo plazo.

La verdad es que la mejor relación que se pude llegar a tener es la relación con uno mismo. El primer paso debe ser: aceptarse uno mismo. En realidad, somos un ser completo y no necesitamos buscar la felicidad fuera de nosotros.  Luego, solo con esa fortaleza podremos  reconocer autentico valor en los demás. El verdadero amor tiene más que ver con la  generosidad que con  la necesidad. Es más lo que ofrecemos a lo que  ganamos o conquistamos.  El mejor regalo que uno le puede dar a otro ser humano es verlo, escucharlo y valorarlo  tal como es: vulnerable, frágil, único. Una relación satisfactoria  no es sobre una falsa idealización del otro sino  sobre cultivar intimidad, afecto y compresión. Amar es dar.  Es la unión  entre dos seres imperfectos, no la ostentación de un trofeo.  El amor es una obra de arte porque requiere esfuerzo, apoyo mutuo, y confianza para construir un proyecto compartido. El amar es una decisión voluntaria. No es una flecha que cae del cielo.

Más allá de las faltas, las equivocaciones, las condiciones, y los  juicios yace un mundo donde no hay ni matemáticas, ni máscaras, ni príncipes azules, ni reinas blancas y lo único que existe es  el amor. 



Gustavo Godoy

@GusGo

Artículo publicado por El diario El Tiempo ( Valera, Venezuela) el viernes  25 de Noviembre  2016 en la Columna Entre libros y montañas


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